Revista digital
TRIBUNA
noviembre 2017

Cuatro razones por la que escoger o no una consultora de idiomas

David Warner,
director de Astex Servicios Lingüísticos

 
David WarnerAunque el número varía constantemente, se calcula que hay más de 400 consultoras de idiomas solo en Barcelona. Estas varían desde el profesor independiente que subcontrata algunas clases a un par de profesores asociados, hasta las grandes empresas que contratan a cientos de profesores a tiempo completo. Pese a tal variedad de tipos y tamaños, todas las consultoras en idiomas tenemos algo en común: todas aseguramos ser la mejor. Esto es lógico, no tiene ningún sentido ofrecer un servicio, si uno no está convencido de que lo que ofrece es de óptima calidad.
Pero la realidad es que no todos podemos ser el mejor. De modo que la pregunta es: ¿qué diferencia a las empresas punteras del resto, al menos en el sector de los idiomas? Y, ¿qué factores debe considerar un director de formación a la hora de decidir entre una y otra? Lo que es más, ¿qué factores NO debería considerar?

4 factores claves a considerar antes de elegir a un proveedor de formación en idiomas

Veamos algunos factores clave a la hora de decidirnos por un partner en la formación en idiomas:


1. Profesorado

Seguramente todos estamos de acuerdo en que la pieza clave en cualquier actividad formativa es el propio formador. ¿Con qué formadores cuenta tu centro de referencia? ¿Son hablantes nativos? ¿Qué titulación tienen? ¿Cuentan con experiencia previa en la enseñanza de idiomas? Si se trata de enseñar a ejecutivos, ¿tienen experiencia relevante en el ámbito empresarial? Y sobre todo, ¿cómo pueden demostrar la calidad de sus profesores?

En las empresas más serias, se puede solicitar el curriculum de los profesores si así se desea, y en muchos casos, el proceso de selección de profesorado se rige por alguna norma de calidad como la ISO 9001


2. Gama de servicios

Aunque en muchas empresas no resulta extraño trabajar con varios proveedores de formación en idiomas, hay claras ventajas en centralizar toda la formación en uno solo.

Esto simplifica los procesos administrativos y además permite coordinar mejor la formación que reciben los alumnos que participan en más de una modalidad formativa. De ahí que haya que preguntar, ¿puede tu proveedor de formación asumir todo el abanico de formación (clases presenciales, cursos en el extranjero, on-line , etc.)? ¿Puede darte la formación que necesitas en una localidad pero no tener estructura para atender otras provincias? Todos estos son factores que hay que considerar antes de tomar la decisión final.


3. Apoyo al departamento de RR.HH

Para muchas empresas, la información que reciben de sus proveedores es tan crucial como la calidad en la formación. ¿Qué tipo de informes te ofrece tu proveedor? ¿Los puede parametrizar de acuerdo a tus necesidades? Si deseas bonificar la formación a través de la FTFE, ¿te ofrece asesoramiento? ¿Puede encargarse de todos los trámites con el ahorro de tiempo y trabajo que eso supone?

En muchas ocasiones este es el factor clave a la hora de tomar una decisión.


4. Fiabilidad

La fiabilidad es algo difícil de medir, pero con frecuencia va emparejada a la reputación. Cuando empresas de prestigio recurren a un determinado proveedor, evidentemente es porque les genera confianza.

Por eso, las referencias y los contactos de los clientes deben estar a disposición de quien los pida, y por cierto, si aparecen en la página web de la empresa, que sean de personas reales, con puestos reales, ¡no simples iniciales que puede haberse inventado cualquiera!

Al final, una buena reputación se labra a base de resolver con rapidez y eficiencia las dificultades que inevitablemente surgen en un proceso formativo que envuelve a muchos participantes. ¿Qué solución te ofrece tu proveedor cuando un formador enferma de manera inesperada? ¿Tiene capacidad de respuesta cuando tus directores te piden algo diferente a lo acostumbrado? ¿Puede solucionar peticiones a medida?



4 factores que pueden ser responsables del fracaso de un programa de formación en idiomas

Hay otros factores de importancia muy cuestionable que a veces adquieren un peso tan desproporcionado que pueden ser responsables del fracaso de enteros programas de formación. Entre otros:


1. Precio

Evidentemente el dinero no se debe regalar. Pero si ya hemos dicho que la pieza clave de la formación es el profesor, no es buena idea escatimar llegado este punto. Nota que para ofrecer formación a bajo coste, algunos proveedores tienen que recurrir a no contratar legalmente a sus profesores (¿Qué garantías te proporciona una empresa que recurre a esas artimañas?), o a intentar hacer pasar como hablante nativo a alguien que no lo es, etc.

En realidad la inversión más costosa es el tiempo que se invierte en la formación, con lo que mejor maximizarlo con clases de alta calidad, aunque cuesten un poco más.


2. La etiqueta de innovación

Seguro que has oído hablar de sistemas de aprendizaje acelerado, algunos de los cuales cuentan con reconocimiento de voz, y hasta alguno hay que asegura reconocer las frecuencias de sonido que emitimos al hablar y corregirlas sutilmente. ¿Suena demasiado bueno para ser verdad? En ese caso, probablemente lo sea. La innovación tiene su lugar; es obvio que no enseñamos ahora igual que hace treinta años, pero quienes dan importancia a la formación de sus empleados no los exponen a experimentos. Una etiqueta de “el sistema más novedoso del mercado” debería generar sospecha, no confianza.


3. Nombre conocido

Como decíamos antes, un nombre conocido puede ir ligado a una reputación, lo cual es positivo, o… a una agresiva campaña de marketing. En ocasiones, empresas de cierto renombre son más conocidas por sus apariciones en medios, o por su publicidad, que por la calidad de los servicios que ofrecen. Es mejor filtrar con cuidado y analizar con rigor cómo hemos conocido a esta empresa.


4. Contacto personal

Admitámoslo, la mayoría de los negocios en España se obtienen a través de relaciones personales. Esto tiene una ventaja. Es improbable que tu amigo o conocido te dé un mal servicio, porque valorará su relación personal. Pero ¿con quién es la relación? ¿Con el dueño de la empresa, con el director de estudios, con uno de los profesores, con el director comercial? Hay demasiados eslabones en un proceso formativo como para garantizar que el hecho de “conocer a alguien” signifique obtener un buen servicio. Las empresas serias lo solemos hacer al revés. Primero obtenemos el cliente a través de un buen servicio, y con el tiempo esto desemboca en una relación personal, que en el caso de la mayoría de nuestros clientes está consolidada desde hace años.



Creo que es una reflexión bastante útil antes de decidir a qué consultora de idiomas vas a confiar la formación de tus empleados. A fin de cuentas, ellos son tu principal haber y quieres que reciban el mejor servicio a tu alcance. Pero ¿decidirá bien tu empresa?
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