José Manuel Sanz,
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la
Universidad Politécnica de Madrid
11/03/2016 · José Manuel Sanz es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid y actualmente trabaja en el sector de la ingeniería de pavimentos mientras realiza un máster en ingeniería de la conservación y explotación de carreteras por la Universidad Internacional de La Rioja. Desde su desembarco profesional, José Manuel ha tenido la suerte de tocar diferentes ámbitos: desde la ingeniería ferroviaria, el transporte y la movilidad sostenible en sus comienzos, a su aventura americana: tuvo la valentía de cruzar el charco para trabajar en la construcción de una presa en California. Finalmente ha llegado la hora de abarcar lo que más le apasiona: la ingeniería de carreteras, el ámbito por el que siempre quiso ser ingeniero de caminos. ¡Nos lo cuenta a través de esta entrevista!
De forma creativa… veamos. Soy un Ingeniero de Caminos que ha tenido la suerte de poder trazar su propio camino, algo difícil hoy en día. Amante de la historia y las pequeñas cosas, viajo bastante aunque me gusta hacerlo con billete de vuelta.
En mi caso dicha transición apenas existió. Empecé a trabajar dos años antes de acabar la carrera a través de becas de colaboración, primero en la Universidad y después en una fundación dedicada a la ingeniería ferroviaria. Finalicé mis estudios en junio de 2014, y en agosto fui contratado por una gran empresa española para trabajar en un proyecto en California (Estados Unidos).
La verdad es que he tenido una gran suerte, no me ha faltado el trabajo; aunque también creo que he encontrado oportunidades en lo peor de la crisis económica por ser una persona proactiva que entró en contacto con el mercado laboral pronto, cuando la mayor parte de mi promoción únicamente estudiaba.
Por otra parte siempre he elaborado mi currículum con dedicación y un buen diseño. Rechazo los currículum “express” de media cara de un folio. Considero que si una empresa no es capaz de leer dos o tres folios sobre mí, tal vez no merece que trabaje para ella. Soy una persona que tiene claro lo que quiere, lo que puede aportar y me desenvuelvo bien en el cara a cara y las entrevistas.
A nivel personal sigo siendo el mismo, aunque ahora aprendes a diario sobre tu sector y adquieres cada vez más confianza en el trabajo que realizas.
El enfoque del trabajo en una empresa es muy distinto a la resolución de problemas teóricos en un aula. Podría decir que ahora tengo bastante más presión que entonces y ya no veo las cosas como blanco o negro.
Un proyecto de ingeniería no es un 2+2, depende de muchos factores (preferencias del cliente, plazo, presupuesto, etc) que obligan a tratar los problemas con una visión más global e integradora. Ya no se trata exclusivamente de resolver un problema académico para dimensionar técnicamente un firme de carretera. Se trata de afrontar los retos de la vida y abordarlos desde una visión global del problema.
Bueno, cuando estudiaba vivíamos en un gran engaño colectivo. Yo empecé la carrera en la época de la burbuja financiera, donde un ingeniero de caminos era prácticamente un semi-dios. Los salarios eran altísimos, las constructoras contrataban a los estudiantes dos años antes de acabar la carrera… era otro mundo.
Las expectativas eran las de una carrera dorada. Hacia 2009 el ‘crack’ era evidente, y ese futuro que nos transmitían los propios profesores se esfumó de un plumazo. A partir de ese momento en mi profesión, con una tasa de paro del 75% en las promociones de 2011-2012, la única expectativa era encontrar un trabajo fuera éste el que fuera, incluida la opción de emigrar al extranjero.
A nivel personal y habiendo trabajado en el extranjero, valoro en primer lugar el mantenimiento de la residencia. Me encanta viajar y viajo con frecuencia a otros países por trabajo, pero siempre con billete de vuelta.
En segundo lugar valoro especialmente las posibilidades de crecimiento profesional y formación en la empresa. Me gustan los lugares donde se puede crecer, y por supuesto que la empresa espere de mí una progresión. Por último valoro mucho la conciliación de la vida familiar y laboral, la sensibilidad de la empresa hacia ese tema y al hecho que sus trabajadores sean padres.
