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21/02/2014 Hay una gran diferencia entre ser una persona trabajadora y tener un problema de adicción al trabajo, lo que comúnmente se llama ‘workaholic’. Y esta diferencia podría poner en riesgo tu salud y la del equipo en el que trabajas.

Aunque la sociedad a veces transmite el erróneo mensaje de que el que más horas trabaja es el que mejor trabaja, un exceso de dedicación es perjudicial para el propio empleado y a la larga, para la empresa en la que trabaja, además de generar insatisfacción en sus compañeros. Por eso es crucial reafirmar que las personas que conforman un equipo son trabajadores duros, pero no adictos.

La diferencia recae en que los adictos son personas que trabajan compulsivamente durante largas jornadas de trabajo de 12 0 14 horas, sin descanso los fines de semana y tan siquiera en vacaciones. Tienen una adicción física, similar a la que provocan las drogas, pero en ese caso a trabajar, que se dispara ante proyectos importantes o fechas de entrega límite, olvidando sus responsabilidades fuera de la empresa.

Además, The Psychologist Manager Journal acaba de publicar un estudio en el que pone de manifiesto que las personas con un mejor equilibrio entre su vida profesional y su vida personal, se sienten más satisfechos en los dos ámbitos, con lo que definitivamente se desmontan los argumentos a favor de trabajar un exceso de horas.

¿Crees que podrías ser un adicto al trabajo? Los expertos coinciden en que uno debe empezar a preocuparse si contesta afirmativamente a las siguientes preguntas:

1. ¿Trabajas mucho más de 40 horas a la semana?

2. ¿Sientes un impulso continuo para demostrar que trabajas más y mejor que tus colegas?

3. ¿Reconoces signos de una intensa inseguridad en tu mismo en el entorno laboral?

4. ¿Sigues pensando en el trabajo cuando estás en casa pero no al revés?

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