Las estrategias del marketing y de los RRHH se unen para fidelizar el talento

12/06/2017 · El marketing y los departamentos de recursos humanos habían sido dos espacios separados, con espacios y objetivos complementarios pero bien definidos. Sin embargo, con la llegada de Internet la figura de los consumidores y trabajadores se han unido en una misma definición: los usuarios. Ya sean internos o externos, estos usuarios comparten deseos, necesidades y motivaciones, lo que revierte en una obligación -por parte de las empresas- de inversión en estrategias que no sólo los atraigan, sino que, también, los fidelice en torno a la marca.

En la era de la digitalización los usuarios –antes clientes- se han vuelto más exigentes con la información que demandan, así como los datos que facilitan. Lo mismo pasa con los usuarios internos de las compañías –más conocidos como empleados- que gracias a las nuevas generaciones de trabajo solicitan más fuentes de información corporativas que expliquen los objetivos marcados, modelos de negocio, valores y misión corporativos, entre otras cosas.

Los Millennials son algunas de esas generaciones de empleados que han impulsado dichos cambios organizativos, pero son los jóvenes en general los que demandan entender cada vez más cosas sobre el funcionamiento de una compañía, antes de aplicar en ella.

Una muestra de la complejidad que está adquiriendo el mercado de trabajo es la ‘guerra de talento’ que han iniciado muchas empresas. Un talento el cual describen de escaso y difícil de comprometer. No sólo, es más complicado atraer a los mejores, sino que, además, cada vez, es más impedir que se produzcan fugas de talento.

En estas cuestiones entran en juego factores tan importantes como una cultura enfocada en la motivación y capacitación profesional, una apuesta por los beneficios sociales como herramientas de cohesión organizacional y la inversión en un ecosistema de trabajo enfocado en la innovación, ya sea por el tipo de espacio, por las herramientas que usa o los productos que desarrolla la compañía, los cuales deben trabajar en favor de una sociedad mejor: más social y más sostenible.

Todo ello supone un cambio organizacional que necesita de empresas dinámicas y humanizadas con el fin de que aquello que se ofrece vaya en la línea de lo que el talento busca, y que eso se traduzca en un acercamiento a lo que los nuevos tipos de clientes demandan. En definitiva, que la empresa invierta en el engagement de su marca en un amplio sentido.

Es por ello, que el marketing ha acercado sus estrategias a los recursos humanos y viceversa. Un ejemplo es el foco puesto en influenciar en el comportamiento del consumidor, el cual se convierte en altavoces de los beneficios de la marca. Los mismo sucede con los empleados, cuya satisfacción se traduce en la comunicación de su buena situación al resto de la comunidad.

De hecho, según la encuesta de Tendencias del Employee Engagement 2016, tener empleados y líderes comprometidos en hacer de un espacio de trabajo un lugar mejor para trabajar es el factor principal que conduce a este engagement.

Por otro lado, el marketing aboga por situar al cliente en el centro del negocio. Los RRHH, hacen lo propio con la experiencia del empleado. Como resultado, se obtiene que dichos usuarios –internos y externos- empiezan a definir lo que la empresa ofrece y cómo se comunica, para lo cual es clave el feedback sobre necesidades y deseos que ambos tienen.

Asimismo, de la misma manera que el marketing trabaja sobre un producto, ese tangible toma forma en torno al espacio de trabajo, en el caso de los RRHH. Apostar por entornos colaborativos, flexibles, abiertos y comunicativos refuerza el engagement del personal que en él se desenvuelve.

Sin embargo, todos estos elementos no tienen efectos directos sobre la imagen que se busca proyectar, si no se comunican correctamente. Ahí es donde entran en juego las estrategias de Employer branding. La transmisión de los valores de marca mediante las redes sociales de los empleados debe tener el objetivo de humanizar el producto que se pretende vender, en este caso: la empresa en sí misma.

Y para lograr que ese impacto sea mayor, hay que imitar lo que hace el marketing: segmentar el target o lo que es lo mismo, conocer y dividir el público objetivo al que va enfocada la estrategia, ya sea para la búsqueda de nuevo talento como para la retención de los empleados.

Finalmente hay tres pasos que no se deben olvidar: fijar los objetivos de la estrategia, medir su impacto y revisar las acciones de forma periódica con el fin de comprobar que no hay fallos que reviertan en una futura crisis.

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