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19/01/2017 El Ego suele tener una mala reputación en los círculos de liderazgo, ya que se tiende a vincular a personas arrogantes o condescendientes. De hecho, numerosos artículos destacan de los grandes líderes cualidades como la humildad. Ser visionarios es otra de esas características, dado que dejan a un lado su ego, para hacer espacio para otras personas, ideas y formas de hacer las cosas.
Tener un elevado Ego suele ser entendido como un signo de arrogancia, asentado en la jerarquía. Sin embargo, un artículo publicado en Fast Company defiende que una buena gestión del mismo permite aumentar la credibilidad, eficacia y productividad de los líderes.
El Ego puede ser un activo siempre y cuando no se vincule con un estatus superior e inalcanzable para otros. La devaluación del ego puede llegar a frenar el desarrollo como líder y hace que sea más difícil inspirar una cultura de trabajo saludable.
Para sacar su mayor rendimiento hay que traducir esas habilidades que nos hacen destacar y “subir el Ego”, en favor de una mayor competitividad de la empresa a la que representamos o del equipo al que dirigimos.
Por otro lado, el articulo habla sobre una investigación llevada a cabo por Lê Xuan y Hy Jane Loevinger, quienes establecieron los fundamentos psicológicos de la función del Ego en la maduración emocional y cognitiva. Parafraseando ese marco, nuestro Ego nos ayudan a movernos a través de estas cuatro etapas:
Esa cuarta etapa se caracteriza por la comodidad con la ambigüedad y la complejidad innata de las personas y sus situaciones reales. Esta progresión sugiere que el Ego no es sólo una actitud negativa de superioridad, sino un proceso. Y es completamente diferente al egoísmo, narcisismo, la arrogancia y otros rasgos con los que se tiende a confundir.
De hecho, el Ego puede servir de impulsor para otros. Debe servir para apoyar, ayudar y animar a otras personas en su camino al éxito. Querer mejorar y valorarse como profesional no es incompatible con ser compasivo y humilde. Pero antes hay que desarrollar la confianza en uno mismo, sin caer en la arrogancia.
ángel jurado 24/01/2017 a las 12:11
Entiendo que el egocentrismo bien entendido nos lleva a querer mostrarnos a los demás, que nos conozcan, que valoren nuestro esfuerzo, porque el esfuerzo para mejorar es la mejor forma de respetar a los demás, no hay que ocultar lo que se es y, si lo que se busca el lo mejor de uno mismo por qué ocultarlo a los demás. Es mucho más triste la falsa modestia.
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