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Las mujeres españolas tardan de media 17,8 meses en volver a encontrar trabajo

De los 2,7 millones de mujeres sin empleo que hay en España, casi un millón tiene la primera etapa de la educación secundaria como máximo nivel formativo

 
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03/03/2015 El próximo domingo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y desde Adecco, como consultora líder en la gestión de recursos humanos, hemos querido analizar, por noveno año consecutivo, cuál es el perfil de la mujer trabajadora en España. Además, este año, también hemos querido conocer cuál es la situación del colectivo de mujeres desempleadas en España, pues son una parte muy importante de la población activa.

En base a los datos publicados en la última Encuesta de Población Activa[1], que elabora el Instituto Nacional de Estadística, Adecco –en colaboración con los investigadores de Barceló y asociados- ha detallado cuál es el papel de la mujer española dentro del mercado de trabajo. Para aquéllas que ahora mismo están trabajando, se corresponde con el perfil de una asalariada de entre 35 y 44 años, con estudios superiores y que trabaja en el sector servicios.

En cambio, el perfil de aquéllas que están desempleadas se corresponde con el de una mujer de más de 45 años, con formación hasta la primera etapa de la educación secundaria y que lleva más de dos años buscando empleo sin encontrarlo.

Desempleo según Edad

En España, hay de media casi 2,7 millones de mujeres que buscan empleo y aún no lo encuentran. El grupo más numeroso de mujeres sin empleo es el de las que tienen entre 35 y 44 años de edad, con 745.200 personas (el 27,7% de todas las mujeres en paro). Con un número parecido, 703.300 mujeres sin empleo, se encuentra la franja de edad de entre 25 y 34 años (26,1%). Es decir, que más de la mitad de las mujeres desempleadas (53,8%) tiene entre 25 y 44 años de edad. 

Importante resulta comparar la situación de las desempleadas que pertenecen a dos de los colectivos más afectados por el paro: las más jóvenes y las mayores de 45 años. Así, el grupo de desocupadas de entre 45 y 54 años de edad reúne a 596.400 personas (22,1% de todo el paro femenino) y el grupo de 55 y más años agrupa a 254.800 mujeres (9,5%). Es decir, las mujeres de más de 45 años representan el 31,6% de todo el desempleo femenino.

Mientras, las mujeres de entre 20 y 24 años suponen el 11,7% del total (314.600 paradas) que, unido al 3% que suponen las desempleadas de entre 16 y 19 años (79.700), hacen que las mujeres más jóvenes representen el 14,7% del paro femenino.     

En doce comunidades autónomas, el grupo de mujeres de entre 35 y 44 años es también el que congrega a mayor cantidad de desocupadas. En Cantabria y Galicia superan el 30% del paro femenino (30,8% y 30,6%, respectivamente).

La Rioja es el único caso en el que el número más amplio de mujeres sin empleo tiene entre 45 y 54 años (28,7%). Aragón, Baleares, Castilla y León y Navarra, por su parte, se diferencian porque tienen en la franja de 25 y 34 años a la mayor cantidad de desempleadas. La Comunidad Foral, con el 30,7%, es el caso más extremo.  

Teniendo en cuenta el número de ocupadas y paradas de cada grupo de edad se puede calcular la tasa de paro. Desde esta perspectiva se obtiene una relación inversa entre edad y tasa de paro, es decir que, a mayor edad, menor tasa de desempleo y viceversa.

La tasa de paro media de 2014 en nuestro país para las mujeres es del 25,4%. Sin embargo, para el grupo de edad de entre 16 y 19 años, ésta alcanza un impactante 72,2%. Es decir que, de cada 4 mujeres de esa franja de edad que quiere trabajar, apenas 1 lo consigue. En la franja de edad de entre 20 y 24 años la proporción de paradas con respecto al empleo total es del 49,6%, o lo que es lo mismo, sólo una de cada dos mujeres que quiere trabajar en ese rango de edad lo consigue.

Los cuatro siguientes grupos de edad tienen tasas de paro más parecidas entre sí, alcanzando un máximo del 27,2% para las mujeres de entre 25 y 34 años y un mínimo del 18,8% para las de 55 y más edad.

