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EL SECTOR

Gemma Juan Giner, Community Manager y Redactora de Contenidos de Escuela de Negocios y Dirección (ENyD)

 

Es notable la evolución que la formación continua viene experimentando en España en los últimos años, no obstante, seguimos estando muy lejos de considerar este aspecto como algo fundamental para la evolución de nuestras empresas. No somos conscientes de que la formación es la gran arma secreta de las organizaciones más avanzadas.

La rutina diaria y la falta de tiempo nos llevan a dejar en último plano algo tan importante como es el reciclaje de los conocimientos, tanto de los trabajadores como de los propios directivos.



Una de las funciones principales de todos los responsables del departamento de Recursos Humanos y de Captación de Talento, es el control de la formación empresarial de los empleados para que sus conocimientos estén al día y posibiliten el correcto funcionamiento de la organización.

Los empleados, base de talento de toda organización, deben adaptarse a los diferentes cambios que se producen para seguir siendo competentes, por ello, las empresas no pueden descuidar en ningún la formación de sus empleados para mantener la competitividad empresarial que les caracteriza.

El propósito principal de la formación de los trabajadores en una empresa es fomentar sus capacidades personales y laborales, a la vez que se adaptan sus actitudes en beneficio de estos y de la propia organización.En definitiva, incrementar la empleabilidad y productividad de los trabajadores, buscando el alcance de los objetivos generales de la empresa, por lo que se considera un proceso cíclico de mejora continua.

La inversión en formación desemboca en innumerables beneficios a largo plazo, conllevando también, a la satisfacción de los trabajadores, motivándoles para continuar esforzándose y haciéndoles sentir parte de la empresa.

Pero la pregunta clave que queremos desarrollar en este artículo es, ¿por qué es tan necesaria en estos momentos la formación de los empleados?

La respuesta se podría resumir en una palabra: competitividad. Vivimos en un mundo globalizado y altamente conectado, donde ya no solo adquirimos productos y servicios en nuestra área local, sino que podemos acceder a cualquier lugar y en cualquier momento.

Para Rafael Tomás Cardoso, docente de la Escuela de Negocios y Dirección - ENyD, la formación de los empleados es necesaria en cualquier momento y, especialmente, en el marco de los entornos de cambio, como es la situación de las organizaciones y los mercados actuales. “Resulta imprescindible la formación como herramienta operativa y como recurso fundamental para el desarrollo de estrategias de cambios organizacionales y transformación cultural en las empresas”.

Para ello, es preciso abordar la formación y el desarrollo de los Recursos Humanos desde distintos enfoques y con diferentes objetivos, que consideren desde la "formación en el desarrollo de competencias", incluyendo funciones de capacitación y actualización técnica, desarrollo de habilidades para el desempeño y conocimientos operativos y/u organizativos; la "formación motivadora" para el desarrollo personal, la fidelización y el compromiso; así como la "formación estratégica" que lleve a la convergencia de las capacidades y actitudes de los empleados con los proyectos en planificación o implementación y fundamentales en los objetivos y misión de la organización.

Este paradigma provoca que tengamos que estar en continuo aprendizaje y desarrollo para no quedarnos obsoletos. Para ello, “la formación y el desarrollo de personas y equipos es básico y necesario. Solo así podremos seguir compitiendo. Si entendemos esto, estaremos un paso más cerca de no desaparecer”, afirma Alejandro Durán, profesional de los recursos humanos y el desarrollo de personas y equipos con amplia experiencia en la creación,desarrollo e impartición de programas de desarrollo del talento.

Ahora bien, este experto añade que saber identificar el qué y el cómo son tan importantes como todo lo anterior. Hoy en día existen miles de fórmulas distintas para hacer que la formación sea accesible y de alto impacto. “Desde el Departamento de RRHH o Personas, debemos ser capaces de encontrar aquella que mejor se adapta a nuestras necesidades y ofrecerla en tiempo y forma a nuestros equipos”.

Pero, ¿cuál es la realidad del mercado laboral actualmente? José Lominchar, director en Newint y docente de ENyD, destaca que “nos encontramos con un alto nivel de competitividad, una enorme velocidad en la innovación y la tecnología y, por lo tanto, una sobre-necesidad de que cualquier empresa sea especialmente competitiva”.

¿Cuándo se hace competitiva una empresa? Cuando su capital humano realmente tiene un alto nivel. Por lo tanto, la primera razón fundamental por la que es tan necesaria la formación en los empleados es por la competitividad, para conseguir que una empresa sea competitiva y pueda proyectarse en el tiempo, sobretodo en un escenario actual en el cual los grandes niveles de competitividad internacional condicionan los mercados locales.

Por lo tanto, José Lominchar afirma que “no estamos ante una necesidad, estamos ante una obligación”. Cualquier organización, cualquier empresa, cualquier institución que no contemple la formación como uno de sus pilares fundamentales en el crecimiento y aseguramiento de la proyección de su organización “no tendrá futuro”.

