Sobre todo, la capacidad que ha tenido La Fageda de haberse convertido en un proyecto social referente que además compite en el mercado con multinacionales sin haber perdido de vista su propósito social, aquello que desde el minuto cero ha marcado su misión. La Fageda nació con la convicción de que todas las personas tenemos diferentes capacidades y que el trabajo con sentido es una herramienta de muchísimo potencial tanto para el desarrollo individual como el colectivo. Hoy muchas compañías gastan una gran cantidad de dinero para trabajar el “propósito”, La Fageda nació con él y a partir de este hemos construido el proyecto.
Yo procedía del sector de la alimentación y, por proximidad, lo conocía. Lo que realmente me atrajo fue el hecho de cómo su fundador, Cristóbal Colón, supo transmitirme que este proyecto, de lo que realmente trataba, era de personas. La dimensión que en su momento estaba tomando planteaba la necesidad de crear un departamento de RRHH que, además de una función estratégica, asumiera una dimensión centrada en el desarrollo profesional y personal de quienes trabajan aquí. Y todo ello garantizando la transmisión de los principios y valores en los que se sostiene el proyecto.
Estuve unos cuantos meses llegando a mi casa después de trabajar y pensando: “Esto no tiene nada que ver con lo que conozco”. Recuerdo que en las primeras conversaciones con Cristóbal, al plantear algo, él me decía que primero había que reflexionar y pensar qué impacto tendría en las personas. Realmente, la mirada con la que se construye y se decide cualquier acción o iniciativa es hacia las personas. Se trata de pensar qué impacto va a tener en todas las personas, no sólo en las que tienen necesidad de soporte, sino también en el resto de los profesionales que trabajan aquí. Es una experiencia que te hace romper muchos esquemas.
Desde el mismo momento en que ya fue evidente que estábamos ante una situación de emergencia y, sobre todo, desconocida y confusa, nos enfocamos en proteger a las personas tratando de manera individual cada caso: personas consideradas de riesgo, personas que tenían a su cargo niños, familiares… que necesitaban quedarse en casa….
Me quedo con la capacidad de las personas de ayudarse unas a otras. Es decir, en el momento más complicado y de más adversidad, todos los que podíamos estar, estábamos. Fue especialmente complicado para las más de cien personas con diferentes grados de vulnerabilidad que tuvieron que quedarse en sus casas durante muchas semanas y también para los profesionales de la atención sociolaboral que no dejaron de acompañarlas vía telefónica o mediante videoconferencias para aliviar su soledad, ansiedad… De hecho, no paramos ni un día durante la pandemia. Teniendo en cuenta que la media de personas de baja laboral oscilaba entre las 50 y las 70… Todos, administrativos, técnicos, mandos, directivos… nos organizábamos para dar soporte a los compañeros de las líneas de producción para poder dar respuesta a todas las necesidades y abastecer al mercado con nuestros productos.
Es en momentos así cuando realmente se hace evidente el enorme compromiso, la implicación y la resiliencia de los equipos.
Cuando empecé en este proyecto, algo que me quedó clarísimo es que es imprescindible que la gente entienda los fundamentos y los principios ideológicos en los que se basó Cristóbal Colón para fundarlo, porque si no entiendes esto, no entiendes el compromiso que hay tras el proyecto empresarial. Además, estos valores son los que marcan el estilo de liderazgo de La Fageda y son con los que trabajamos. De hecho, uno de los objetivos claves del área de Gestión y Desarrollo de Personas es crear los espacios y acciones de formación adecuados que nos ayuden a transmitir los principios que sostienen los valores que nos representan.
El proceso de inmersión que hemos desarrollado en este ámbito está enfocado en la colaboración transversal y el trabajo colaborativo. Va mucho más allá del trabajo en equipo y requiere tener un alto grado de confianza en el compañero. Impartimos muchas sesiones de formación y reflexión para tener siempre presente qué impacto pueden tener en las personas las acciones y decisiones que tomamos.
Sí, absolutamente, de hecho en más de una ocasión durante la entrevista la persona candidata nos comparte que lo que quiere es trabajar en un proyecto como este, con estos valores y principios, “un lugar donde pueda poner en el mismo lugar lo que hago y lo que soy”. El talento joven, por ejemplo, le da mucha importancia a cuestiones como la sostenibilidad y el medio ambiente, el bienestar emocional en los ambientes de trabajo, el tiempo… y el no tan joven, con un bagaje importante y que considera que ha llegado donde quería profesionalmente, busca algo más, un plus, quizá, que dé sentido a su trayectoria aportando su experiencia y conocimiento a proyectos como el de La Fageda.