En todas las comunidades autónomas se repite el hecho de que la mayor tasa de paro femenino se encuentra entre el colectivo más joven, aunque hay amplias diferencias entre ellas.

Particular es el caso de La Rioja, donde el grupo de 16 a 19 años tiene una tasa del 90,6% mientras que en el País Vasco esa misma tasa de paro ronda el 50%. Del mismo modo, no es comparable la situación de Andalucía, donde las mujeres de 20 a 24 años sufren una tasa de desempleo del 57,8% con la de Navarra, que para ese grupo de edad presenta un 30,7% de paro.

En diez autonomías la tasa de paro decrece con la edad, tal como sucede a nivel nacional. Entre las excepciones se destaca de nuevo La Rioja, donde las mujeres de 45 a 54 años tienen una tasa de paro más alta que las de 25 a 34 años (23,1% y 17,7%, respectivamente). También están los casos de Murcia y Canarias, donde los grupos de edad de 25 a 34, 35 a 44 y 45 a 54 tienen una tasa de paro prácticamente igual (en torno al 28% en Murcia y de alrededor del 31% en Canarias).

El País Vasco se destaca por tener la menor tasa de paro de todos los grupos de edad: apenas el 7,8%, para las mujeres de 55 y más años. Le sigue Navarra, con el 10,5%. Andalucía, en cambio, tiene las mayores tasas de desempleo en todos los grupos de edad, excepto entre las mujeres de 16 a 19 años.  

Desempleo según Formación

El colectivo de mujeres desocupadas puede clasificarse en cuatro categorías, según sea el máximo nivel formativo alcanzado: i) hasta primaria; ii) primera etapa de la educación secundaria; iii) segunda etapa de la educación secundaria y FP, y iv) formación universitaria y superior.

De los 2,7 millones de mujeres sin empleo que hay en España, casi un millón tiene la primera etapa de la educación secundaria como máximo nivel formativo (35,4% del total de paradas). Por otra parte, 716.500 mujeres sin empleo (26,6%) han alcanzado la educación universitaria, mientras que 673.300 cuentan con la segunda etapa de la educación secundaria (25%). Las restantes 350.000 que buscan empleo sin conseguirlo no han estudiado más allá de la escuela primaria (13% de todo el colectivo de paradas).

En once comunidades autónomas se repite el patrón de que el grupo más numeroso de desocupadas es el que cuenta con la primera etapa de la educación secundaria. En Extremadura tiene ese nivel formativo el 49,9% de las mujeres paradas y en Andalucía el 40,7%. En las restantes seis autonomías, el mayor número de mujeres sin empleo tiene educación universitaria o superior. Los ejemplos más marcados son Asturias (40,4%) y el País Vasco (39,5%).

En todas las comunidades se repite la circunstancia de que las mujeres con no más de educación primaria constituyen el grupo de paradas menos nutrido. Sin embargo, esto no debe llevar al equívoco de considerar que la formación no es relevante a la hora de conseguir un puesto de trabajo. Que haya más mujeres paradas con formación universitaria que con educación primaria tiene que ver con el elevado nivel educativo de la población.

En efecto, cuando observamos la tasa de paro según el nivel educativo vemos que, a medida que esta crece, la proporción de desempleadas disminuye. Mientras las mujeres con hasta educación primaria sufren una tasa de desempleo del 39,4%, las que tienen educación superior sobrellevan una del 16,3%. En todas las comunidades autónomas la menor tasa de desocupación corresponde al grupo de mujeres con formación universitaria. En once de ellas, la proporción de paradas con esta formación es menos de la mitad que la de las mujeres con educación primaria.

Navarra (10,1%) y el País Vasco (11,6%) tienen las menores tasas de desempleo para el grupo de mujeres con mayor formación. En cuatro regiones, este grupo formativo tiene una tasa de paro de más del 20%: Extremadura (20,2%), Castilla-La Mancha (21,9%), Canarias (23,6%) y Andalucía (23,7%). Por otra parte, en dos autonomías, la tasa de desempleo de las mujeres con hasta educación primaria supera el 50%: Andalucía (52%) y Castilla-La Mancha (54,5%).

