Directivos de ING, Zambon Pharma y Actiu participan en el evento
Tras la bienvenida de Costanza Vanutelli, head of Utopic School de Utopicus, Santiago García dio comienzo al debate comentando cómo este nuevo modelo de teletrabajo es un tema de actualidad total en el tejido empresarial español y cómo la nueva ley promulgada por el Gobierno este verano busca impulsar y ordenar la situación en la que debido a la pandemia del Covid-19 se han visto inmersos empresas y profesionales. Una de ellas es ING, tal y como comentó Andrés Ortega. Para él, en esta crisis sanitaria que mantuvo a todos en casa durante semanas se han confundido los términos, ya que en su opinión lo que hemos vivido no ha sido teletrabajo real, sino una “gimkana para sobrevivir” y habrá que esperar a la sociedad post covid para incorporar los aprendizajes realizados en estos meses. Ortega explicó que en ING ya llevaban tiempo trabajando en proyectos de trabajo flexible y el confinamiento les ha ayudado a testar algunos de los aspectos de este modelo laboral desde el punto de vista de la experiencia de empleado y han incorporado algunos de los aprendizajes obtenidos en el nuevo programa de e-work de la compañía, lanzado en septiembre.
Por su parte, Natalia Arizcuren, de Zambon Pharma, quien destacó cómo la ubicación y el tamaño de sus oficinas en las afueras de una ciudad pequeña cerca de Barcelona les ha permitido mantener las distancias de seguridad exigidas para preservar la salud de sus profesionales, expuso que antes de la pandemia ya estaban trabajando en un nuevo modelo de trabajo flexible partiendo de medidas que ya tenían en marcha, reforzando su comunicación a los empleados. En su caso, destacó que han vivido el teletrabajo obligado como una situación anormal y con un importante componente de estrés, agravado en algunos casos por la intensificación de la brecha de género. Y es que tal y como subrayó Santiago García, muchas empresas ya trabajaban en la flexibilización de sus modelos antes del Covid-19, pero la pandemia ha impulsado una revisión y adecuación de las medidas al respecto.
Por otro lado, la legislación aprobada hace pocos meses sobre el teletrabajo ha sido seguida de cerca en toda su tramitación por el Observatorio del Trabajo a Distancia, una iniciativa empresarial y social que tiene como objetivo contribuir a la expansión de un modelo de trabajo a distancia que aporte seguridad, flexibilidad y eficiencia a los trabajadores. Rafa de Ramón, CEO de Utopicus, una de las organizaciones integradas en este Observatorio, resaltó que esta entidad ha buscado desde un primer momento poder contribuir y aportar en la redacción de la nueva normativa. En este sentido, han publicado sus iniciativas en un Libro Blanco del Teletrabajo y están elaborando diversas guías para ayudar a las organizaciones a establecer el mejor modelo de relación con sus empleados en este nuevo contexto. Un nuevo escenario en el que las compañías se enfrentan a nuevo retos y desafíos, comentó Santiago García, dando paso a Natalia Arizcuren, Andrés Ortega y Soledat Berbegal. Así, la primera se mostró convencida que de aquí a cinco o diez años el concepto de “ir a la oficina” se habrá diluido y trabajar de forma flexible será la norma, sea desde donde sea, convirtiendo a las oficinas en lugares de encuentro puntuales. Para ella, el reto reside en cómo dirigir a las organizaciones hacia este camino, algo en lo que aseguró el modelo de liderazgo de los managers, la confianza y la comunicación son las claves. Por el contrario, Andrés Ortega aludió a la responsabilidad personal de cada profesional como la
clave de este proceso de evolución y flexibilización del trabajo, ya que, aunque los managers puedan influir, es la propia responsabilidad para decidir qué es lo mejor en cada momento y proyecto la que permitirá que este nuevo modelo laboral funcione. Además, destacó que el confinamiento nos ha enseñado que lo que antes veíamos imposible de realizar en remoto es realmente factible con las herramientas adecuadas.
Y Soledat Berbegal, de Actiu, una compañía especializada en la fabricación de mobiliario e integrada también en el Observatorio del Trabajo a Distancia, puso énfasis en que estamos viviendo un cambio de la cultura corporativa, aprendiendo a valorar y evaluar cuándo es necesario o no reunirse presencialmente, a pensar que otra manera de trabajar es posible, y resaltó que en este nuevo modelo hay muchos factores en el día a día de cada compañía que pueden influir, como la industria 4.0, el tamaño de las empresas, la movilidad, la sostenibilidad… Todo ello lleva a que las organizaciones sean capaces de transformarse hacia una nueva forma de trabajo que va más allá del espacio donde se realiza este, añadió Santiago García. Algo en lo que coincidió Rafa de Ramón, explicando cómo la red de espacios de trabajo compartidos que ha florecido en nuestro país ofrece nuevas oportunidades para el teletrabajo, aportando unas condiciones muy positivas para los profesionales, desde mobiliario ergonómico a medidas de seguridad y salud laboral o las herramientas tecnológicas innovadoras que facilitan el día a día y, en muchos casos, a poco más de cinco minutos caminando desde el propio hogar.
Otro tema que surgió en la charla versó sobre cómo la generalización del teletrabajo puede ayudar a convertir España en un polo de atracción de talento que, sin la necesidad de trasladarse diariamente a su oficina, puede elegir nuestro país para vivir, lo que ayudaría a desestacionalizar zonas turísticas o revitalizar zonas rurales poco pobladas. De esta manera, como explicó Santiago García, el mercado de talento se globaliza realmente.
En ING ya están experimentando este fenómeno, ya que tras el anuncio de la puesta en marcha de su e-work han recibido numerosas candidaturas de profesionales de otras partes de España o de otros países interesándose por trabajar en ING España en remoto. Para Ortega, la tendencia irá hacia lograr un equilibrio para que el trabajador en remoto deslocalizado trabaje donde quiera y acuda una vez al mes o al trimestre a las oficinas de su organización, pero recalcó que será necesaria una actualización y modernización de la legislación laboral en Europa para conseguirlo. Natalia Arizcuren, por su parte, también aludió a la posibilidad de trasvase de talento entre empresas afiliadas sin necesidad de movilidad geográfica del profesional, y auguró que, si la RSE de las compañías era un requisito para muchos jóvenes talentos a la hora de escoger dónde trabajar, pronto el teletrabajo será uno más. Todo ello implica un cambio cultural que las grandes compañías ya han comenzado, pero que las pymes tienen aún como asignatura pendiente, por lo que Soledat Berbegal, demandó que el Gobierno impulse este cambio mediante incentivos para que el recorrido que deben hacer las pequeñas y medianas empresas sea más fácil y rápido. Como destacó Rafa de Ramón, como conclusión de la charla, nos queda mucho por aprender y formarnos para que este nuevo modelo laboral sea satisfactorio para todas las partes.
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