17/04/2017 · Muchos artículos hablan de la importancia de un buen liderazgo en términos de resultados, pero en el fondo de la cuestión hay un tema mucho más sencillo, que explica el motivo por el que saber dirigir resulta tan importante, y es la imitación. Del mismo modo que a los niños pequeños se les enseña a hablar y comunicarse por medio de la repetición e imitación de los gestos de su profesora, los estudios han demostrado que los trabajadores también se contagian de las buenas prácticas de sus jefes.
Valores como la positividad, el buen hacer y la ética en el trabajo son claves para generar un buen amiente laboral, productivo y ameno, que revierta después un incremento de la motivación y la productividad. Cuando estos valores nacen desde el propio estilo de liderazgo el traspaso hacia los empleados es directo.
Así se desprende de una investigación llevada a cabo por James Fowler de la Universidad de California en San Diego (EEUU) y Nicholas Christakis de la Universidad de Harvard (EEUU), y publicada por HBR, que revela que los comportamientos dentro de un ecosistema de trabajo son contagiosos, tanto los buenos como los malos.
Por ello, invertir en estilos de vida saludables dentro de empresa, en acciones que fomenten el trabajo colaborativo, la predisposición, el esfuerzo y agradecimiento puede marcar la diferencia entre tener un equipo animado y con energía o no.
Por otro lado, según este artículo, un buen líder genera también buenos líderes a su alrededor. ¿Cómo? Según las evaluaciones 360° a altos directivos y sus subordinados directos llevadas a cabo por HBR, al emparejar 265 directivos de alto nivel (HL, por las siglas procedentes del término high level en inglés) con sus respectivos subordinados de mandos intermedios (ML, por las siglas procedentes del término mid-level en inglés), se encontraron correlaciones altamente significativas en una variedad de comportamientos.
“Dentro de los comportamientos que parecían contagiosos, había algunos que parecían incluso más contagiosos que otros”, señala el artículo. Los comportamientos que tenían las correlaciones más altas entre los directivos y sus equipos se centraron en (de más a menos):
Siempre el líder debe llevar la labor de guía... y solo se logra bajo el ejemplo, resaltando valores, premiando el esfuerzo y el mérito de todos y cada uno... Sin duda alguna, un buen ambiente de trabajo y un buen líder pueden generar un gran equipo y personas entusiasmadas por crecer, compartir y trabajar activamente
El artículo me recuerda la muy valiosa frase de que ”las Palabras convencen, pero el ejemplo arrastra". Un compromiso de ser líder, es el de establecer parámetros a cumplir, en base a las acciones propias.
Definitivamente el líder debe ser el ejemplo a seguir