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El sector > 18/11/2020

Teletrabajo y control de presencia ante el reto de una segunda (o tercera) ola de la COVID-19

Isabel Canto directora general de Bodet

El riesgo de que se decreten nuevos confinamientos que conviertan en obligatorio el trabajo desde el domicilio aconseja a las empresas a preparar sistemas que midan la productividad de sus empleados cuando hagan las labores desde su casa. Pasó en marzo de 2020. ¿Estamos preparados para que vuelva a suceder?

Casi ocho meses después de que la COVID-19 empezara a hacer estragos en nuestro modelo de vida y de convivencia en general, no es nada nuevo decir que también lo está haciendo en las cuentas de resultados de las empresas en particular.

Es un virus que amenaza la salud de las personas, pero también la de las compañías que están viendo mermadas sus expectativas de crecimiento e ingresos por culpa de un mercado devastado por una pandemia que no parece estar cerca de desaparecer de nuestras vidas.

En este contexto, parece evidente que las empresas españolas no pueden permitirse el lujo de perder parte de su potencial económico por una gestión ineficaz de sus recursos humanos. La productividad del personal de una empresa es un bien a preservar, y más ante la perspectiva de que el teletrabajo vuelva a ser la única alternativa laboral a medio plazo. ¿O es que alguien puede descartar que haya nuevos confinamientos? Por desgracia, no.

 

Deberes hechos

Así, conviene adelantarse a esas eventualidades y afrontar los meses de otoño e invierno, los que quizás resulten más preocupantes en términos sanitarios, con los deberes hechos.

El teletrabajo no debe basarse en que los empleados de una empresa trabajen menos tiempo por el mismo salario. Tiene ventajas para las compañías, por supuesto. Incluso, en términos genéricos, para la sociedad. Pero no es menos cierto que un control deficiente del capital humano puede hacer que se pierdan por el sumidero cientos de horas de trabajo remunerado, pero no realizado en el domicilio.

Por eso, los sistemas de control de presencia optimizan la asignación de recursos humanos en una empresa y ponen freno a la pérdida de productividad de un empleado u otro. En este sentido, y aun partiendo de la buena fe y de la confianza en el trabajador, no siempre se generan en el domicilio las mismas circunstancias que permitan jornadas laborales simétricas a las que tendrían lugar en el centro de trabajo. De ahí que estas herramientas nos ofrezcan ayuda de cara a mejorar la relación de control y respuesta entre la empresa y la persona que desempeña su función en ella.

En ese sentido, empresas como Bodet están ofreciendo productos que no solo son útiles en términos de control de presencia, sino también como método para reasignar operarios a diferentes proyectos en función de las jornadas laborales previstas para cada trabajador. Es, en definitiva, aprovechar cada minuto de la jornada de un profesional de los que sufraga la corporación en cuestión.

 

Soluciones a medida

Bodet está logrando incrementar su presencia en el mercado español gracias a herramientas novedosas que incrementan el control sobre la acción laboral del trabajador sin utilizar métodos invasivos o incómodos. Además, tiene soluciones especialmente diseñadas para el análisis en remoto del trabajo en el domicilio, lo cual la convierte en la empresa en el sector más preparada para ofrecer soluciones en esta posible nueva era del teletrabajo.

Se trata de productos personalizables a la realidad de cada compañía y que empiezan con un servicio de consultoría con el que analizar las necesidades concretas del cliente. A partir de ahí, se diseña un plan que incluya los diferentes sistemas de control de presencia, escogiendo los que más beneficien a la empresa en particular. Porque los controles de presencia no son un sistema estático, sino un complejo engranaje que no debe dejar margen a la pérdida de productividad en la empresa.

Estos controles son obligatorios por ley desde el pasado año. Sin embargo, la importancia de su implementación no debe residir en el miedo a las sanciones por parte de las Administraciones, sino en la búsqueda del objetivo que persigue cada empresa: ganar dinero.

 

Crecimiento y nuevas demandas

La ley pretende que ni los empleados trabajen más horas de las que cobran, ni las empresas paguen más de lo que reciben a cambio. Al calor de esa nueva normativa, pero también de la buena praxis de los gestores de Recursos Humanos que han decidido rentabilizar cada euro gastado en personal, Bodet incrementó su facturación en 2019 en cerca del 75%. En lo que va de año, y ante el reto de controlar el teletrabajo, su cartera de clientes también ha crecido de forma exponencial. No en vano, es una de las empresas del sector que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos tres años, gracias, en parte, a su capacidad para adaptar su oferta a las nuevas demandas generadas, por ejemplo, por el coronavirus.

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