Equipos Nº 171 · Mayo 2021

equipos&talento 18 Tras más de un año de pandemia, ¿qué destacaría de cómo las empresas han vivido esta crisis sani- taria? En AON, tenemos un concepto holístico del bien- estar de las personas. Este bienestar se asienta en diversos pilares, tales como el físico, el emocio- nal, el social, el profesional y el financiero. Lo ha- bitual es que la mayoría de la gente tenga bien desarrollado alguno de estos pilares, pero es más raro encontrar un balance adecuado de todos y cada uno de todos esos pilares. Esta pandemia nos ha impactado en mayor o menor medida en todos los pilares haciéndo- nos muy conscientes, a nosotros y también a las organizaciones, de la importancia de osten- tar ese equilibrio entre los pilares de nuestro bienestar. Las empresas deben reforzar esa visión holística de los pilares del bienestar de sus empleados Una de las consecuencias de la crisis sanitaria en la que llevamos inmersos desde hace más de un año es que se ha puesto sobre la mesa la importancia de la salud mental y emocional de las personas. Un tema que hasta hace poco era considerado casi tabú es ya tratado como una parte más del bienestar de los individuos, al igual que la salud física, y las empresas han puesto a disposición de sus profesionales diferentes medidas para contribuir a que ese concepto integral de la salud ayude a conseguir empleados más felices y resilientes. ¿Cómo ha impactado en nuestro autocuidado? ¿En la forma en la que concebimos nuestro bien- estar? Con el tiempo, fuimos tomando conciencia de nuestra nueva realidad y empezamos a poner me- didas que nos permitieran adaptarnos a este nue- vo entorno. Si no puedo salir a hacer ejercicio, busco formas de hacerlo en casa, más o menos imaginativas. Buscamos ayuda para poder con- trolar nuestros sentimientos de miedo, frustración y ansiedad. Esta parte quizás fue la que más costó porque esa área de nuestro bienestar siempre ha sido considerada como un tabú. Asimismo, bus- camos formas de mantener el contacto con nues- tros seres queridos y adaptamos nuestra forma de trabajar al nuevo entorno y necesidades. Por una vez, sin realizar una prospección proac- tiva, tuvimos la oportunidad de vernos como un todo y de tener conciencia de tener la “obligación” de cuidar de todos y cada uno de los pilares que conforman sentirnos bien. ¿Y las empresas? ¿Cómo reaccionaron? Estos procesos que todos y cada uno de nosotros nos vimos obligados aponer en marcha para so- brevivir, las empresas también tuvieron que em- prenderlos para poder subsistir. En muy poco tiempo, tuvieron que adaptarse a la necesidad que imponía el aislamiento de sus empleados, a la distancia social, a las nuevas formas de gestio- nar el trabajo diferentes a las realizadas hasta ese momento. Esa necesidad de trabajar de manera diferente para adaptarse no solo requirió implementar en tiempo récord los recursos necesarios que posibi- litaran la continuidad de los negocios, sino tam- bién buscar nuevas fórmulas que permitieran una relación eficaz y eficiente entre los empleados. Por lo que comenta, ha habido un cambio en el concepto de bienestar… Hasta no hace mucho tiempo, cuando hablába- mos de bienestar la mayoría de las personas lo focalizábamos en nuestra salud física y lo identifi- cábamos con estar bien, con estar sano física- mente, es decir, en el pilar físico que hemos co- mentado. Quien más y quien menos tenía conciencia de que hacer ejercicio y comer bien, es decir, llevar hábitos de vida saludables era bueno para nues- tra salud. Pero con la aparición del coronavirus y del necesario confinamiento todo esto cambió de la noche a la mañana. De pronto, no podíamos salir a hacer ejercicio, nos costaba más seguir esos hábitos de vida saludables que teníamos hasta entonces y lo más importante de todo es que esa situación empezó de manera larvada a impactar en todos y cada uno de nuestros pilares del bienestar. Determinadas sensaciones cobraron protago- nismo en nuestro día a día; sentíamos miedo, an- siedad, frustración, impotencia y el pilar del bien- estar emocional, tanto nuestro como el de nuestro entorno familiar, tomó mayor relevancia en nues- tro día a día convirtiéndose en una prioridad cons- ciente. Sin hacerlo de manera voluntaria, nos vimos obligados en poner el foco en nuestro yo emocio- nal, en visualizar esa faceta que hasta entonces estaba siempre en segundo o incluso en tercer plano. Al mismo tiempo, nuestras prioridades en el plano social también cambiaron, no podíamos mantener las relaciones sociales de la misma ma- nera que hasta entonces. Nuestro entorno profe- sional se vio impactado de la misma manera; lo que era válido para ayer, hoy ya no valía en mayor o menor medida. Y por si fuera poco lo que co- menzó siendo una crisis sanitaria acabó indefecti- blemente en convertirse también en una crisis económica que terminó afectando a todos noso- tros, afectó a nuestro pilar financiero del bienestar y con ello impactó en la seguridad financiera de muchas familias. Por fin, los temas de bienestar emocional se han podido poner encima de la mesa y ser tratados como un problema más de salud, sin sentirnos estigmatizados ni sentir vergüenza Marisol Sanz, doctora y directora Specialty Salud de Aon

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