Desde que a finales de febrero las noticias sobre el número de contagios comenzaron a ser inquietantes en el norte de Italia, activamos nuestro plan de contingencia, orientado en primer lugar a preservar la salud de todas las personas que trabajan en Reale y, al mismo tiempo, a poder mantener el servicio a nuestros mediadores y clientes.
Durante dos semanas, implementamos todas las mejoras tecnológicas necesarias para permitir trabajar desde su domicilio a todos los empleados y a realizar los pilotos necesarios, de tal forma que, cuando se acordó por las autoridades el cierre de centros educativos, todos los empleados con hijos menores de 12 años pudieron comenzar a trabajar en remoto. A los pocos días, antes de que se decretase por el Gobierno el estado de alarma y, a pesar de que la actividad aseguradora tuviera permitida la apertura de sus centros de trabajo, todos nuestros compañeros estaban trabajando desde sus domicilios, evitando así el riesgo de contagio de nuestros empleados en los desplazamientos diarios o en las propias oficinas.
Por último, se han lanzado campañas de reconocimiento y agradecimiento entre compañeros, y como consecuencia de sus sugerencias se han lanzado acciones de voluntariado con los más afectados por esta crisis, tanto dentro como fuera de la compañía.
Creo que los elementos claves son aquellos que caracterizan la cultura de nuestra compañía y que han contribuido a generar confianza y compromiso. Estas han sido las palancas que han permitido que en pocos días toda la organización comience a trabajar de una forma radicalmente distinta, desde nuestros domicilios, sin que el servicio a nuestros clientes y nuestra mediación se vea resentido. Todo el equipo ha puesto de manifiesto flexibilidad, esfuerzo adicional, confianza y colaboración. Como podéis entender, no ha sido fácil; pero la actitud de los compañeros que debían desarrollar los medios para trabajar desde casa y la del resto de personas ha sido el factor de éxito de esta experiencia.
En los últimos años habíamos hecho un cambio del parque de ordenadores de la compañía para que todos dispusiéramos de un portátil; pero, lógicamente, esto no era suficiente para que en pocos días el 100 % de las personas pudieran trabajar en remoto. Con esta situación, hemos conseguido que todos los equipos estuvieran localizables en su teléfono fijo habitual desde sus domicilios y que pudieran trabajar sobre los servidores y aplicativos como lo hacían desde su centro de trabajo. Además, ha sido necesario formar en el uso de herramientas colaborativas de comunicación y gestión.
Las circunstancias en las que se ha desarrollado esta experiencia son muy diferentes a aquellas en las que se desarrolla el teletrabajo en condiciones normales. Desde luego, la valoración del resultado desde el punto de vista técnico es muy positiva. Adicionalmente, la muestra de responsabilidad y compromiso de los equipos ha sido extraordinaria. Desde luego, son factores importantes para apuntalar el desarrollo del teletrabajo en condiciones ordinarias.
Como comentábamos al inicio, hemos lanzado un plan de comunicación y formación ad hoc. Hemos desarrollado iniciativas orientadas a tener información puntual y transparente en lo que respecta a la salud de los compañeros, a facilitar técnicas que contribuyan al bienestar físico y emocional, e incluso hemos puesto a disposición de las personas recursos que faciliten su conciliación y bienestar, y el de sus familias (con especial atención a los pequeños de la casa), intentando aliviar las consecuencias del confinamiento.
La comunicación formal e informal por parte de los responsables y directivos y entre compañeros está siendo un factor crítico para mantener la “moral” alta en una situación tan dura y compleja.
En Reale, disponemos de una App que nos permite monitorizar diariamente el Happyness Index de los equipos y en la que cada uno de nosotros puede incluir comentarios públicos y anónimos relativos a su bienestar y al clima de la compañía o de su departamento. En una situación como la que estamos viviendo, esperábamos que este índice de felicidad o bienestar se resintiera por las circunstancias tan duras por las que estamos pasando, tanto en el ámbito personal y familiar como en el profesional. De hecho, esto es lo que ha ocurrido en el resto de las empresas que disponen de esta misma herramienta, las cuales han visto desplomarse en más de 20 puntos ese índice porcentual. En Reale, sin embargo, ese índice se ha mantenido e incluso ha mejorado ligeramente y los comentarios de nuestros empleados son continuas muestras de agradecimiento al resto de los compañeros y a la compañía, y de satisfacción y orgullo por formar parte de "la familia Reale". En definitiva, una situación tan dura como la que estamos viviendo ha permitido aflorar los sentimientos de compromiso con la empresa y los compañeros de todos nosotros.
Con mi mujer y nuestros dos hijos de 20 y 18 años.
Con mucha normalidad, aunque los primeros días hubo un proceso de adaptación.
Diría que sí. Es cierto que he tenido que adaptar el ejercicio diario a las circunstancias... lo de correr está complicado.
Esta situación nos permite comer juntos de lunes a viernes. Pero los "menús" diarios no han cambiado demasiado.
Tengo muy marcados los espacios. En "horario de trabajo" ocupo una habitación en exclusiva y no la utilizo fuera de ese horario.
Alguna tabla para mantenernos en forma... Y la primera semana compré por internet una bicicleta elíptica que como sustitutivo del running
Estoy terminando “La legión perdida”, el tercer volumen de la Trilogía de Trajano de Santiago Posteguillo.
Estoy aprendiendo de mis compañeros de Reale. Es impresionante el esfuerzo que todos han hecho para adaptarse y que mediadores y clientes no lo noten. A nivel personal, he aprendido a valorar cosas que en el día a día pasan desapercibidas. Nunca pensé que tomar un aperitivo en familia al sol en una terracita de 3m2 fuese más agradable que hacerlo en un bar al aire libre.
Creo que ya se han reforzado valores como la confianza, la solidaridad y la flexibilidad. Al menos, yo ya lo estoy experimentando.
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