En el presente, las necesidades del mercado de la formación están marcadas por unos retos clave, algunos sociales, otros metodológicos, académicos o tecnológicos:
- La cultura visual y audiovisual está muy arraigada en las generaciones más jóvenes y muy desarrollada en las de
mediana edad. La formación debe sufrir un proceso de audiovisualización para adaptarse a esta realidad.
- La sociedad demanda respuestas inmediatas a las necesidades de formación especializada y busca metodologías
de enseñanza-aprendizaje orientadas al saber hacer. Nos enfrentamos al reto de diseñar –en tiempos breves de desarrollo– metodologías efectivas que a través de la distribución multisoporte permitan dar respuestas ágiles y flexibles a estas inquietudes.
- La oferta de formación continua no sólo es muy amplia
sino que es redundante en un sector cada vez más maduro, competitivo y global, que busca formas de diferenciarse. Tenemos el reto de aportar valor –más valor– a la sociedad, a los profesionales y a las empresas, que tienden
cada vez más a buscar especialización y a internalizar la formación mediante la capacitación pedagógica de profesionales internos, que se erigen como formadores y gestores del conocimiento corporativo.
- La formación presencial y a distancia está sufriendo un proceso de adaptación al marco de Bolonia que estructura los estudios por competencias profesionales, acercándolos a las formas de hacer en los departamentos de gestión de personal de las empresas.
- La filosofía de trabajo 2.0 ha impregnado las tareas laborales cotidianas y es muy efectiva como vía de información y formación entre iguales. En este contexto, tenemos la oportunidad de establecer puentes entre esta filosofía colaborativa de transferencia de conocimiento y la formación orientada a la obtención de una titulación.
- Los impactos tecnológicos son muy significativos: entornos inmersivos, web 3D, mashups, productos multisoporte, redes sociales, televisión digital interactiva... Todos ellos nos brindan la oportunidad de provocar procesos de enseñanza-aprendizaje radicalmente distintos de los tradicionales, de forma que podamos dar respuesta a las demandas de audiovisualización, de formación especializada orientada al saber hacer, de acceso instantáneo a través de cualquier soporte, y de metodologías participativas de colaboración y co-construcción.
En este contexto se hace patente la necesidad de impulsar en el seno de las instituciones formativas un departamento de Innovación (incorporando la investigación y el desarrollo como proceso para innovar) que se especialice en abordar los retos que afectan al ámbito de la formación y del desarrollo profesional tanto desde el prisma pedagógico, académico, como desde el social y el tecnológico. Esta área de trabajo debería plantear una serie de objetivos, algunos de los cuales son:
- Enriquecer los modelos de formación virtual con recursos y herramientas que favorezcan en los participantes el aprendizaje significativo y transferible (“aprendizaje transformacional”).
- Perfeccionar los modelos de formación presencial con la
utilización de las TIC en las aulas como complemento y
como soporte.
- Impulsar la formación semipresencial (blended) de manera que se aprovechen verdaderamente las oportunidades y
potencialidades de cada modalidad.
- Concienciar y formar al profesorado –docentes, consultores, profesionales– de la necesidad de desplegar la utilización de las TIC con usos formativos y no meramente informativos.
- Escuchar las formas de comportamiento de los participantes en la red para aplicarlas a la metodología de estudio semipresencial.
- Testear los resultados de las pruebas realizadas sobre
programas formativos piloto en cualquiera de las dimensiones mencionadas.
- Incidir más en las maneras de favorecer los procesos de
aprendizaje (en el “cómo aprendo”, “cómo aplico”, “cómo
transfiero”), más que en los contenidos técnico conceptuales (los “qués”).
- Apoyar la formación con acciones de desarrollo profesional, que permitan de manera interrelacionada la adquisición de conocimientos con el desarrollo competencial.
- Potenciar en el participante la autogestión de su propio aprendizaje (desde ayudarle a tomar conciencia de sus gaps competenciales, pasando por facilitarle herramientas para su propio desarrollo, hasta ayudándole a gestionar su propio espacio de aprendizaje personal –Personal Learning Environment (PLE)–.
Para hacer posibles estos objetivos, las estrategias de trabajo a poner en marcha son diversas y complementarias
entre sí:
a) Investigación especializada con rigurosidad científica para asegurar que aquello que se estudia tiene fundamentación metodológica. Es clave aquí la detección de líneas estratégicas de trabajo pedagógicas, académicas y tecnológicas y el diseño de experiencias piloto efectivas. La vinculación con centros de investigación especializados (la propia universidad, sus laboratorios y grupos de investigación, el parque científico tecnológico) es necesaria para asegurar los resultados del proceso.
b) Creación y cooperación entre equipos multidisciplinares de trabajo y de innovación encaminados a identificar y discutir aquellas dimensiones de la formación necesitadas de investigación. Por ejemplo:
- Equipos de orientación pedagógica con profundo conocimiento del ámbito de la formación de adultos y de las
tecnologías educativas.
- Equipos de orientación académica, formados por consultores y especialistas en ámbitos de interés.
- Equipos de orientación tecnológica integrados por personas expertas en canales, medios y recursos concretos.
Se hace patente el interés de vincular mediante acuerdos
de colaboración las instituciones de formación con grupos de investigación especializados de las universidades, pero también con empresas y organizaciones privadas que trabajan
de manera especializada en estos ámbitos de interés.
c) Consolidación y transferencia de los resultados no sólo a otros programas de la propia institución sino también de forma transversal a otros departamentos para consolidar las experiencias significativas.
Se trataría pues de potenciar las formas proactivas de innovación y desarrollo en instituciones de formación de manera que el público objetivo no esté únicamente en la institución de formación sino principalmente en las empresas clientes y también de forma efectiva en las instituciones colaboradoras, como los socios o los proveedores.
El enfoque es pues el de una área profesional que trabaja e investiga de forma 2.0 con toda su red de contactos, enriqueciéndose de forma mutua en la resolución de problemas concretos, directamente vinculada con el primer nivel organizativo, por la dimensión estratégica, actual y futura, de su misión.