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21/10/2016 El miedo hablar en público es un potente bloqueador de oportunidades laborales. Las personas que sufren este tipo de nerviosismo descontrolado a la hora de enfrentarse a un grupo de personas, sufren un estado de estrés que le hace sudar las manos, tartamudear e incluso, en fases avanzadas, un bloqueo mental que le impide mediar palabra. Aprender los trucos que permiten salir de ese sentimiento de pánico, pasa por reforzar la seguridad en uno mismo.

En cualquier trabajo, venga del sector que venga, se pueden producir situaciones en la que las empresas soliciten a uno o varios de sus empleados que expongan algo a un grupo de personas. En un momento en el que la organización de eventos corporativos, encuentros profesionales y reuniones laborales están cada vez más en auge, tener miedo a hablar en público puede ser un gran problema a la hora de querer ascender.

Insomnio, taquicardia, sudoración o temblores incontrolados son algunos de los síntomas que padecen las personas que tienen pánico o miedo leve a hablar en frente de un grupo de personas, ya sean conocidas o no.  Con el fin de aprender una serie de pautas que faciliten la superación de estos temores, Forbes ha publicado en un artículo, las 6 maneras que permiten hacerlo.

1. Salir de la zona de confort. El miedo retroalimenta otros temores que pueden estar o no ligados a él, y evitar las situaciones que nos resultan más cómodas es una buena manera de comenzar a entrenar nuestras respuestas ante situaciones desconocidas o en las que nos sentimos más vulnerables. En el caso particular del miedo al habla, la solución pasa por tomar la iniciativa en pequeñas conversaciones grupales y crear rutinas en las que se vayan incrementando nuestras intervenciones, de forma que nuestra confianza y seguridad aumente.
   
   
2. Olvidar el nerviosismo. Es inevitable ponerse nervioso ante situaciones que nos resultan tensas, pero enfocarse en ese estadio va hacer que ese nerviosismo aumente hasta paralizarnos. Sin embargo, un estado de estrés controlado –según ha demostrado algunos estudios- facilita el nivel de respuesta de nuestro cerebro, sólo hay que evitar centrarse en otras cuestiones que no sean tratar de transmitir el mensaje que tenemos en mente.
   
   
3. Emular a grandes oradores. Si no sabes cómo expresar una idea, qué tono usar o simplemente cómo iniciar un discurso, una buena ayuda puede ser imitar a grandes oradores de la historia o, sencillamente, a compañeros que no sufran de ese miedo.
   
   
4. Apoyo textual. Quedarse en blanco es uno de los grandes temores de los que parte el miedo a hablar en público. Por ello, si aún no se dispone de la seguridad suficiente, el orador se puede apoyar en elementos como notas o presentaciones. No obstante, hay que tener cuidado con estar constantemente leyendo. Además, los PowerPoint son una distracción que impide a las personas conectarse con la persona que está exponiendo, aunque de forma puntual son útiles.
   
   
5. Introducir cuestiones personales. Cuando lo que tenemos por delante es un texto muy técnico el cerebro tiende a tirar de memoria, sin embargo, en estados de estrés ese recuerdo puede enturbiarse. Para evitar esos lapsos o silencios hay que tratar que aquello que presentamos tenga puntos de anclajes personales que nos permita hilar las historias que contamos. Además, este recurso va a permitir conectar más fácilmente con el público.
   
   
6. Encontrar un estilo propio. Sentirse cómodo va más allá de la forma en la que se habla, se trata de una actitud, de una forma de vestir y de pensar. Por ello, es importante situar aquellas pequeñas cosas que nos hacen sentir seguros en una situación tensa.

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