La Economía Gig, redefiniendo el mapa del talento

26/03/2019 · El trabajador independiente, autónomo o freelance ya es una realidad en muchas profesiones y sectores como la consultoría o los medios de comunicación. Una tendencia que cada vez gana más adeptos en el mundo empresarial por su potencial para mitigar la escasez de talento que vive España. Sin embargo, también existen numerosos desafíos por afrontar. La posibilidad de que un mismo profesional pueda ofrecer sus conocimientos, experiencia y formación para dar solución a los retos de diversas empresas puede ocasionar problemas relacionados con la lealtad y el secreto profesional, o una amenaza para la estabilidad profesional y los derechos laborales de estos colaboradores.

Korn Ferry ha encuestado a cerca de 500 profesionales de recursos humanos a nivel global para conocer sus intenciones de contratación. Según revela el estudio, los perfiles profesionales que conforman la llamada economía Gig, caracterizada por la fugacidad y por un tipo de empleo de contingencia cada vez más en auge en Estados Unidos, comienzan a ser los más demandados por las compañías.

De hecho, más de la mitad de los profesionales de recursos humanos (60%) reconoce estar contratando a más colaboradores Gig que hace tres años, mientras que un 42% de directivos asegura que la tendencia seguirá creciendo en el futuro. Dentro de esta categoría se incluyen tanto los profesionales autónomos o freelance como los colaboradores temporales, que se están posicionando como una fuerza de trabajo prioritaria dentro de las organizaciones, debido a la facilidad que presenta su gestión en comparación con la del personal fijo de la compañía, y al ahorro de costes que esto supone, según afirman fuentes de la consultora.

Los freelance, el talento estrella

Para las empresas, algunas de las ventajas de esta nueva economía y que explican también la gran demanda que hay de este tipo de profesionales, reside en la flexibilidad que implica contar con un colaborador del cual se podría prescindir, sin ningún tipo de penalización para la organización en comparación con un despido de un asalariado, por motivos objetivos como un descenso de las ventas o del volumen de trabajo. De esta manera, las compañías pueden disponer de capital humano productivo, al que además pueden remunerar directamente por su trabajo, sin asumir los costes derivados de la Seguridad Social o de pagas extra, por ejemplo.

Esta fórmula de trabajo por proyectos permite a sus profesionales gozar de mayor flexibilidad y libertad para implicarse en los retos que más les interesan. Sin embargo, este tipo de colaboradores suelen percibir un salario inferior al de los asalariados y son más vulnerables a los cambios en la economía en general, o a la evolución de la empresa que los contrata en particular.

Los profesionales de la Gig Economy empiezan a ser los perfiles más demandados por las empresas

En un momento en el que las empresas no encuentran perfiles para afrontar con éxito la transformación digital, contar con profesionales independientes que aporten este valor a la organización sin necesidad de readaptar el puesto de trabajo resulta altamente rentable. En este sentido, la confianza de los empleadores en su fuerza de trabajo es clave. Algo que confirma el informe de Korn Ferry; el 67% de los profesionales de Recursos Humanos afirma tener plena confianza en el desempeño de estos empleados, a pesar de que muchos de ellos hagan su trabajo de forma remota.

En concreto, dos tercios de los encuestados afirman estar integrando a estos profesionales en la cultura del lugar de trabajo y casi el 60% piensa que este tipo de trabajadores tienen un impacto positivo en ella. Por esta razón los expertos concluyen que la clave para seguir siendo competitivos reside en mantener un equilibrio entre fuerzas de trabajo permanentes y un equipo de colaboradores estable contratado de forma puntual, hasta conformar un grupo mixto que, con su trabajo y cooperación, permita a la empresa hacer frente a los diversos obstáculos que puedan ir surgiendo.

En la actualidad, startups y plataformas P2P como Uber y TaskRabbit están impulsando ya este modelo de trabajo, asentado sobre los conceptos de flexibilidad laboral y la libertad de trabajo, es decir, poder decidir de qué forma, cuándo y dónde se trabaja, así como en los proyectos que el profesional se implica. Esa es la teoría y el escenario ideal para muchos profesionales respecto al trabajo freelance. Sin embargo, las condiciones legales –muy ligadas a sus beneficios y derechos- para estos trabajadores distan mucho de ser lo que, a priori, promete esta modalidad, especialmente en algunos países como España.

Los mitos de la Gig Economy

El Boston Consulting Group publica un informe que cuestiona la percepción generalizada que hay de la Gig Economy y de las nuevas modalidades de trabajo. El estudio se ha llevado a cabo a través de encuestas a más de 11.000 trabajadores en once países distintos, y determina, por ejemplo, que los profesionales que usan las plataformas de la Gig Economy son a su vez beneficiarios y víctimas de la disrupción.

Esta mala percepción suele vincularse a bajos salarios y condiciones laborales precarias, a pesar de que “el número de trabajadores que perdieron empleos en condición de freelance fue igual al número de trabajadores que recuperaron empleo en las mismas condiciones”, afirman desde la consultora. Los empleados de la Gig Economy proceden de una amplia gama de industrias y sectores, como las Tecnologías de la Información -incluidos los medios de comunicación y telecomunicaciones-, las finanzas y los seguros.

Esta fórmula de trabajo por proyectos permite a sus profesionales gozar de mayor flexibilidad y libertad para implicarse en los retos que más les interesan

Asimismo, otro de los mitos asociados a esta nueva economía es que los trabajadores por proyectos son “una fuente escasa de talento y de experiencia corporativa”. Una afirmación que el informe no solo desmiente sino que, además, advierte: “el empleo de los nuevos freelance permitirá a las empresas adaptarse a la disrupción de los entornos corporativos”.

Así lo avalan también los datos de otra encuesta del Boston Consulting Group realizada a más de 6.500 ejecutivos, donde el 40% de ellos afirma que espera que, en los próximos cinco años, los colaboradores por proyectos crezcan en mayor proporción que los profesionales asalariados. A este respecto, las corporaciones deberán desarrollar los sistemas de soporte y las capacidades correctas para garantizar que estos profesionales estén incentivados a desarrollarse. Una tendencia que también podría beneficiar al resto de profesionales, que pueden ver reducida su carga de trabajo y, por tanto, enfocarse en tareas más estratégicas dentro de la organización.

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