Revista digital
TRIBUNA
junio 2014

Dinámica de las relaciones: El líder y su equipo

Carmen Cordero,
directora de Instituto Europeo de Coaching

 
Carmen CorderoCarmen Cordero, directora del Instituto Europeo de Coaching, coach ejecutivo y de equipos; Natalia Meroño, coach ontológica orientada al coaching corporal; Marian Ríos, facilitadora de procesos de transformación, psicóloga, antropóloga y coach integral y corporal; y Ulyses Villanueva, profesor de yoga y meditación, autor del libro “Mindfulness. Meditación para gente de alto rendimiento” (Editorial Kolima)
Como coach de equipos, observas las relaciones que se construyen a partir del estilo del líder que muchas veces son poco fluidas o se estacan al no tener en cuenta la tipología de los demás integrantes del equipo, las técnicas corporales permiten crear nuevas relaciones a partir de las sinergias que se crean al tomar conciencia, conocer e integrar las diferencias, todo ello alineado con la cultura e identidad de la organización así como con los planes y líneas estratégicas de esta.

Nos han educado y hemos aprendido a disociar el cuerpo de la mente, sin darnos cuenta que son una unidad indisoluble, que nuestros pensamientos que son los directores de nuestra conducta y emocionalidad, son sostenidos por nuestras posturas corporales, que la tendencia a ciertas posturas y movimientos refuerzan nuestras conductas y hábitos.

El trabajo desde la corporalidad facilita el alineamiento de los pensamientos y las emociones con las acciones necesarias para cumplir los objetivos del rol que ejerce el individuo en la organización en coherencia con su propia naturaleza.

El trabajo con el líder basado en el conocimiento de su línea de pensamiento, sus dinámicas recurrentes, su forma de interrelacionarse y su estructura corporal, es mucho más potente, facilita la toma de conciencia y detección de las dificultades y bloqueos que se le presentan en el ejercicio de su rol y la consecución de los objetivos que la organización le adjudica. A partir de aquí, ya podremos diseñar una estrategia de aprendizaje para potenciar y desarrollar habilidades ejecutivas y nuevas competencias para el líder y su equipo.

¿Por qué es importante integrar el cuerpo y las emociones en las prácticas de coaching?

  1. 1 Porque está absolutamente comprobado que los seres humanos somos una integralidad cuerpo, emociones, cognición. Y dejar fuera de cualquier intervención dirigida a personas, equipos y organizaciones, es simplemente caer en el riesgo de no hacer procesos de cambios reales y sostenibles.
  2. 2 Porque la emoción siempre está influyendo en nuestra
    corporalidad y en nuestra manera de pensar. Por lo tanto, trabajar con ella es esencial para posibilitar un mejor estar de la persona en su sentir y en su hacer. No es una falacia cuando decimos que personas felices trabajan mejor, son más productivos, innovadores y proactivos. Características vitales para el éxito de cualquier equipo y organización.
  3. 3 Porque uno de los principales problemas de nuestro
    mundo moderno es el estrés y la ansiedad. Somos testigos a diario de ejecutivos “quemados” y con dificultades para crear, liderar adecuadamente a sus equipos y para llegar a las metas empresariales sin olvidar su vida personal y familiar.

Por estas razones, y por otras más, estamos convencidos que todo proceso de cambio y transformación en las personas, los equipos y las organizaciones, deben contemplar al ser humano en su totalidad, conociendo lo que sucede en la corporalidad y en la emocionalidad de cada persona y como esto se relaciona con sus competencias y desenvolvimiento como profesional.

El cuerpo de la empresa
Una de las cosas que más dificulta avanzar hacia los
objetivos que nos proponemos en las organizaciones son nuestros hábitos, juicios y creencias limitantes.

El cambio de los hábitos y las creencias es mucho más fácil si despertamos la conciencia del cuerpo como entidad integrativa de nuestras capacidades evolutivas y adaptativas, y permitir, así, el cambiar nuestra manera de observar el mundo, y ampliar por tanto las posibilidades que tenemos a nuestro alcance.

Si acompañamos un proceso de transformación desde el cuerpo, las emociones y el lenguaje, provocamos una coherencia límbica que ayuda a que el cambio se mantenga en el tiempo.

Cuando nos movemos conscientemente, paramos el diálogo interno, que es el que nos hace ver el mundo de una determinada manera. Esta práctica es muy beneficiosa para el individuo y el grupo dentro de la organización para el diseño y consecución de objetivos.

Todo lo que se estanca acaba por secarse o pudrirse y finalmente morir.

La organización empresarial, al igual que el universo en su conjunto, es un sistema en continua y perpetua transformación que requiere, por tanto, de una adaptación permanente para encontrar la respuesta más ajustada en términos de calidad y cantidad.

Mindfulness en la empresa
La meditación libera al cuerpo de todo aquello que le impide funcionar por sí mismo. Cuando meditamos, provocamos una reacción inmediata en el sistema nervioso cuyas consecuencias son enormemente beneficiosas: a nivel físico, se refuerza el sistema inmunológico, se ralentiza el ritmo cardíaco, aumenta el flujo y calidad de la sangre, se reducen de forma drástica los niveles de cortisol (la hormona que se libera como consecuencia del estrés), etc. A nivel psíquico, ayuda a contrarrestar los efectos patológicos derivados de nuestra vida diaria, habitualmente condicionada por malos hábitos y excesos. Somos capaces de relajarnos mejor y de encontrar nuestro equilibrio personal y, en casos más complejos, de contrarrestar los efectos de la ansiedad, la depresión e incluso la epilepsia.

El mindfulness aumenta la actividad cerebral a través de la sinapsis y se generan, casi de manera inmediata, un tipo de ondas relacionadas con estados de relajación, las ondas Theta, que favorecen la concentración, la capacidad de aprender y memorizar, la creatividad y atención. El cerebro se activa de manera global y se sincronizan ambos hemisferios, lo que provoca una mejora en nuestra percepción de lo que nos rodea. Se reduce la necesidad del juicio crítico y aumenta la empatía con los demás, lo que favorece el trabajo en equipo.

Los procesos internos del organismo se reflejan en el exterior. Una de las consecuencias de la práctica meditativa es que se reducen los niveles de estrés y, por lo tanto, el cuerpo no se ve sometido a esa agresión que supone una exigencia añadida para todos los sistemas. Aquellos que meditan suelen ofrecer una imagen serena, fuerte y sana.
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