Dra. Marisol Sanz, directora ejecutiva de Salud, y Belén de Andrés, directora de Proyectos de Salud, en Aon Health Solutions
No es sólo que la generación del “baby boom” se acerque a la edad de máxima demanda de servicios de salud, o que la pandemia de Covid-19 haya vuelto a todos más conscientes de la importancia de los valores ligados al cuidado de la salud; quizás lo más relevante es la revolución digital en marcha, que convertirá el vigente modelo sanitario reactivo, generalista, unidireccional, localizado y discontinuo, en un nuevo modelo predictivo, preventivo, personalizado, proactivo, ubicuo y continuo en el tiempo.
El futuro de la sanidad, con participación de dispositivos wearables, monitorización constante y democratizada a través de aplicaciones, se fundamentará más en la predicción (mediante inteligencia artificial) y la prevención que en la solución de casos urgentes o críticos (que, por supuesto, seguirá existiendo, pero no tendrá el protagonismo).
La conciencia de la centralidad de la salud resultante del Covid-19 y de la “sociedad del cansancio” en la que vivimos (término acuñado por Byung-Chul Han) y el envejecimiento de la sociedad son sólo el caldo de cultivo. El factor crítico consistirá en la reciente aparición en el mercado de dispositivos de diagnóstico/autodiagnóstico y seguimiento de la salud, que permitirán una recolección masiva y continua de datos que, a su vez, permitirá la predicción, la prevención y el seguimiento mediante sistemas de inteligencia artificial que ganarán exponencialmente en precisión y relevancia. La enfermedad se verá venir a mucha mayor distancia, no se tratará ya de reaccionar ex post a la sorpresa, sino de advertir y evitar factores de riesgo o problemas incipientes.
Dado que el acceso a estos dispositivos y aplicaciones se democratizará, pasando a tener el usuario control sobre sus datos y fácil y barato acceso a las aplicaciones para su tratamiento, será inevitable que las demandas sanitarias de la sociedad crezcan también exponencialmente (sin poderse satisfacer nunca por completo). Un sistema sanitario basado en el tratamiento ex post de enfermedades críticas o urgentes, que es la base del sistema sanitario público, no será suficiente ni por sus necesariamente limitados recursos financieros ni por la pérdida del monopolio sobre la tecnología de la salud, ahora compartida con un sector privado internacional imposible de replicar localmente.
A título de ejemplo, aplicaciones online ya disponibles en el mercado ofrecen, a través de una simple imagen de vídeo de la cara de una persona, una aplicación que informa sobre constantes vitales, incluida la presión sanguínea, las variables cardiacas, los estados mentales, tales como la depresión, el estrés o la ansiedad, los riesgos metabólicos o los marcadores sanguíneos, con prestaciones predictivas basadas en inteligencia artificial. Lo que antes sólo se controlaba en situaciones críticas o urgentes en un contexto hospitalario, hoy está al alcance de todo el mundo en su propia casa y en todo momento, o bien, desde los centros de trabajo.
Todo ello ha llevado a cambios en los hábitos de consumo en temas relacionados con nuestra propia salud. La sociedad se ha convertido en más digital, pero también se ha concienciado, como nunca lo había hecho antes, sobre la importancia de cuidar su propia salud desde una perspectiva holística. Principalmente se ha focalizado en el cuidado de la salud física y, por primera vez, también en la salud emocional, sin olvidarse del bienestar financiero. Por este motivo, las organizaciones buscan nuevas soluciones que les permitan proteger la salud de sus personas, a un precio asequible y siendo el empleado / paciente protagonista activo de la gestión de su propia salud.
Desde Aon, la lectura de este nuevo contexto sanitario nos ha llevado a diseñar una solución que complementa las prestaciones del sistema público, aprovechándose de su cobertura casi universal (98,9 % de la población), y añadiendo distintas capas según las necesidades adicionales del cliente:
• prestaciones de telemedicina para las especialidades más comunes, a través de una plataforma online atendida en todo momento por facultativos asistidos de programas de IA, disponible con carácter inmediato y ubicuo, con acceso totalmente seguro a los propios datos de salud.
• una capa adicional de pago por uso para otras especialidades, basada en un cuadro médico con un coste reducido en todas las prestaciones médicas.
• y, finalmente, para quien quiera o pueda pagarlo, un seguro de hospitalización para casos graves no urgentes, excluyendo los oncológicos. Aon acaba de lanzar ese producto al mercado con un precio muy competitivo, pero muchos otros operadores en el mercado de seguros seguirán sin duda esta tendencia.
Con una sanidad pública escasa de recursos financieros, digitales y humanos, es inevitable que vayamos hacia un modelo en el que convivirán la sanidad pública (de calidad, moderadamente digitalizada, pero siempre saturada y con inevitables listas de espera) con prestaciones solo accesibles en el sector privado, centrado más en la prevención, en la predicción, en acortar periodos de diagnóstico y en tratamientos no incluidos en la cartera de servicios.
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