Revista digital
TRIBUNA
abril 2017

Experiencia de empleado hasta el último momento

Jesús López,
Manager de Lukkap

 
Jesús LópezExperiencia de empleado: la vivencia que tiene una persona en su compañía, de los hechos y momentos importantes (incorporación, formación, promociones, despido) y de las sensaciones que vive en esos momentos. Así de fácil y así de complejo.
La diferencia entre lo que antes hacíamos y lo que ahora hacemos es notoria, porque nos permite dar un salto cualitativo en nuestra forma de medir, pasamos de preguntar por satisfacción genérica a preguntar por lo que realmente importa, los detalles, indagando en los mismos; este cambio de medida nos permite diseccionar con la precisión de un bisturí los hechos y sensaciones que afectan en positivo y negativo en la experiencia de nuestros trabajadores y, a partir de ahí, poder construir una mejor experiencia, teniendo en cuenta la visión de la compañía, sus valores y las necesidades de las personas.

Esta forma de indagar en las tripas de la organización nos va a permitir a su vez, conocer y tener palancas de cambio que mejoren la experiencia de los trabajadores y su aportación a la compañía, así como mejorar nuestra oferta de valor de cara al exterior y al interior de la organización (atracción y compromiso) no es cualquier cosa, teniendo en cuenta la fuga de talento en los últimos años y el collage de comportamientos, anhelos y creencias que diferentes generaciones de personas introducen en las organizaciones.

¿Hasta aquí todos de acuerdo?

¿Cómo construir una verdadera Experiencia de empleado? ¿Por dónde empezar? Empecemos preguntando. Uno de los principales errores que cometemos a la hora de querer mejorar la propuesta de valor de las compañías es incorporar pájaros y flores en las mismas: futbolines, salas de descanso, billares; por lo general, las incorporamos a la oferta de valor de las empresas, a veces, por pura imitación, si lo hacen en Silicon Valley… o aplicando nuestro propio sistemas de creencias, ¡esto le va a gustar a todo el mundo! Puede que acertemos en alguna acción, pero fallamos en la forma y a veces puede ser contraproducente, porque una buena experiencia de empleado comienza con los higiénicos y lo que inicialmente se hace para mejorar la experiencia de las personas, termina convirtiéndose en algo contraproducente, porque fallamos en lo básico, en lo que realmente importa.

Abordar un proyecto de estas características es bastante complejo, y además su alcance es prácticamente ilimitado. Por dónde empezar:

1.- Revisemos nuestra metodología de medición, ampliémosla y enriquezcámosla, no tengamos miedo a preguntar, ni a generar debate, sobre todo si hemos tomado la decisión de hacer las cosas bien.

2.- Construyamos un Employee Journey que nos permita tener una visión amplia del camino que recorre una persona a lo largo de todo su viaje en una empresa, esto nos ayudará a comenzar por lo básico, para ir construyendo a lo más complejo.

3.- Revisemos nuestra actual oferta de valor, hagámosla coherente teniendo en cuenta los valores y misión de la compañía y las necesidades vitales de los trabajadores, establezcamos un modelo de relación basado en nuestro ADN y en la vivencia de las personas.

4.- Volvamos a medir para ver qué tal ha ido.
Un caso real: outplacement para el último momento.
Uno de los momentos más dolorosos e incómodos que se puede producir en una compañía es un ERE, una medida que afecta a las personas que se marchan, y que genera, en muchos casos, incertidumbre, miedo, ansiedad, depresión, desconcierto, rabia… los que permanecen en la empresa no quedan psicológicamente mucho mejor, es habitual percibir una disminución en su productividad, un empeoramiento del clima laboral y una sensación de incertidumbre en aumento, que no ayuda a remontar ni normalizar la situación generada.

Es una situación devastadora desde un punto de vista de gestión de las personas, porque todo el trabajo realizado se va al garete, promociones, aumentos salariales, buen ambiente laboral, formaciones... Un ERE mal gestionado es un tsunami que afecta a los que se marchan, a los que se quedan y al corazón de la marca.

El outplacement es un final bien gestionado, es un gracias por tu aportación, un estoy a tu lado en este duro momento y me preocupo por ti, es el comienzo de una nueva forma de relación, auténtica y genuina experiencia de empleado.

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