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TRIBUNA
junio 2016

El talento también escoge

Francisco Benéitez,
manager de Bros Group

 
Francisco BenéitezDesarrollar el sentido de pertenencia y de lealtad en los trabajadores suele ser una de las claves del éxito de la empresa privada
Según la RAE, una persona talentosa es aquella cuya inteligencia o aptitud le permite desarrollar con éxito una determinada ocupación, alguien que tiene una capacidad y disposición para el buen desempeño o ejercicio de un negocio, de una industria o de un arte.

No hace demasiado tiempo supe que la escuela de negocios con sede en Suiza IMD publicaba regularmente un ranking mundial basado en la capacidad de atracción y retención del talento por parte de los diferentes países del mundo, en el que España no se encontraba precisamente muy bien situada, y que nos señalaba como uno de los países desarrollados con menor capacidad para retener dicho talento. A partir de aquí, descubrí otra serie de índices desarrollados por consultorías y organismos mundiales que venían a confirmar lo anteriormente expuesto.

Personalmente, siempre he sido consciente de que la fuga de cerebros, tan en boga actualmente en tiempos de crisis económica, había sido históricamente una asignatura pendiente de un país cuyo sistema no solo no era capaz de atraer el talento extranjero, sino que tampoco era lo suficientemente competitivo para retener el propio. Si trasladamos todas estas cifras macro al día a día de los recursos humanos en la empresa privada, nos daremos cuenta rápidamente de que nuestro problema es profundo y que solo, arrancándolo de raíz, podremos solucionarlo.

Todas las empresas que contratan a una consultoría de recursos humanos externa para poner en marcha un proceso de selección, son tremendamente exigentes (faltaría más) y quieren contar con candidatos finalistas de calidad para seleccionar al que más talento atesore de todos ellos. Hasta aquí todo es lógico y normal. Es a partir de este momento cuando detectamos que hay algunas compañías, por suerte cada vez menos, cuyo esfuerzo a la hora de retener el talento es muchísimo menor que el que aplicaron a la hora atraerlo, dejando escapar así a grandes profesionales sin que apenas se hayan llegado a integrar en la firma. Los consultores de recursos humanos, obviamente, no formamos parte de la empresa final, que es la que nos contrata, pero sin duda somos un factor importante a la hora de que el candidato se decida o no por un cambio de empleo, y, por tanto, nos sentimos responsables de que aquello que les prometemos para que tomen tan importante decisión, se cumpla una vez que se hayan incorporado a su nuevo puesto de trabajo.

Tener una alta rotación implica que muchas veces la moral del trabajador decaiga y el ambiente de trabajo se enrarezca. El hecho de que esta, además, se produzca en puestos directivos, genera confusión pues las reglas y la manera de hacer las cosas suele cambiar y afectar a todo el equipo que está por debajo. Asimismo, corremos el riesgo importante de que nuestros clientes no entiendan por qué se están produciendo tantos cambios y que la calidad en el servicio baje, dado que siempre hay un periodo de integración que desde el primero hasta el último de los trabajadores tiene que superar antes de dar el máximo de sí mismo.

Desarrollar el sentido de la pertenencia y de la lealtad en los trabajadores suele ser habitualmente una de las claves del éxito para la empresa privada, y lo primero que uno debe preguntarse acerca de sus trabajadores es si están en su compañía porque no pueden cambiarse por falta de otras opciones laborales, o porque realmente se sienten realizados y no quieren explorar otras posibilidades.

Hay numerosas formas para poder atraer el talento que no vamos a enumerar en este artículo, pero también hay muchas empresas que no es que no sean capaces de retenerlo después, sino que lo repelen con tal fuerza que se ven rodeados de empleados que, carentes de objetivos y desafíos, se aferran a su rutina diaria como única salvación.

Si queremos que las cosas cambien, todos los profesionales de Recursos Humanos tenemos que asumir de una vez por todas que es el talento el que nos escoge a nosotros y no al revés, y que para ser elegidos, tenemos que resultar atractivos dentro de un mercado laboral español que desde hace muchos años busca duros a cuatro pesetas.
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