Revista digital
TRIBUNA
julio 2013

Prevención de riesgos laborales en tiempos de crisis: una oportunidad para la recuperación

Alfonso Masoliver,
director general de Audelco, auditoría de riesgos laborales, s.a.

 
Alfonso MasoliverNos guste o no, estamos inmersos en una recesión económica, por lo menos tan grave como la más grave que recuerden los más viejos del lugar, y en estos tiempos es cuando dan la talla los verdaderos Empresarios y Directivos, con mayúscula.
Se ha hablado muchas veces en los últimos años de que la situación de la seguridad laboral en España es insostenible, que es una lacra indigna de nuestro país y que hay que abordar planes para solucionar el problema, llegándose a aprobar una Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2007-2012. Y si poco se ha hecho cuando las cosas iban bien ¡qué va a ser ahora de la prevención!
El problema de nuestro sector es que muchos aún siguen pensando que existe un conflicto entre prevención y productividad, ¡cuando se pierden casi 20 millones de jornadas al año por los accidentes de trabajo!

Seamos sinceros: lo que ocurre es que es un tema árido, que en demasiadas ocasiones deriva en disputas con los representantes de los trabajadores, que muchas veces lo utilizan de manera irresponsable en la acción sindical, y con nulo glamour, y por ello con poco o inexistente recorrido en las conversaciones con los amigos.

En nuestra experiencia auditando sistemas de gestión de la prevención en grandes y medianas empresas, de todos los sectores de actividad, hemos constatado, sin género de dudas, que las empresas con los mejores sistemas de prevención son rentables aún en momentos de crisis como el actual y, si bien están, como todas, expuestas a la dureza de la misma, son sin duda las mejor preparadas para superarla, y voy a tratar de argumentarlo.

¿Puede una buena seguridad aumentar la productividad?
Sinceramente pienso que SI, estoy convencido de que una buena seguridad contribuye al aumento de la productividad. Me refiero a una mejora sostenible y no solamente coyuntural. Para ello hay que pensar con una cierta perspectiva y no a corto plazo, por cierto otra cualidad de los buenos directivos.

Desde mi punto de vista hay tres condiciones que son necesarias para una buena seguridad: CONOCIMIENTO DEL PROCESO PRODUCTIVO, DISCIPLINA OPERATIVA y PARTICIPACIÓN.
La seguridad requiere profundo conocimiento del proceso productivo; realizar la terea con seguridad es consecuencia de un proceso de aprendizaje y adiestramiento que permite conocer todos los aspectos de la misma, permitiendo optimizar los recursos y los tiempos, así como identificar oportunidades de hacerlo de manera más eficiente, en una palabra: buenos profesionales.

La seguridad exige disciplina operativa, hacer las cosas con seguridad obliga a seguir los procedimientos de trabajo, que deben estar diseñados para realizar la terea con seguridad ¡pero no solo! También están pensados para que sea la forma más eficiente de llevarlas a cabo. No nos podemos imaginar a un trabajador que hace todo bien menos proteger su seguridad, no es que sería una casualidad, es que es sencillamente increíble. Los trabajadores “inseguros” normalmente en su afán por hacer las cosas “a su manera” también estarán improvisando el cómo, generalmente consumiendo más recursos, dedicando más tiempo y en perjuicio de la calidad del producto o servicio.

La seguridad es un área “neutra” para experiencias de participación con los trabajadores, pues se da una elemental conjunción de intereses. Se pueden acordar métodos de trabajo basados en la mejora de la seguridad, potenciar la formación y polivalencia de los trabajadores y, en suma mejorar el clima laboral.

Si estas condiciones se propician, persiguen y consiguen estaremos sin duda en la mejor de las posiciones para mejorar la productividad, pues esta mejora también requiere que estas condiciones se den y con ello ayudaremos a otra de las grandes aspiraciones en estos tiempos: Disminuir el absentismo, pues lógicamente ante mejores condiciones de trabajo y menos accidentes, son muchas menos las jornadas que se pierden, y recuerdo que rondan los 20 millones al año por esta causa.

