La formación que funciona es la que convierte el conocimiento en acción, la que te mueve a cambiar algo
Existe a disposición de todos, un vídeo en internet que se puede encontrar tecleando en el buscador de Google “La bicicleta al revés”. En el mismo, Destin Sandlin, un divulgador científico, hizo un experimento: cambió el mecanismo del manillar de una bicicleta para que girara al lado contrario de donde solía hacerlo y pidió a muchos de sus amigos que la probaran. Antes de ver el vídeo, imaginad cuál fue el resultado. Efectivamente, nadie duraba más de tres segundos encima de la misma. Cuando uno aprende a montar en bicicleta lo hace para toda la vida. Eso es lo que siempre hemos creído y efectivamente es así, pero con un pequeño cambio, todo el conocimiento anterior no nos sirve de nada.
El experimento de la bicicleta al revés pone de manifiesto que el conocimiento no es igual a la comprensión y que la formación es la que nos permite convertir el conocimiento en aprendizaje. Vivimos momentos en los que necesitamos desaprender para volver a aprender. La formación de siempre quizás ya no nos sirva y toque buscar nuevas fórmulas, nuevas metodologías para conseguir nuevos resultados.
La que convierte el conocimiento en acción, la que te mueve a cambiar algo, la que busca una transferencia real al día a día. De qué te sirve aprender si no eres capaz de aplicar o aprovechar lo que vas descubriendo. No va de saber, va de ver lo que eres capaz de hacer con lo que sabes.
Las nuevas tendencias formativas de los próximos años van a ir asociadas a diferentes metodologías de aprendizaje. La información ya está en internet. Es pública y gratuita. Hoy, si quieres, puedes acceder a los materiales de un MBA sin coste. El foco va a estar en la manera en la que con el poco tiempo de que disponemos seamos capaces de adquirir el conocimiento y ponerlo en acción. La inteligencia artificial va a jugar un papel importantísimo en el mundo de la formación. Ya estamos trabajando con campus que son capaces de predecir el resultado final del alumno analizando determinadas variables de manera que podemos actuar con antelación.
Respondiendo a una necesidad concreta y alineada con los objetivos estratégicos de la compañía de manera que nos permita utilizarla como palanca de transformación. En Aquora y Quoon, nos basamos en modelos exitosos de universidades corporativas en los que, partiendo de un análisis conjunto con nuestros clientes, desarrollamos “Escuelas de Liderazgo” o “Escuelas de Ventas”, entre otras.
Tenemos numerosos casos de éxito con clientes en los que no solo hemos implantado y desarrollado modelos de liderazgo, sino que, desde su propia universidad corporativa, hemos incentivado y desarrollado la innovación en la empresa. MBA corporativos que rematan en proyectos de intraemprendimiento y permiten canalizar la innovación.
Poner el cliente en el centro va más allá de desarrollar un programa formativo en ventas, pasa por eliminar los procesos que pierden el foco del cliente y desarrollar una cultura de experiencia de cliente que permita mejorar nuestro servicio y los resultados de nuestra empresa. La “Escuela de Ventas” permite, partiendo de un análisis de nuestra fuerza comercial, adaptarnos a la nueva realidad de la venta de manera proactiva, orientando nuestros esfuerzos a conocer las nuevas necesidades del cliente, del mercado, redefiniendo nuestra propuesta de valor, e implementando nuevas líneas de reactivación comercial.
Medir el impacto de la formación más allá del típico cuestionario de satisfacción que se pasa a la finalización de la sesión te permite verificar si la inversión en tiempo y dinero está funcionando. Como decíamos, el verdadero reto de la formación es conseguir la transferencia real al puesto de trabajo.
En Aquora y Quoon, trabajamos con un modelo de cuatro niveles que confeccionamos con nuestros clientes a modo de cuadro de mando y que nos permite medir reacción, aprendizaje, comportamientos y resultados. Este modelo proporciona información clave que, a su vez, se integra con las demás fuentes de información de la compañía, facilitando de esta manera la toma de decisiones en cada fase de la cadena de Gestión del Talento.
El nuevo reenfoque estratégico hacia la nueva normalidad nos va a obligar a modelos y culturas ágiles, organizaciones líquidas que se cuestionen antes de que el mercado las cuestione. Vamos hacia la integración de la estrategia digital en nuestros modelos de negocio, canales, procesos y personas. Y aquí el verdadero reto no será la tecnología, son las personas, de ahí que la formación juegue un papel importantísimo.
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