Los líderes en Pascual trabajamos para generar un entorno de trabajo inclusivo y diverso

Teresa Beldarrain Santos Directora del tostadero de café Mocay de Pascual

Teresa Beldarrain Santos es la directora del tostadero de café Mocay que Pascual tiene en Navarra. Con más de 15 años de experiencia en gestión de personas, ha desempeñado cargos de responsabilidad en diferentes empresas y desde hace 13 años, está a cargo de la dirección y gestión de esta planta y su capital humano, apostando por el talento, el desarrollo profesional, la mejora del clima laboral y el fomento de la diversidad y la inclusión. En esta función fue reconocida por su compañía con el galardón EFR Pascual Contigo, que premia las mejores iniciativas internas de diversidad, igualdad y conciliación.

¿Cómo definiría su política o estrategia en el impulso del talento femenino?

Transparente y muy comprometida. El esfuerzo por mejorar cada día es algo inherente a nuestra filosofía de empresa y eso sólo se consigue con la aportación de todos. En la actualidad, el Tostadero de Mocay tiene un 40% de mujeres (50% en mi equipo directo). Nuestro sector es tradicionalmente masculino, pero en Mocay hemos configurado un equipo muy diverso en el que todos sumamos talento. Disponer de talento diverso forma parte de la esencia de Pascual.

 

Pascual es una compañía pionera en iniciativas de igualdad, diversidad e inclusión. ¿Cuáles destacaría?

Son muchas las iniciativas que hemos trabajado para consolidar nuestra cultura diversa y se despliegan desde la propia Política de Personas impulsada por la propiedad. Por pequeñas que parezcan algunas de estas iniciativas, todas son importantes y apoyan el resultado: Pascual es hoy más diversa, igualitaria y favorece la inclusión.

Los líderes en Pascual trabajamos para generar un entorno de trabajo inclusivo que promueva la aceptación de la singularidad y diversidad de todas las personas. En el día a día, esto se traduce en que las personas pueden ser ellas mismas y desplegar todo su potencial, aprovechando esas capacidades a favor del equipo y de la organización. En definitiva, se trata de generar un contexto de seguridad psicológica para que todas las personas puedan crecer y alcanzar su mejor versión siendo ellas mismas.

 

En su opinión, ¿cuáles son los principales frenos en el desarrollo del liderazgo femenino?

Aún encontramos en la sociedad algunos frenos que limitan el avance en nuestra carrera profesional y, especialmente, cuando llega el momento vital de la maternidad. Además, en algunas ocasiones, el principal freno somos nosotras mismas. A veces, el miedo de no poder compatibilizar nuestra vida personal con la laboral limita nuestra ambición profesional. Es complicado, pero con una buena priorización y planificación, tanto en lo laboral como en lo personal, es posible. Necesitamos aprender a gestionar el tiempo que dedicamos a nuestras distintas facetas de la vida, poniendo el foco en lo realmente importante y atención plena en aquello que hagamos, para disfrutarlo más y para no tener la permanente sensación de que nos dejamos algo por el camino.

 

 

¿Con que sesgos y estereotipos se encuentran más frecuentemente?

En la mayoría de las empresas cada vez hay menos sesgos y estereotipos, aunque todavía hay algunos sectores con un largo camino por delante. En algunos casos se piensa que las mujeres responden peor a las situaciones de competencia, presión y crisis, pero no es así. Además, en muchas ocasiones lo compensa anticipándose a los problemas y analizando los riesgos para preparar distintos planes posibles.

 

¿Existe un estilo de liderazgo femenino?

En general, la mujer es más sensible hacia las personas y resulta más cercana. Prioriza y planifica bien porque lleva años y años haciéndolo en el entorno familiar. Se ocupaba y se sigue ocupando de muchísimas cosas a la vez. Nos gusta tener las situaciones bajo control y, por tanto, el estilo de liderazgo puede venir de la mano de la anticipación.

 

¿Qué medidas aplica para la captación del talento femenino?

El talento hay que saber identificarlo y captarlo, venga de donde venga, independientemente del sexo, raza, edad, cultura… pero también hay que saber mantenerlo. Las necesidades, expectativas y momentos vitales serán distintos, así como las medidas que debemos aplicar en cada caso.

 

¿Cómo cree que ha impactado la pandemia en el avance del liderazgo femenino?

Es cierto que la pandemia ha afectado negativamente a muchas mujeres, que generalmente ya se encargaban de los cuidados y tareas domésticas y tuvieron que asumir esta responsabilidad durante el confinamiento, con mayor presión, al no poder separar el espacio personal del laboral. Sin embargo, por lo que he podido ver en Pascual, esta pandemia ha impactado por igual en el desarrollo de todos los niveles de liderazgo de la empresa. Se han tratado de respetar las necesidades individuales de cada persona y se han habilitado los medios para que todos podamos continuar con nuestro desarrollo, adaptándonos al nuevo contexto y los nuevos requerimientos del liderazgo.

 

¿Qué hay que hacer para favorecer la flexibilidad en el new way of work?

Me parece clave avanzar en la confianza en nuestros equipos y pensar más en las personas, en sus problemas y dificultades.

Soy partidaria de una flexibilidad más personalizada, pensando en cada persona. Es evidente que la empresa tiene que poner unas normas genéricas válidas para la mayoría y que favorezcan la conciliación, pero es importante que el mando conozca las circunstancias de su equipo y facilitarles la conciliación, sobre todo ante situaciones o momentos vitales especiales. En estas situaciones es cuando más van a valorar los trabajadores que se les facilite la vida, son los que yo llamo “momentos de la verdad” en los que la empresa se juga el compromiso con sus trabajadores.

 

Hábleme un poco sobre su trayectoria, ¿ha vivido alguna dificultad en su carrera profesional por el hecho de ser mujer?

Sí, estoy muy orgullosa de no haberme dado nunca por vencida. La mayor dificultad la tuve cuando me casé hace ya 23 años. En aquel momento se me puso la etiqueta de “cuidado, se ha casado y va a tener hijos”. Notaba que ya no se me hacía participe de algunos proyectos y empecé a dudar de mí misma pensando en cómo mejorar y cambiar. Un día me enfrenté a mis miedos y le pregunté a mi superior, qué pasaba y en qué podía mejorar. La respuesta fue tajante: “Teresa no pasa nada solo que te acabas de casar y querrás tener hijos”. Aunque no os lo creáis, mi reacción fue de alegría. Estaba contentísima porque, a pesar de la etiqueta, es cierto que estaba en mi momento vital de querer tener hijos y, si profesionalmente no había problema, ya me llegaría la oportunidad de demostrar que yo era igual de capaz y válida al cambiar mis circunstancias personales.

 

¿Qué les diría a todas las mujeres profesionales en relación con asumir mayores responsabilidades en sus empresas?

Que no tengan miedo. Que sí se puede. Y que no hace falta ser ‘superwoman’ en todo. Que simplemente den lo mejor de sí mismas porque dar es mágico.

Para mí es clave planificar y priorizar lo realmente importante, no solo en tu vida profesional sino también en la personal, para poder poner foco en lo importante. Además, es decisivo que tengas tiempo de calidad para ti y para disfrutarlo con tus seres queridos, hablar, escuchar, divertirte…

 

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