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27/11/2014 La economía sumergida y el empleo no declarado en España representan un 18,6% de Producto Interior Bruto (PIB), una cifra que duplica las tasas de otros países del entorno como Francia o Reino Unido, ambos por debajo del 10%. A nivel nacional, este porcentaje supone más de 190.000 millones de euros. Estas son dos de las principales conclusiones del Informe “Flexibilidad en el Trabajo 2014”, elaborado por Randstad en colaboración con la Universidad de Sheffield, Regioplan Policy Research y SEO Economic Reseach.

Aunque España se sitúa en la media europea, donde la economía sumergida derivada del empleo no declarado se sitúa en el 18%, está muy alejada de los ratios de países como Luxemburgo, Austria o los Países Bajos, donde este índice oscila entre el 7,5% y el 9,1%, Francia o Reino Unido, ambos países por debajo del 10%, o Alemania, donde la economía sumergida supone el 13% del PIB.

Más allá de Europa, el Informe “Flexibilidad en el Trabajo 2014” analiza también los cinco países con rentas más elevadas de la OCDE: Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda, todos ellos  con índices por debajo del 10%, a excepción de Canadá, donde este tipo de actividad alcanza el 10,8%. Estados Unidos es el país con el menor volumen de empleo no declarado, con un 6,6% respecto a su PIB.

Tal y como ha explicado el director de Relaciones Institucionales de Randstad, Luis Pérez, “si medimos el índice de competitividad y medimos la economía sumergida, aquellos países con mayor competitividad son a la vez los que tienen una tasa de economía sumergida es menor. Esto demuestra que la lucha por aumentar la competitividad de la economía española afecta directamente a las oportunidades del mercado laboral”.

Para Luis Perez, el hecho de aflorar la economía sumergida “genera un mercado con más puestos de trabajo, un mercado con más talento y un mercado con más capital”. Además, según ha afirmado el director de Relaciones Institucionales de Randstad la economía sumergida y el empleo no declarado tiene un impacto directo en la sociedad, pues “pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de protección social ya sea por la bajada de ingresos por IVA, por IRPF, por la imposibilidad de controlar la calidad de los puestos de trabajo o por el deterioro de la protección social…”.

El Informe “Flexibilidad en el Trabajo 2014” concluye que en las naciones en las que se produce una mayor intervención mediante políticas de mercado de trabajo para proteger a los grupos más vulnerables; en las que se registran altos niveles de protección social; y en las que resulta más fácil para las empresas recurrir al empleo temporal y a las empresas de trabajo temporal para cubrir la demanda de mano de obra son las que presentan menores niveles de economía sumergida.

Asimismo, el estudio elaborado por Randstad pone de manifiesto que indicadores como la corrupción influyen de manera directa en el volumen de empleo no declarado. En esta línea, niveles elevados de corrupción en el sector público conllevan una mayor presencia de trabajo no declarado en el mercado laboral. El empleo sumergido supone una vía de escape para quienes se enfrentan a la corrupción cuando tratan de desarrollar su actividad profesional en dentro de la legalidad.

Para combatir la economía sumergida el informe apunta tres medidas. “Primero ayudando a los trabajadores a acceder al mercado laboral, buscando una regulación adecuada del mercado laboral que permita un fácil acceso ya sea a través de iniciativas públicas o privadas. La segunda medida consiste en ofrecer a trabajadores y a empleadores alternativas a estas demandas de flexibilidad que necesitan. Y tercero, diseñando políticas de mercado de trabajo y protección que afecten a los grupos más vulnerables”, ha concluido el director de Relaciones Institucionales de Randstad, Luis Pérez.

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