Influye tanto para bien como para mal. Para bien, porque el sitio es espectacular. Trabajar en un lugar como este es un privilegio, porque estamos ubicados en medio de un parque natural, y la naturaleza es terapéutica para todas las personas, tengamos las necesidades que tengamos. No obstante, esta ubicación nos supone una gran responsabilidad con el entorno, que es una de nuestras prioridades. Un ejemplo es el plan de movilidad que tenemos para promover la sostenibilidad disminuyendo los desplazamientos. Un aspecto que algunos verán como positivo y otros como negativo, es que estamos un poco lejos de todo…
La Fageda nació con la misión de acompañar a personas con enfermedad mental y/o discapacidad intelectual en su proceso de desarrollo vital. Los proyectos como este son entidades muy arraigadas al territorio y comprometidas en dar, en la medida de lo posible, respuesta a las problemáticas sociales de su área de infl uencia, y así es como nació en 2019 El Faig, la empresa de inserción de La Fageda, orientada a las personas en riesgo de exclusión social.
Las personas con necesidades de apoyo pueden desarrollar su actividad laboral en cualquier área: producción, administración, técnica… el equipo técnico que forma parte del Servicio de Valoración es quien recomendará a la persona un puesto de trabajo más adecuado a su momento y para su desarrollo. El resto de profesionales que forman parte del proyecto y que lo conforman perfi les técnicos, sociales y sociolaborales, técnicos, administrativos y de gestión, etc., constituyen el engranaje necesario para que todas las áreas del proyecto funciones como un reloj.
Las personas con necesidades de soporte con enfermedad mental o discapacidad intelectual pasan por un proceso de valoración que realizan desde el Servicio de Valoración (profesionales del área sociolaboral, psicólogas, trabajadores sociales, educadoras…). Este proceso tiene en cuenta todos los aspectos de la persona y su entorno y qué puesto de trabajo puede ocupar que sea adecuado a su momento actual. Se elabora un itinerario que puede contemplar desde diferentes puestos hasta una proyección dentro de un mismo puesto y a lo largo de un periodo que sea adecuado para su desarrollo personal y profesional, siempre acompañado de sus profesionales de referencia. Cuando una persona con enfermedad mental o discapacidad intelectual llega a La Fageda, normalmente lo hace a través de la Red de Salud Mental o de la propia familia y, si se considera que un entorno como el que podemos ofrecer será bueno y adecuado a sus necesidades, pasa a incorporarse al proyecto no siendo necesaria una vacante previa para cubrir el puesto.
En el caso de personas profesionales el proceso de selección es como en cualquier otra organización, cuando aparece una demanda de puesto a cubrir se abre un proceso de selección donde termina incorporándose el candidato/a que se ajusta mejor a los requerimientos del puesto.
La gente con certifi cado de discapacidad puede estar toda la vida, hay personas que llevan 30 años en el proyecto. Las personas que están contratadas a través de la empresa de inserción podrán estar en La Fageda un máximo de tres años ya que necesitan de un soporte “temporal” que les ayude a desarrollar las habilitades básicas transversales para hacer frente y poder mantener un puesto de trabajo en una empresa “ordinaria”. A las personas con enfermedad mental y/o discapacidad intelectual podemos
acompañarlas a lo largo de toda su vida. Si llega un momento en que, por edad o por capacidad no pueden continuar en el centro especial de empleo se les sigue acompañando a través de otros servicios gestionados desde el área social como el Centro Ocupacional, Servicio de soporte a la Vivienda... El objetivo es cubrir todas las etapas vitales de la persona.
En primer lugar, creo que existe mucho desconocimiento y temor al respecto por parte de muchas empresas y de las personas que tienen poder de decisión en ellas. Creo, personalmente, que también es un tema de responsabilidad social. Hay muchas personas con necesidades de apoyo que tienen grandes capacidades para realizar tareas en un entorno laboral “ordinario” que les permita integrarse en la sociedad con sus iguales y, a la vez, esta diversidad enriquece al resto, aprendiendo a adaptarse y a tomar consciencia de las diferentes realidades. Pero hay que querer hacerlo, hay que poner “la mirada” en ellos como personas, y menos en los indicadores, y ayudarlas a desarrollarse como profesionales. En la gran mayoría de casos, la experiencia es extraordinaria.
El desarrollo del proyecto sobre la transmisión de la Cultura Corporativa. Este proyecto me ha supuesto romper con muchos paradigmas y creencias preestablecidas, y me ha hecho crecer como profesional, pero más aun como ser humano. Las conversaciones, seminarios y espacios de debate con Cristóbal Colon y con mis compañeros me han ayudado a entender y a ver desde otro punto de vista cómo unos principios y valores arraigados hasta lo más profundo de la personalidad de sus fundadores se han materializado a lo largo de los años en un proyecto social referente e inspirador.
Que la gente te recuerda por lo que les has hecho sentir y por cómo se han sentido a tu lado. Somos lo que damos.
Las cosas hay que hacerlas bien y rápido y siempre por este orden.
Tocar el violín.
Obstinada, pragmática, entusiasta.
Cualquiera en los que estén mi familia y mis amigos. No es lo que se ve, es lo que se vive.
Con un buen libro.
Mi marido.
Escuchar las refl exiones que mi hijo de 19 años les hace a sus hermanos de 15 y 7.
“Bailando con Lobos”.
Compartir con mis hijos todas las etapas de su desarrollo y ver cómo se van convirtiendo en seres humanos extraordinarios.
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