Si bien en cada autonomía se mantiene que, a mayor formación, menor desempleo, la disparidad en el nivel de paro en las distintas regiones españolas da lugar a situaciones anómalas. Por ejemplo, las mujeres con formación universitaria en Canarias y en Andalucía tienen una tasa de paro ligeramente superior a las que tienen las mujeres que no han pasado de la primera etapa de la secundaria en Baleares (23%) y el País Vasco (23,7%).

De la misma manera, las mujeres con la segunda etapa de la educación secundaria en Extremadura, Castilla-La Mancha, Canarias y Andalucía enfrentan tasas de paro superiores al 30%. En cambio, en el País Vasco, Cantabria, Galicia, Baleares y Navarra, las mujeres que no han superado la educación primaria tienen una proporción de desocupadas inferior al 30%.

Desempleo según tiempo de búsqueda de empleo

Del grupo de 2,7 millones de mujeres sin empleo, 1,1 millones buscan trabajo sin conseguirlo desde hace más de dos años (42,2% del total de desempleadas). A este grupo hay que añadir 519.600 mujeres que se encuentran en la misma situación desde hace más de un año y menos de dos años (19,3%). Es decir, 6 de cada 10 paradas sobrelleva esta situación desde hace al menos un año.   

En el caso de 329.500 mujeres, llevan desempleadas entre 6 y 12 meses (12,2%), en tanto que 243.300 lo están desde hace 3 a 6 meses (9% del total de mujeres sin empleo). El periodo medio que las mujeres paradas llevan buscando trabajo sin conseguirlo puede estimarse en 17,8 meses.

En todas las autonomías el grupo de paradas mayoritario es el de aquéllas que llevan así más de dos años, seguido por el de las que están en el paro desde hace más de un año y menos de dos. Canarias (47,7%) y la Comunidad Valenciana (45,5%) son las regiones en las que el grupo de mujeres paradas desde hace más de dos años es proporcionalmente mayor. El tiempo medio en situación de paro oscila entre el máximo canario de 19,2 meses para encontrar otro empleo y el mínimo balear de 12,7 meses.

Análisis por Edad

En la actualidad trabajan en España 7,9 millones de mujeres. El grupo más numeroso de ocupadas corresponde a aquéllas de entre 35 y 44 años de edad, quienes suman 2,5 millones, el 31,6% del total. Le sigue el de mujeres de entre 45 y 54 años, con poco más de 2 millones de personas (26,2%). Si a estos dos grupos añadimos el de mujeres ocupadas de entre 25 y 34 años de edad (que suman 1,9 millones y que supone el 23,8% del total de ocupadas) tenemos que el 81,7% de las mujeres que trabaja en nuestro país tiene entre 25 y 54 años.   

Por lo tanto, los grupos de edad por encima y por debajo de esta franja tienen un papel secundario en el mercado laboral, en particular, el caso de las más jóvenes. En efecto, las mujeres de menos de 25 años sólo ocupan el 4,4% de los puestos de trabajo, con un total de 350.500 ocupadas. Más importante resulta el rol de las que tienen más de 54 años de edad (13,9%) y que equivalen a 1,1 millones de empleos.

Con algunos matices, esta distribución de los puestos de trabajo femeninos entre los distintos grupos de edad se reproduce en todas las comunidades autónomas. En todas ellas, el grupo de ocupadas más nutrido es el de mujeres de entre 35 y 44 años. En particular, esta franja de edad es más relevante en la Comunidad de Madrid (32,6% del total de ocupadas), Canarias (32,1%) y Andalucía (32%).

En cambio, hay tres autonomías en las que este grupo da cuenta de menos del 30% de los empleos femeninos: Asturias (29,9%), Castilla y León (29,7%) y Extremadura (29%). Castilla y León constituye la única excepción, ya que en ella –aunque por una diferencia mínima- el grupo de edad que más empleo aglutina es el de 45 a 54 años, con un 29,8% del total.  

