Revista digital
TRIBUNA
marzo 2014

¿Puede la televisión darnos las claves para una buena gestión del negocio y de personas?

Iñaki Sierra,
responsable de Desarrollo de Negocio y de Proyecto de Openmet Group

 
Iñaki SierraDentro de las organizaciones hay cientos de ideas que no se trasmiten por falta o desconocimiento de canales.
Los programas de cocina están de moda. Pero el que inició esta nueva tendencia en España, el reality “Pesadilla en la cocina”, en realidad no es un programa de cocina, sino un programa sobre el liderazgo y la gestión de negocio.

Pero éste no es el único. El TV show americano “El Jefe” se ha convertido en otro fenómeno televisivo cuya temática se centra en los directivos de grandes compañías y la relación con su negocio. En el caso de “Pesadilla en la cocina”, tanto en su versión española con el chef Alberto Chicote como en su homólogo americano con el cocinero Gordon Ramsay, los gurús de la cocina acuden en ayuda de restaurantes en apuros. A partir de la primera toma de contacto, el chef empieza a realizar cambios en la cocina y en el servicio con el objetivo de mejorar la situación. En este programa existe un paralelismo entre la mala gestión y la comida que se sirve: comida cruda, precalentada o alimentos de baja calidad.... En España parece que la participación en este programa tiene un efecto positivo, sea por su popularidad o por los consejos del chef, ya que un 80% de los restaurantes visitados sigue en funcionamiento. Sin embargo, en EEUU la proporción es justo la contraria, sólo un 20% sigue en activo.

Por otro lado, en el programa el “Jefe” un alto directivo de una gran compañía se infiltra en su propia empresa haciéndose pasar por un empleado novato. Intercambia su despacho y su cuenta de resultados por el casco y la cartera, con el fin de conocer de primera mano lo que pasa en su empresa. La metodología del programa siempre es la misma: el directivo se disfraza y durante una semana pasará por diferentes puestos de la empresa (normalmente los más básicos) acompañado de varios trabajadores que le enseñarán su día a día. En este programa podemos ver a altos directivos trabajar de mozos de almacén, recepcionistas, mantenimiento, limpieza, camareros, etc… Generalmente bastante patosos. Al finalizar la semana, el directivo se descubre ante los empleados tras una previa reunión con la junta directiva, a la que expone sus vivencias y descubrimientos.

Se trata por tanto de dos programas que presentan dos situaciones empresariales muy distintas, pero con cosas en común sobre la gestión de personas. Por un lado, “Pesadilla en la cocina” expone los principales motivos por los que un negocio puede funcionar de forma deficiente, haciendo especial hincapié en el liderazgo, la motivación, la preparación, y el miedo y resistencia al cambio. Sin embargo, en el programa el “Jefe” se hace patente la falta de canales de comunicación y el desconocimiento del funcionamiento interno de la compañía. Y esto se debe al difícil acceso de los empleados a los altos directivos, provocando la pérdida de información, de ideas y la experiencia de cientos de trabajadores que pueden aportar mejoras, advertir de deficiencias en el funcionamiento, sugerir nuevas ideas, fomentar la motivación de los empleados, etc.

Para que “Pesadilla en la cocina” fuese un programa más completo, sería necesaria una mayor participación de los dueños y los empleados en el cambio. Y es que los cambios en el restaurante se gestan desde fuera en variables como el menú, la organización interna, la imagen… De esta forma, el programa expone un único modelo de trabajo y de servicio, que con unas simples instrucciones (sin previo consenso es difícil que puedan generar ese cambio en tan poco tiempo y más sí no existe seguimiento por parte externa). Por otro lado, son interesantes las sesiones de coaching y motivación que aplica el chef a dueños y cocineros para ponerles de nuevo en buen rumbo.

En el “Jefe”, se llega a conocer a 4 empleados de la compañía. Estos 4 empleados suelen tener historias emotivas que hacen enganchar al telespectador que, además, tienen un final feliz cuando el jefe se descubre, les da las gracias y les recompensa con viajes, dinero, ascensos… (Rezo para que mi jefe venga un día con peluca a trabajar y se haga pasar por nuevo ¡que me toque a mí!). Pero, ¿y el resto de la compañía? ¿Acaso ellos no opinan o no es interesante lo que tienen que decir o aportar? Mi experiencia me ha enseñado que cuando se realizan proyectos en los que se pide la opinión y la participación de los colaboradores la respuesta suele ser muy activa y en ocasiones sorprendente. ¿A quién no le gusta que le pidan su opinión? Dentro de las organizaciones hay cientos de ideas que no se trasmiten por falta o desconocimiento de canales o simplemente porque nadie se ha planteado preguntar. Hoy en día hay múltiples herramientas para conocer la opinión de los empleados (estudios de clima, evaluaciones de competencias, encuesta de innovación, etc.) que pueden canalizar todas estas ideas sin que el jefe tenga que ponerse peluca.

Sin duda, no podemos olvidar que estos programas están pensados para entretener, porque es televisión. Pero, a pesar de ser sólo programas de televisión, todos podemos extraer una conclusión muy clara: el liderazgo, la motivación, la predisposición al cambio y la comunicación son las claves principales para la gestión eficiente de cualquier negocio.
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