Inmaculada, en un camino tan complicado como la transformación empresarial, ¿cuáles han sido los factores clave para impulsarla y ahora consolidarla?
El principal es el convencimiento de la cúpula directiva de la necesidad de transformarse. La primera decisión que tomamos, que fue muy relevante, fue asumir la agilidad como método de trabajo de los equipos: la toma de decisiones reside en los equipos que aprenden a trabajar con autonomía y con foco en el impacto en la cuenta de resultados.
La transformación cultural ha partido de una evolución de los valores corporativos donde se han fortalecido los de compromiso y de cercanía, y se ha evolucionado hacia la Agilidad para ser una compañía más actual, más digital, más dinámica y eficiente. También vimos una grandísima oportunidad para sincronizar marca y cultura, creando marca de dentro hacia fuera. De ahí creamos el lema En Pelayo es posible, porque vimos que juntos y con esa mentalidad de apostar por las personas, podríamos conseguir lo que nos propusiéramos. El verdadero reto está siendo generar la atmósfera para hacer que las cosas sucedan.
María José, ¿y la cultura es esa atmósfera que permite que las cosas sucedan?
Por supuesto. Un cambio cultural tan profundo como el que pretendemos implica impulsar numerosas iniciativas, que deben llevarse a cabo de forma sostenida en el tiempo para que puedan consolidarse. Se trata de promover aquellos comportamientos que se identifican con la nueva cultura y que deben representar nuestros valores: agilidad, cercanía y compromiso. La clave está en lograr que cada persona de la organización represente esa forma de comportarse, con independencia del rol que ocupe. Y para ello hay que medir para poder saber dónde estamos y qué gap tenemos, hay que lanzar numerosas iniciativas tendentes a promover la igualdad, con mucha labor de comunicación, formación y sensibilización.
El desarrollo del talento femenino y la diversidad son parte de este proceso de transformación. María José, ¿cómo se está gestionando en Pelayo? ¿Qué iniciativas estáis poniendo en marcha para fomentar la igualdad de género y la diversidad?
Concebimos la diversidad y la igualdad de género como elementos clave de nuestra estrategia desde hace mucho tiempo y eso nos ha ayudado a conseguir grandes avances de los que nos sentimos muy orgullosos. Contamos con un Consejo de Administración y un Comité de Dirección paritarios y una presencia en el equipo de Dirección de más del 40% de mujeres, pero somos inconformistas y queremos evolucionar más. Por eso, además de los Planes de Igualdad, que son un instrumento fundamental en la promoción de la igualdad y de las políticas internas (selección, promoción, formación, retribución, etc.) que deben contemplar la igualdad como un elemento clave, contamos con numerosas iniciativas entre las que destacaría dos fundamentales:
Inmaculada, en tu caso que has ocupado posiciones relevantes en etapas profesionales anteriores y que ahora en Pelayo formas parte del Comité de Dirección y del Consejo de Administración de una de las sociedades del Grupo ¿cómo ha sido el camino hasta llegar a estar en estos centros de decisión?
El camino siempre es un camino de tener un propósito claro y ser perseverante. Mi camino profesional siempre ha sido muy estimulante y de un alto aprendizaje, donde por supuesto, lo más importante ha sido y será las personas con las que tengo la oportunidad de trabajar. De todas las situaciones se aprende muchísimo y ese aprendizaje es el que pongo en valor ahora mismo, ofreciéndolo a Pelayo para contribuir al éxito de la compañía.
Respecto a mi camino como mujer, he aprendido muchísimo, sobre todo a encontrar mi verdadera esencia para liderar, transformar y seguir contribuyendo. Tengo un alto compromiso con las mujeres, la igualdad y el trabajo que hay que hacer para acortar las brechas que son generadas en su mayoría por sesgos e inercias propias de una cultura pasada. El compromiso de todo Pelayo es enorme ante el reto de la igualdad.
Inmaculada ¿cuáles consideras que son las principales barreras para el desarrollo del liderazgo femenino? Y ¿qué pueden aportar las mujeres como valor diferencial en puestos de gestión o dirección?
Las principales barreras son las culturales, como decía antes. Las mujeres que estamos en posiciones ejecutivas tenemos que trabajar para cambiar la inercia y acortar las brechas con determinación y con políticas activas que faciliten aspectos claves como la corresponsabilidad. Hay un aspecto importante también a tener en cuenta: hombres y mujeres somos diferentes en muchas cosas: a las mujeres nos cuesta más reivindicarnos, nos cuesta más postularnos, pedir una subida de sueldo, aplicar a un puesto, etc. Tenemos más acentuado el famoso “síndrome del impostor”. Además, tendemos a preocuparnos más por todos los temas logístico-familiares, y lo que se denomina “la carga mental” que nos lleva a perder foco, y a veces productividad en el puesto, y a elevar nuestros niveles de estrés. Por eso necesitamos la corresponsabilidad, políticas que flexibilicen la jornada y proyectos que ayuden a allanar el camino a las mujeres.
En este sentido es donde podemos ayudar mucho, impulsando desde nuestras posiciones políticas activas que ayuden a flexibilizar la jornada y la presencialidad, medir el desempeño en función de la aportación de valor y ayudar a las mujeres a que se sientan respaldadas para seguir avanzando.
¿Cómo afrontáis el reto de liderar equipos, hacerlos crecer, evolucionar y asumir nuevos retos?
Para Inmaculada, el liderazgo ha cambiado sustancialmente: “En la era del talento, los lideres tenemos que gestionar desde la autenticidad, generando relaciones de confianza y poniéndonos al servicio de los equipos. Es la era de delegar, ser ejemplar, dar confianza y no tener miedo. Hacer crecer a cada persona del equipo y darles oportunidades, ofrecerles nuevos retos, confiar al máximo”.
“Estoy de acuerdo con todo ello”, dice María José: “Ser ejemplar, estar al servicio de los equipos, darles autonomía, confiar en ellos, dejar hacer, permitir el error como fuente de aprendizaje y mejora continua, generar espacios que permitan dar y recibir feedback de forma frecuente y fluida”.
¿Qué les decís a las mujeres de vuestros equipos que quieran asumir mayores responsabilidades? Y ¿qué les dirías a aquellas mujeres en general que puedan acceder a nuevos retos a nivel profesional?
El mensaje de Inmaculada a las mujeres es “que sean auténticas, que hagan una reflexión de autovaloración de su trabajo y su día a día. Les diría que analicen todo lo que hacen y que se den un premio diario, animándolas a que luchen por su carrera profesional, por la formación, por el desarrollo y que sean tenidas en cuenta en los planes de sucesión”.
Por su parte, María José les diría, además, “que se atrevan, que confíen en ellas mismas, que estén siempre al día y preparadas, que demuestren con su trabajo y su profesionalidad que son buenas candidatas para asumir mayores responsabilidades, que eleven su mirada, que sean visibles y, sobre todo, que disfruten del camino”.
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