La mejora de la seguridad puede ser un magnífico terreno de ensayo para la mejora sostenible de la productividad, pues requiere trabajadores bien cualificados, disciplinados y colaboradores, receta de éxito para la excelencia empresarial.

Lógicamente todavía hay quien dirá que esto es mera teoría, y sí, es teoría…llevada a la práctica con éxito en empresas líderes de sus respectivos sectores de actividad, y desconocida o ignorada por muchas, donde se repiten de manera insistente carencias en la gestión de la prevención, que lejos de tener un elevado coste económico para su corrección, solo precisan del compromiso de la Dirección...y hacer las cosas bien desde el principio.

Las principales carencias detectadas en los sistemas de prevención se concentran en no más de cinco áreas de gestión, y varias de ellas directamente conectadas con Dirección:
- Planificación de la actividad preventiva insuficiente. Hay una frecuente ausencia de objetivos u objetivos poco definidos y conocidos por la organización. Los planes son farragosos, no concretos, sin calendario de ejecución y responsables y con poco o nulo seguimiento por parte de la Dirección. En estas condiciones, claramente lo que no se mide no se hace.
- Incipiente integración caracterizada por una insuficiente definición de funciones y responsabilidades en relación con la prevención. No se incluyen en los manuales de organización o de definición de puestos de directivos, jefes y mandos. Los mandos no participación en la definición y ejecución de la actividad preventiva (todo para el servicio de prevención).
- Poca o nula comunicación interna. No se habla de seguridad con ni entre los trabajadores, con lo que se pierde una cantidad ingente de información valiosa para la gestión preventiva y eso requiere establecer los cauces formales para ello.
- Ausencia de actividades sistemáticas de control tales como: inspecciones de seguridad, observaciones preventivas o de comportamientos seguros, charlas de seguridad con los trabajadores (información y formación in situ).
No se consideran os aspectos preventivos en los nuevos proyectos y las propuestas de cambio e inversión, lo que en muchas ocasiones obliga a duplicar la inversión o dejar inutilizadas las inversiones por no adecuarse a la legislación. Por lo que respecta a la no inclusión de indicadores de prevención en la evaluación del desempeño de mandos y directivos, es consecuencia de lo anterior y por tanto no se identifica la gestión preventiva con una prioridad de la empresa, o por lo menos con algo de interés. Así poco se puede avanzar.
- Evaluación de riesgos. Muchas son malas, se quedan en lo general y olvidan los aspectos ergonómicos (manipulación de cargas, posturas forzadas, movimientos repetitivos) y por supuesto de los factores psicosociales.
- No tener clara la formación requerida en cada puesto de trabajo. No se incluye la formación en prevención como parte de la formación técnica del puesto. Hay una mala calidad de la formación, que suele ser genérica y no ajustada al puesto de trabajo, por lo tanto aburrida e inútil. Estamos tirando el dinero en lugar de aprovechar para formar buenos profesionales.
- Coordinación de actividades preventivas: Siendo un aspecto clave en la gestión, derivado del modelo productivo intensivo en subcontratación de trabajos y servicios, se detecta una falta de mecanismos de identificación y control de riesgos en actividades puntuales tales como las de mantenimiento, no se incluyen los aspectos preventivos en las Órdenes de Trabajo y hay poca implantación de los sistemas de permisos especiales de trabajo, con lo que ello conlleva de incremento del riesgo en las instalaciones y para los trabajadores de la empresa que desarrolla la actividad y los que le rodean.

Es decir, el ABC de la prevención y la esencia de la parte práctica de la coordinación de actividades empresariales.
La mejora en la gestión de la prevención puede requerir atención por parte de todos y algo de tiempo, pero no necesariamente grandes inversiones, y desde luego poco gasto.

Creo honestamente que en tiempos de crisis es aún más necesario insistir en hacer las cosas de la mejor forma posible, y esa siempre es la forma segura de hacerlo, pues es como se deben de haber desarrollado los procesos en su concepción. Apostemos por la seguridad, es bueno para los trabajadores, pero sin duda es bueno para las empresas.
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