En primer lugar, los cambios de residencia periódicos (incompatibles con la vida familiar).
En segundo lugar me espanta que la empresa me vea como algo estático, que no espere nada del trabajador aparte de realizar algo mecánicamente y calentar una silla (que las hay, y en el mundo de la ingeniería también).
Rechazo que en vez de valorar al ingeniero como un recurso potencial imprescindible en la construcción de capital humano a largo plazo, se le pueda ver como una mercancía de compra-venta. Las compañías que actúan así suelen ser las peores para trabajar y están condenadas al fracaso. En general valoro negativamente la ausencia de estímulos al empleado, ya que aumentan su motivación para crecer profesionalmente y hacer su trabajo cada vez mejor.
Desconozco el funcionamiento interno de las grandes empresas de ingeniería y construcción, cada una de ellas es un mundo y por tanto no podría aventurar si me gustaría o no trabajar en ellas. Normalmente eso no lo conoces hasta que no eres empleado.
Una organización donde puedo aventurar que me gustaría trabajar es el Ministerio de Fomento por la estabilidad laboral y por el trabajo con proyectos locales. En general, podría trabajar en cualquier gran empresa que reúna las condiciones expresadas en las preguntas anteriores.
Creo que las redes sociales ayudan a encontrar oportunidades potenciales, pero no son en sí mismas un entorno de búsqueda de trabajo.
Quién usa LinkedIn para abrasar a responsables de recursos humanos con su CV es que no ha entendido nada. Una red como LinkedIn te ayuda a construir un círculo de personas de las que sigues su evolución y trayectoria profesional, y ellos a su vez siguen la tuya. Eso quiere decir mucho, o no quiere decir nada.
Sin embargo, es posible que una persona en cuya empresa se ha abierto una nueva oferta de empleo pueda pensar en una de sus conocidos de LinkedIn, bien porque ha seguido su trayectoria y le encaja el perfil o bien porque personalmente le gusta el enfoque y la actitud de esa persona en el ámbito profesional, digámoslo así, su imagen digital. O ambas cosas.
Creo que las redes sociales, bien gestionadas, te ayudan a crear una imagen digital profesional, a compartir conocimientos y experiencias con otras personas, y en un momento determinado, pueden representar una oportunidad de empleo en algunos casos concretos.
En primer lugar, que no se desanime. Con 25 años y una ingeniería no le va a faltar trabajo, bien sea en España o fuera de nuestras fronteras.
Lo habitual es que pueda encontrarlo en un tiempo razonable tras acabar. Lo más importante es que sea una persona proactiva, que no espere que el trabajo le venga a buscar a casa.
Que escriba a empresas, que intente afianzar los contactos académicos al acabar la carrera, ya que pueden facilitar la inserción. Que se esfuerce por tener y cuidar un perfil digital atractivo. Es importante hacer de la búsqueda de empleo un "minijob": buscar trabajo a diario, dedicarle al menos 2 horas diarias y mantener actualizado el CV y el perfil digital.
Aprovechar las oportunidades que ofrece, en el caso de mi profesión, la bolsa de empleo del Colegio de Ingenieros de Caminos. Y finalmente, si no se consigue empleo en el tiempo deseado, dedicar el tiempo libre a aumentar la formación académica con alguna titulación adicional que facilite la inserción laboral. Pero ante esto quiero dejar algo claro: el objetivo nº 1 debe ser encontrar trabajo al acabar. El peor ejemplo son esas personas que han dedicado los años tras graduarse en adquirir títulos de papel, que llegan a los 30 años y nunca han trabajado en una empresa.
El aumento de la formación nunca puede sustituir a la búsqueda de empleo, ni instalarnos en el conformismo o dejar la búsqueda “para después”.
Mucho ánimo y a saltar a la vida!
TAGS: empleo para jóvenes | talento joven | ingeniería | estudiantes