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25/02/2016 Solemos faltar al trabajo o tomarnos un día libre cuando estamos enfermos o tenemos una cita o un compromiso al que nos es imposible faltar. Pero pedir un día de descanso “porque sí” puede ser de gran utilidad si sabemos cómo gestionarlo.

Sentirse mal físicamente no es una obligación para pedir un día de descanso. Tampoco es necesario utilizar escusas para justificar la falta. Ni debemos sentirnos mal por cogernos un día libre. Estos días sirven para desconectar y liberar la mente de la rutina y de tanto trabajo. El problema radica cuando no sabemos cómo ocupar o qué hacer durante ese día.

A diferencia de las vacaciones que, generalmente, están para disfrutarlas en familia, los días personales (o días de “salud mental”, para algunos) deben ser para dedicarlos a uno mismo. Así, un día de descanso puede contribuir a semanas de productividad. Es por este motivo que, según la BBC, son muchas las empresas que empiezan a promover la instauración de días de descanso mental para que sus trabajadores puedan disminuir los niveles de estrés.

Ahora sí, ¿cómo deberíamos aprovechar el día de descanso?

En primer lugar, la clave está en planificar. Por eso, no es demasiado provechoso coger un día libre en el último momento, pues no sabremos cómo aprovecharlo. Maggie Mistal, coach en desarrollo de carreras profesionales, explica que acordar tu día con jefes y compañeros evitará el recibir múltiples llamadas y correos al móvil el día que estemos fuera de la oficina. es por eso que, “si tratas de salir escondido de la oficina, esto no va a funcionar demasiado bien”, dice Mistal.

Una vez decidido el día con antelación, es hora de concretar qué hacer. Ser espontáneo seguramente provocará que desaproveches la jornada. En cambio, estructurar de algún modo la agenda con antelación te ayudará a sacarle más partido. Aléjate lo más posible de la rutina escogiendo actividades diferentes a lo que haces habitualmente. Susan Begeman Steiner, empleada de Zurich, considera que una salida al parque o ir al cine pueden ser buenas opciones. La cuestión es no terminar el día haciendo limpieza general en casa. En este sentido, organizar las comidas y con quién las compartirás es otra manera de romper con tu rutina. “Simplemente no te levantes de la cama y esperes que surja de la nada algo divertido que hacer”, explica Begeman Steiner.

Finalmente, la finalidad del día libre está en desconectar de verdad. Por lo tanto, no esperes a encontrarte al límite de tu estrés. Estos días de desconexión no deben orientarse a la idea de “descanso” en sí, sino más bien se trata de hacer algo lúdico, recreativo que rompa con la rutina diaria. Esto, obviamente, requiere de un verdadero esfuerzo por parte del trabajador, pero es necesario que la mente desconecte al 100% de la oficina y el sentimiento de culpa quede en un segundo plano.

Begeman Steiner afirma que con un día libre bien aprovechado de manera trimestral, el rendimiento y la productividad de los empleados mejora, pues se reducirá el estrés de los equipos de trabajo.

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