En los demás grupos de edad se observa una mayor variabilidad en el peso que ocupan en las diferentes autonomías. Por ejemplo, las mujeres de 55 y más años tienen en Asturias el 17,3% de todos los empleos y en Cantabria el 16,7% mientras que en Andalucía y Castilla-La Mancha sólo alcanzan al 11,8% y al 11,1% respectivamente.

Entre las más jóvenes, la diferencia es proporcionalmente mayor. El grupo de mujeres de 20 a 24 años consigue en Extremadura el 5,1% de todos los empleos y en Castilla-La Mancha un 4,8%. En cambio, tanto en el País Vasco como en Cantabria apenas reciben el 2,8%. Aunque con una importancia cuantitativa menor, las mujeres de 16 a 19 años ocupan el 0,6% de todo el empleo femenino en Cataluña, una proporción seis veces mayor al 0,1% que alcanzan en Cantabria y La Rioja.

Análisis por Situación Profesional

De los 7,9 millones de mujeres que trabajan en España, el 87% es asalariada, lo que supone casi 6,9 millones de personas. El millón restante (12,1% de las mujeres ocupadas) corresponde en su casi totalidad a emprendedoras. Por último, hay un pequeño grupo de 72.125 mujeres (0,9%) que está integrado por miembros de cooperativas, mujeres que ayudan en negocios familiares o que desempeñan tareas voluntarias, etc.

Entre las asalariadas, el colectivo más numeroso es el de las que trabajan en el sector privado, con 5,3 millones, el 67,2% del total de ocupadas. El 19,8% que completa el grupo de mujeres que trabaja en relación de dependencia corresponde a asalariadas del sector público, que suman casi 1,6 millones.

 
Por su parte, las emprendedoras pueden desagregarse en dos grupos: empleadoras y autónomas (sin empleados a su cargo). El más nutrido de los dos es el último, con 680.600 mujeres autónomas (8,6% de todo el empleo femenino). Las féminas con empleados a cargo suman 273.975, un 3,5% del total.

En todas las autonomías, las mujeres asalariadas en el sector privado son el grupo cuantitativamente más importante. Sin embargo, su relevancia varía de forma amplia. En un extremo, las regiones con un mayor porcentaje de asalariadas en el sector privado son la Comunidad de Madrid (72,4%), Baleares (71,6%) y Cataluña (70,9%). En el otro aparecen Extremadura (53%), Asturias (59,2%) y Galicia (60,4%).

Más amplio es aún el rango dentro del cual oscila el peso que alcanza el empleo público en las distintas autonomías. En este caso, sobresalen Extremadura (31,5%), Castilla-La Mancha (25%) y Castilla y León (23,5%), mientras que el menor peso se encuentra en Baleares (13,8%), la Comunidad Valenciana (16,6%) y Cataluña (16,7%).

Estos datos nos permiten señalar que en España, por cada 10 mujeres asalariadas en el sector público, hay 34 en el sector privado. Esta misma relación oscila desde las 52 mujeres en Baleares y las 42 en Cataluña y la Comunidad Valenciana, hasta las 24 de Castilla-La Mancha y las 17 de Extremadura. Galicia es la comunidad autónoma donde las emprendedoras ocupan un mayor espacio del empleo total, con un 17,2%, seguida de cerca por Asturias (17%). La Comunidad de Madrid, con sólo el 8,5%, es la región con menor peso de las mujeres emprendedoras, seguida por Canarias, con el 10,2%. A pesar de esto, Canarias es la séptima comunidad con mayor proporción de mujeres empleadoras (3,9%).

Por su disparidad en la importancia relativa que tienen las mujeres empleadoras y las autónomas dentro del empleo total también destaca la Comunidad Valenciana. Por un lado, es la cuarta autonomía con mayor proporción de empleadoras (4,3%), y por otro, resulta la sexta con menor porcentaje de autónomas (8,3%). En igual sentido, Castilla y León tiene el tercer porcentaje más alto de autónomas (10,8%), pero el quinto más bajo de empleadoras (3,5%).

A nivel nacional, se cuentan 25 mujeres autónomas por cada 10 emprendedoras con asalariados a cargo. Esa misma relación es de 31 a 10 en Castilla y León y de 30 a 10 en Cataluña. La situación opuesta la representan la Comunidad Valenciana (19 autónomas por cada 10 empleadoras) y Canarias (17 a 10).