Disponer de equipos altamente formados y cualificados redunda positivamente en los resultados de la organización. En un mercado tan competitivo como el actual es fundamental que las personas estén siempre en continuo desarrollo, para crecer como profesionales y a la vez hacer crecer a la empresa. El learnability se posiciona como una de las competencias fundamentales de cualquier profesional del siglo XXI.

La inversión en formación “siempre será rentable, en el corto, medio y largo plazo si se hace con sentido común y no como un protocolo más que poder añadir en la memoria anual de actividades”, afirma Alejandro Durán. “Debemos saber poner el foco en qué necesitamos mejorar, qué necesitan nuestros trabajadores y sobre todo por dónde van las tendencias del mercado en el que actuamos para estar siempre a la vanguardia”.

Rafael Tomás Cardoso añade, en este sentido, que las organizaciones capaces de desarrollar planes de formación adaptados a su operativa, necesidades y estrategia empresarial, e integrados en sus modelos de gestión de personas y procesos, “lograrán retornos de esta inversión en impactos importantes en numerosos ámbitos y niveles relevantes para el correcto funcionamiento y desarrollo organizacional”.

Si bien es cierto que las métricas e indicadores que justifiquen estos impactos directamente relacionados a la acción formativa son complejos y no siempre fáciles de transmitir, “los resultados y objetivos alcanzados pueden ser programados y evaluados, tal y como sucede en los ámbitos educativos generales, abarcando tanto objetivos y logros conceptuales y formales (capacitación y mejora de los conocimientos técnico-profesionales), como aptitudinales (habilidades específicas mejoradas) y actitudinales (mejora del compromiso y alineamiento con el proyecto empresarial)”.

Para el docente de ENyD, José Lominchar, “toda aquella inversión que realizamos en formación nos está garantizando, en principio, la competitividad a corto plazo, pero especialmente nos está asegurando la posibilidad de proyectarnos en el tiempo hacia ese mercado de futuro”.

El enriquecimiento que genera la formación en las organizaciones es doble. Por una parte, el desarrollo personal y profesional de los empleados y la fidelización de ese equipo humano dentro de la organización. Y por otra, la construcción y el crecimiento diferencial de las empresas. Por lo tanto, “tanto en el corto como en el largo plazo, nos va a generar estabilidad, seguridad, oportunidad, crecimiento y proyección”, añade Lominchar.

Existen muchas fórmulas distintas para todo tipo de empresas y para casi todos los presupuestos. Es fundamental comprender, como premisa básica, que la formación no es un gasto sino una inversión. Programas presenciales, online, en formato MOOC (abierto, global y gratuito) e incluso formación interna para reducir al máximo los recursos destinados para ello.

El problema que detecta José Lominchar en cualquier tipo de organización es que todas hacen lo mismo. “Nos enfrentamos a programas tradicionales, a pequeñas variantes de los programas que han existido durante muchísimo tiempo”. Por ello, el docente explica que lo primero que deben plantearse las empresas es:

  • ¿Cuáles son los elementos diferenciadores que ofrecemos?,
  • ¿Dónde nuestra organización puede marcar la distancia respecto al entorno competitivo?
  • ¿Cómo podemos hacer que seamos diferentes?


“Pensando de forma diferente podremos obtener resultados de forma diferente”. En este sentido, Lominchar aconseja invertir en áreas formativas que puedan marcar la diferencia en la organización, en aquellas áreas formativas que hagan que un empleado o un departamento pueda tener un plus añadido en su valor diferencial y en su crecimiento.

A partir de aquí, podemos ofrecer programas formativos que marquen esa diferencia y que busquen ese valor diferencial, esa competitividad internacional y por supuesto la proyección y el crecimiento, no solo del empleado, sino de la propia organización.

Rafael Tomás Cardoso afirma que “es imprescindible contar con un adecuado análisis y diagnóstico de las necesidades formativas que aborde tanto aspectos funcionales y operativos, como necesidades particulares, además de una mirada estratégica que permita enfocar las acciones en materia de formación hacia los proyectos organizativos y los objetivos corporativos”.

Dentro de la asignatura de Desarrollo del Talento del Máster Recursos Humanos Online de ENyD, la formación está incluida como un elemento fundamental a considerar en la ecuación de la gestión de personas.

Rafael Tomás Cardoso imparte esta asignatura en la cual aborda el diseño de puestos, la selección y reclutamiento, la capacitación y formación técnica, la evaluación del desempeño, la formación de actualización, el desarrollo de los RRHH y de planes de carrera, y la retención del talento.

Otro punto importante a destacar es la inversión para fidelizar a los equipos humanos dentro de una organización. “Los modelos que hemos conocido tradicionalmente han quedado superados y en la actualidad, conceptos como el medio ambiente, la sostenibilidad, la inversión y la retención del capital humano, se convierten en elementos diferenciales de las organizaciones”, destaca el docente de ENyD.

Con lo cual, no solamente desde el punto de vista económico (competitividad, rentabilidad, proyección en el tiempo o estabilidad) es importante la formación sino que cumple otra función importante y es que ”la formación como inversión en las personas permite posicionar a las organizaciones como modelos de organización del siglo XXI”, concluye José Lominchar, docente de la Escuela de Negocios y Dirección.

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