La transformación digital, un reto global que va más allá de los cambios digitales

Antes y durante el Covid-19, la tecnología no solo está permitiendo mejorar la vida de las personas, sino que está facilitando el trabajo en muchos sectores, a pesar de los riesgos que también se le atribuyen, relacionados con la destrucción de empleo a causa de la automatización o el estrés laboral derivado de la hiperconectividad, que tantos miles de trabajadores han experimentado durante la pandemia.

Sin embargo, los expertos parecen estar de acuerdo en que los beneficios superan a dichos riesgos, destacando la importancia de la correcta gestión del giro digital que están llevando a cabo muchas compañías para poder acceder a estas ventajas operativas y productivas.

En este proceso, lo primero que debemos entender es que la transformación es global y que el cambio va más allá de lo meramente digital.

Las personas, en el centro de la transformación digital

El papel de las personas es clave para el éxito de este proceso. Así lo creen también desde Accenture, que en un reciente informe ha revelado que “las empresas necesitan sistemas sin límites, adaptables y esencialmente humanos para prosperar en un mundo en cambio constante”.

En este sentido, entre los principales hallazgos del estudio se revelan las dificultades que algunas organizaciones encuentran a la hora de sustituir viejos sistemas por otros nuevos, así como capacitar a sus profesionales en el manejo de dichas herramientas o de encontrar talento con los conocimientos necesarios para un uso estratégico de las mismas.

Esta situación se agrava debido a la alta competitividad que existe en el mercado actual, el gran volumen de datos que ha generado el incremento en el uso de estos nuevos sistemas y la infinidad de aplicaciones que tecnologías como la Inteligencia Artificial o el Internet de las Cosas (IoT) puede tener, según el área en la que se introduzcan.

Nuevas maneras de pensar y procesos más ágiles

Por ello, “las compañías necesitan evolucionar hacia enfoques más ágiles, resilientes y experimentales”, lo cual implica la introducción de “nuevas maneras de pensar, trabajar e innovar, con equipos y talento que se pueda adaptar a la rápida evolución de la tecnología”. Al respecto, el estudio recomienda a las empresas dejar de ver sus aplicaciones, infraestructuras y empleados como entes independientes, para ser considerados sistemas vivos e interconectados.

Otro de los retos destacados por Accenture es la tarea que tienen ante sí los responsables de los distintos departamentos y las propias empresas a la hora de obtener retorno respecto al valor de la inversión en innovación.

En ese sentido, el informe señala que, a pesar de que la innovación es ya una prioridad en todas las organizaciones y de que se empieza a aplicar en determinadas áreas o procesos, dicha aplicación tiende a ser “aislada” y “con resultados todavía limitados en términos de valor”.

Por tanto, uno de los desafíos es conseguir que la innovación se aplique a escala y de forma transversal en toda la organización, con un claro retorno en valor medible para el negocio.