Es interesante observar la importancia relativa del empleo público femenino en cada comunidad autónoma. A nivel nacional, por cada mujer que trabaja en el sector público hay cuatro que lo hacen en el privado, sea como asalariadas o como emprendedoras. Sin embargo, esta media enmascara grandes  diferencias. En Baleares, el empleo privado multiplica por 6,2 al público, mientras que en la Comunidad Valenciana y Cataluña lo quintuplica. En cambio, en Extremadura apenas hay 21 mujeres trabajando en el sector privado por cada 10 que lo hacen en el público.        

Análisis por Formación

El colectivo de mujeres ocupadas puede clasificarse en cuatro categorías, según sea el máximo nivel formativo alcanzado: i) hasta primaria; ii) primera etapa de la educación secundaria; iii) segunda etapa de la educación secundaria y FP, y iv) formación universitaria y superior.

De los 7,9 millones de mujeres que trabajan en España, el grupo más nutrido, con 3,7 millones de personas (46,5%) es el de aquellas con estudios universitarios. Los dos grupos de educación secundaria tienen una cantidad de mujeres muy similar (poco más de 1,8 millones cada uno, lo que supone unas décimas más del 23%), en tanto que las restantes 538.700 mujeres ocupadas han completado como máximo la escuela primaria (6,8%).

Todas las comunidades autónomas presentan una composición similar, con el grupo de universitarias a la cabeza y el de educación primaria como el minoritario. No obstante, que el orden de importancia de los cuatro grupos formativos sea similar no implica que el peso de cada uno se asemeje. Por ejemplo, las mujeres ocupadas con educación superior suponen más de la mitad en el País Vasco (57,8%), Madrid (54%) y Navarra (53,5%). Pero el mismo grupo tiene un peso inferior al 40% en el empleo femenino de Baleares (36,9%), Murcia (37,2%) y Canarias (38,5%). Del mismo modo, las mujeres trabajadoras con formación primaria son menos del 5% del total en Madrid (4,2%) y el País Vasco (4,6%), pero superan el 10% en Murcia (11,7%) y en Canarias (10,4%).

Aunque los dos grupos de educación secundaria exhiben una relevancia muy similar en el conjunto de España, ese no es el caso en todas las autonomías. Los ejemplos de mayor disparidad vienen dados por Cantabria y Extremadura. En la autonomía cántabra, las mujeres que alcanzaron la segunda etapa de la educación secundaria dan cuenta del 27,8% del empleo femenino total, al tiempo que aquéllas que sólo completaron la primera etapa suponen el 16,5% (una diferencia de 11,3 puntos porcentuales). En el caso extremeño, es más importante el grupo de las mujeres con formación hasta la primera etapa de la secundaria (31,9%, el más alto de todas las autonomías) que el de aquéllas que alcanzaron la segunda etapa (20,2% que implica una diferencia total de 11,7 p.p.).     

Análisis por Ocupación

La Organización Mundial del Trabajo clasifica todas las ocupaciones en diez grandes categorías. De ellas, la más significativa en el empleo femenino es, con amplia diferencia, la de Trabajadores de Servicios y Ventas, con el 29,8% del total (incluye, entre otras, a camareras, peluqueras y dependientes, pero también a azafatas, bomberos y policías). Son más de 2,3 millones de mujeres las que tienen ocupaciones que entran en esta categoría. La siguiente categoría en importancia, con 1,7 millones de personas, es la de mujeres con tareas Técnicas y Profesionales científicas e intelectuales, que supone el 21,1% de todo el empleo femenino (aquí se incluyen, por ejemplo, a ingenieras, médicos, odontólogas, abogadas, economistas, profesoras, etc.).

