07/08/2017 · Ser líder de un grupo de personas es siempre una gran responsabilidad, ya que el objetivo sobre el que se debe trabajar es el de acabar convertido en un referente para el resto de personas. Sin embargo, hay hábitos que pasa desapercibidos y que proyectan una mala imagen, socavando así la reputación del profesional.
Los expertos en liderazgo recomiendan buscar un estilo propio y auténtico a la hora de trabajar con un grupo de personas, pues según señalan no hay nada más atractivo hoy día que una persona que tiene una convicción clara y una línea argumental de trabajo coherente, ética y honesta.
No obstante, también advierten que no existe el liderazgo perfecto y sin errores. Unos fallos que a menudo residen en gestos cotidianos, formas de comunicarse y de dirigir a otros que desde TICbeat han recopilado en un artículo. Se trata de los cinco hábitos de conducta que son más perjudiciales para la imagen de un líder.
- La exigencia inalcanzable. Marcar retos puede impulsar la motivación en los empleados, ya que permite medir las capacidades personales y, una vez se alcanzan, generar sentimiento de orgullo. Sin embargo, cuando estos objetivos son imposibles de alcanzar, los resultados son justos los contrarios: frustración, apatía, estrés, malestar y, a veces, una competitividad insana entre los empleados.
- La crítica como norma. Siempre hay cosas que mejorar, pero el perfeccionismo incansable alarga los plazos y convierte a los trabajadores y sus proyectos en ineficientes e improductivos. La crítica continua y sin un contrapunto positivo empeora el ambiente laboral y si, además, no es bidireccional, es decir, si los líderes no asumen sus propios errores, proyecta una imagen de falsa “superioridad” que aleja a los empleados de sus responsables.
- Obstinación y obsesión. Un líder debe ser capaz de ver las diversas perspectivas de un mismo asunto, esté o no implicado en él. Además, hay que tratar de convertir los errores en oportunidades como, por ejemplo, de aprendizaje. De ser así, en lo que se invierte es en confianza hacia el equipo y una carga de trabajo más y mejor repartida.
- Intolerancia. La paciencia y la apertura de miras son fundamentales para generar un espacio de trabajo plural, diverso y flexible donde todos tengan cabida.
- Indecisión. El liderazgo debe caminar hacia la obtención de respuestas rápidas que permitan a los equipos mejorar sus plazos de ejecución de tareas y proyectos. “Es fundamental consultar dudas, compartir temores y aprender a tomar decisiones de una forma consciente, innovadora y con conocimiento de causa”, concluye el artículo.
