Las posiciones de liderazgo registran niveles más altos de felicidad

21/04/2017 · Una persona pasa la mitad de su tiempo trabajando. Ocho horas de media si ese trabajo está en España, por lo que el empleo es una importante fuente de experiencias vitales que genera emociones como satisfacción y felicidad. De hecho, hay estudios que relacionan la situación de desempleo con elevados índices de estrés y hasta depresión. Por otro lado, si se observan los indicadores que explican los motivos de algunas bajas laborales, ligadas a malas prácticas en la empresa lideradas por una mala gestión de los jefes o a cuestiones vinculadas a no cumplir con las expectativas profesionales de los trabajadores, encontramos que en su mayoría acaban derivando en estadios emocionales de insatisfacción, tristeza y baja autoestima. Por tanto, ¿influye tener un empleo en los niveles de felicidad de una persona? Indudablemente sí. Pero ¿qué factores determinan ese estado emocional? Un estudio de Gallup los ha identificado.

Teniendo en cuenta que la OCDE calificó de “escasa” la cantidad de empleo de calidad en España, la felicidad de los españoles parece estar en riesgo. Algo que se evidencia si atendemos a la posición que ocupa el país (puesto 34) en el ranking de este año elaborado por la ONU sobre la ‘Felicidad en el Mundo’, que evalúa -entre otros parámetros- la calidad y esperanza de vida de un país o su red de apoyo de sus ciudadanos.

Conocidos estos datos, Gallup ha querido identificar los factores que determinan la felicidad de una persona a través de una encuesta en más de 150 países de todo el mundo. Tal y como publica en un artículo HBR, los encuestados debían calificar, en una escala de 11 puntos, cómo califican su vida, de más a menos satisfactoria y feliz.

Entre los resultados de la investigación se han identificado qué grupos de trabajadores son, generalmente, más felices. En este sentido, las personas que desarrollan trabajos manuales -vinculados a sectores como la construcción, minería, fabricación, transporte, agricultura y pesca- son más infelices que el resto de profesionales, independientemente del país donde se realice la actividad.

Un ejemplo de los márgenes de diferencia que se dan entre posiciones, se refleja en la evaluación que managers, funcionarios, ejecutivos o trabajadores de alto nivel dan a sus vidas con respecto a la nota que dan, de media, los empleados dedicados a una actividad manual: 6 puntos sobre 10, frente a los 4,5 de los segundos.

Una distancia que también encuentra su reflejo en las emociones que, unos y otros, describen cuando explican cómo se sienten desarrollando su actividad. Los ejecutivos experimentan estados emocionales más positivos frente a los trabajadores medios que suelen citar más a menudo estadios de preocupación, estrés, tristeza e ira.

Estas estadísticas descriptivas representan las diferencias básicas en la felicidad de los empleados, según el tipo de trabajo que desarrollan. Aunque cada empresa, persona y circunstancia es distinta, una de las cosas que destaca en el estudio es que esta imagen general del trabajo varía muy poco, aunque se modifiquen factores claves como los ingresos y la educación, así como una serie de otras variables demográficas como edad, sexo y estado civil.

Ser tu propio jefe no es garantía de felicidad

Trabajar por cuenta propia tiene una relación complicada con el bienestar. Si hablamos de la media mundial, el autoempleo se asocia generalmente con bajos niveles de felicidad, en comparación con ser un empleado a tiempo completo. Sin embargo, los análisis muestran variaciones dependiendo de la región del mundo que se observe.

En líneas generales, en los países desarrollados trabajar de forma autónoma se asocia tanto con una mayor evaluación global de vida, aunque con más emociones negativas que positivas, especialmente las ligadas al estrés y la preocupación.

Los niveles más altos de infelicidad se registran en personas desempleadas

Sin embargo, en peor situación se encuentran los parados. El desempleo es destructivo para el bienestar de las personas y es así en cualquier parte del mundo. Los empleados, indistintamente del sector al que pertenezcan, reflejan puntuaciones más altas en su calidad de vida y señalan un 30% de emociones más positivas que los desempleados.

Tener trabajo contribuye a una mejor situación personal y está relacionado con algo más que percibir un salario. La condición social, el establecimiento de relaciones sociales, la creación de una red de apoyo y la posibilidad de marcarse objetivos profesionales son factores que ejercen una fuerte influencia en la felicidad de las personas.

Esta experiencia afecta a la persona desempleada pero también a su entorno, que también dan signos de infelicidad, cuando un familiar o amigo se encuentra en dicha situación. Los altos niveles de desempleo generan una sensación de inseguridad e inestabilidad laboral en personas que puede que sí estén empleadas.

¿Dónde se es más feliz según Gallup?

La encuesta de Gallup preguntó a los encuestados si están satisfechos con sus puestos de trabajo actuales. El porcentaje de encuestados que reportaron sentirse "satisfechos" (en oposición a "insatisfechos") fueron mayores en los países de América del Norte y del Sur, Europa, Australia y Nueva Zelanda.

En concreto, Austria obtiene el primer lugar con un 95%, seguido de cerca por Noruega (el país más feliz según el informe de la ONU) e Islandia. En este sentido, las personas en puestos de trabajo bien remunerados son más felices y están más satisfechos con sus vidas y puestos de trabajo.

Por otro lado, la conciliación vida-trabajo, las oportunidades de empleo y desarrollo profesional, los niveles de autonomía, la seguridad laboral, la red de apoyo son otros de los factores que incentivas esa satisfacción. De hecho, los países con altas calificaciones proporcionan empleos de mejor calidad.

Sin embargo, una gran satisfacción no siempre conlleva una alta participación en la empresa. Según la encuesta, el número de personas que se muestran activamente involucradas suele ser inferior al 20%, mientras que en Europa occidental es de un 10%.  Esta diferencia entre la satisfacción laboral y compromiso de los empleados puede ser parcialmente atribuible a las cuestiones de medición. Pero también tiene que ver con el hecho de que ambos conceptos miden diferentes aspectos de la felicidad en el trabajo.

La satisfacción se reduce a sentirse contento con el puesto de trabajo, pero la noción de participación (activa) de los empleados requiere que los individuos a sean absorbidos positivamente por su trabajo y estén plenamente comprometidos con el avance de los intereses de la organización., por lo tanto, el aumento de participación de los empleados representa un obstáculo más difícil de alcanzar.

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