Las Tareas elementales (donde se agrupan, entre otras, a empleadas domésticas, limpiadoras, vigilantes, etc.) conforman el tercer grupo con más mujeres, con un total de casi 1,4 millones (17,3%).  Es decir, que prácticamente, 7 de cada 10 mujeres que trabaja (68,2%) lo hace en una de las tres primeras categorías. La categoría de Servicios y ventas es la que ocupa al mayor porcentaje de mujeres en todas las autonomías excepto en la Comunidad de Madrid, donde lidera el grupo de tareas Técnicas y Profesionales científicas e intelectuales, que ocupa al 25,8%. En Canarias (37,4%), Extremadura (34,3%) y Castilla y León (33%), al menos 1 de cada 3 ocupadas tiene ocupaciones de la categoría de Servicios y ventas. Madrid es la región en la que esta categoría ocupacional tiene menos importancia relativa, con un 22% del total del empleo femenino, aunque aún así es el segundo grupo con mayor número de ocupadas.

Las actividades Técnicas y Profesionales científicas e intelectuales son la segunda categoría más relevante en once comunidades, tal como ocurre a nivel nacional. En particular, tal es el caso del País Vasco (26,1%), Asturias (22,7%) y Cataluña (22%). Canarias es la comunidad donde este grupo de ocupaciones tiene una importancia relativa más baja, con el 15,3%. En otras seis autonomías, la segunda categoría ocupacional en la que más mujeres trabajan es la de Ocupaciones elementales. En este caso sobresalen Murcia (27,6%), Canarias (21,8%) y Andalucía (21,4%).

Murcia y Canarias son las únicas autonomías en las que hay más mujeres ocupadas en tareas elementales que en ocupaciones Técnicas y profesionales, tanto científicas e intelectuales, como de apoyo (agentes de seguros, logopedas, higienistas, agentes de viajes, pilotos, etc.). En cambio, en Asturias, Cataluña, Madrid, Navarra y el País Vasco, estas dos categorías agrupan a más del doble de mujeres que las Ocupaciones elementales.

Análisis por Sector de actividad

Una abrumadora mayoría de mujeres trabaja en el sector de los Servicios. Efectivamente, de los 7,9 millones de ocupadas, más de 7 millones lo hacen en este sector. Un número que equivale al 89,3% de todas las mujeres ocupadas. Por otra parte, hay 584.800 mujeres que desempeñan su actividad en la Industria (7,4% del empleo femenino). El porcentaje de mujeres que trabaja en los sectores de la Agricultura y la Construcción es marginal: 2,2% en el primer caso (con un total de 177.400 personas) y apenas el 1,1% en el segundo (las restantes 83.400).

Los datos de las diferentes autonomías repiten la presencia ampliamente mayoritaria de los Servicios en el empleo femenino. No obstante, se encuentran matices relevantes. La proporción de mujeres trabajando en los Servicios alcanza un máximo del 95,3% en Canarias, seguida de Baleares (95%). En el otro extremo se sitúan La Rioja (79,9%) y Navarra (80,8%).

El espacio ocupado por la Industria en lo referido al empleo femenino es muy variable y resulta inverso al de los Servicios. En el caso del empleo industrial son La Rioja y Navarra las que presentan los mayores porcentajes (por tanto, son las autonomías que tienen una menor importancia de los Servicios) con un 16,8% y un 15,2%, respectivamente. Al mismo tiempo, las dos comunidades con mayor proporción de empleo en los Servicios son las dos que menos empleo industrial tienen: Canarias (2%) y Baleares (3,1%).

Murcia y Andalucía se diferencian del resto porque son las únicas comunidades en las que el empleo femenino en la Agricultura es más importante que en la Industria. Y obviamente son las dos regiones con mayor presencia del empleo agrícola, con el 7,2% y 5,6%, respectivamente. En cambio, éste es casi inexistente en Madrid (0,1%) y Cataluña (0,4%).

El empleo femenino en la Construcción ocupa en todas las regiones un porcentaje pequeño, que en ningún caso supera el 1,6%, que es la proporción que exhibe el País Vasco. Sin embargo, hay cuatro autonomías en las que el empleo femenino en este sector es más importante que el correspondiente a la Agricultura. Además del País Vasco son Madrid (1,2%), Cataluña (1,1%) y Baleares (1,2%). Las dos regiones que presentan el porcentaje más reducido de empleo femenino en la Construcción son Andalucía (0,5%) y Extremadura (0,9%).     

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