Revista digital
TRIBUNA
mayo 2006

La necesidad de comprometerse y ser más francos

Juan Carlos Riba,
socio-director de Agrupa Asesores de RRHH

 
Juan Carlos RibaEl compromiso, el trabajo bien hecho y el sentido de responsabilidad son ese “plus” que se debe potenciar y recuperar. Parece como si cada vez más las responsabilidades o los compromisos pesasen demasiado, como si no se llevase tanto el ser serio y estar comprometido o el responder con lo que se ha dicho; parece como si el cortoplacismo mandase cada día más en la forma de pensar y actuar.
Hay una significativa y legendaria frase que dice: “El trabajo bien hecho es el que perdura”, y la verdad es que todos sabemos que se nota cuando las cosas se hacen bien y cuando no. Por ejemplo, se nota cuando una obra en construcción está hecha de buen material o no, o cuando se ha trabajado en profundidad en un tema o no..., pues lo mismo pasa cuando vemos en los empleados, en los proveedores o en los clientes si el trabajo se hace con entrega y compromiso o no. Cada día nos interesa de las personas la A, no sólo la A de aptitud, sino sobre todo la A de Actitud, aquella que nos hace mejores en un mundo donde los productos son muy similares y competitivos; sin duda, esta A, la de Actitud, está repleta de compromiso e involucración por parte de quien la practica, de seriedad de respuesta y de hacer las cosas bien hechas.

Hay una significativa y legendaria frase que dice: “El trabajo bien hecho es el que perdura”, y la verdad es que todos sabemos que se nota cuando las cosas se hacen bien y cuando no. Por ejemplo, se nota cuando una obra en construcción está hecha de buen material o no, o cuando se ha trabajado en profundidad en un tema o no..., pues lo mismo pasa cuando vemos en los empleados, en los proveedores o en los clientes si el trabajo se hace con entrega y compromiso o no. Cada día nos interesa de las personas la A, no sólo la A de aptitud, sino sobre todo la A de Actitud, aquella que nos hace mejores en un mundo donde los productos son muy similares y competitivos; sin duda, esta A, la de Actitud, está repleta de compromiso e involucración por parte de quien la practica, de seriedad de respuesta y de hacer las cosas bien hechas.

Estamos en un momento en que nuestra sociedad premia a aquellos que triunfan y tienen éxito, sin preocuparse mucho por saber cómo lo han conseguido. Un ejemplo es el corredor de Fórmula 1 Fernando Alonso, del que muchos dicen que no cae simpático y que va a la suya, o incluso que le tienen manía... y la verdad es que es una persona a la que casi nadie, excepto su familia y gente próxima a él que ha invertido mucho tiempo y dinero, le ha ayudado; por este motivo, ahora le molesta que todo el mundo se apunte al carro ganador de alguien por el que no han hecho nada; él sólo está siendo sincero, y los suyos saben lo mucho que le ha costado estar ahí, y no le da la gana que otros se apunten tantos que no les corresponden. Alonso es un profesional con actitud, que además tiene aptitud y está totalmente involucrado y comprometido con lo que hace. Seguro que las cosas le irán bien.

Parece como si cada vez más las responsabilidades o los compromisos pesasen demasiado, como si no se llevase ser serio


Pasemos al mundo más próximo y real, cerca de nuestro día a día, y más concretamente próximo al mundo en que Agrupa se desenvuelve, la búsqueda y selección de directivos, el buscar gente para que se comprometa con nuevos proyectos.
¿Cuántas veces alguien ha dicho que va hacer una cosa y después no la hace? Antes, con dar la mano era suficiente y se sabía que se podía contar con el compromiso adquirido, ¡hoy no!, casi nunca sucede esto; la gente va a la suya. En el mundo de la selección de personal se ha criticado, y con razón en algunas casos, que las empresas de selección decían frases como “ya te diremos algo”, “ya te llamaremos”..., y el candidato no sabía nunca nada más de aquel señor o proceso, o aparecía cuando ya no le interesa; pero cuantas veces ha sido al revés, candidatos con interés que una vez han tenido lo que han conseguido se han olvidado absolutamente de la persona que les atendió y orientó. La gente va a la suya, cada vez más, y esto es legítimo, pero no bueno; apremian más los intereses personales y se olvidan el agradecimiento, el ser educado y respetuoso con las personas que te han ayudado.

Hay que darle la vuelta a esto, hay que volver al compromiso, a saber dar la palabra y al ser sincero cuando explicamos qué es lo que realmente queremos y sabemos hacer. No a la “venta de motos”, no a las mentiras, no a la falsedad y el engaño, no a no ser éticos y sinceros... hay que dar entrada al sí de la sinceridad, de la transparencia, del trabajo bien hecho, del reconocimiento de nuestras limitaciones, del querer aprender sin necesidad de fingir que no se sabe, de comunicar y saber escuchar y respetar las opiniones de los demás... Hemos de volver a ser consecuentes con nuestros principios, a que triunfen las actitudes y buenas voluntades, la constancia y el sentido de responsabilidad y de compromiso.

Únicamente el trabajo bien hecho y sincero se asienta y perdura.
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