Revista digital
TRIBUNA
marzo 2017

Valores coherentes y éxito organizacional

Francisco Benéitez,
Regional Director de Bros Group

 
Francisco BenéitezHace años leí que las empresas triunfaban siendo lideradas, no dirigidas, y que no había liderazgo posible sin valores, sin principios que sirviesen de guía para que los miembros de la organización se orientasen y motivasen en el cumplimiento de las acciones diarias.
Últimamente, definir y gritar a los cuatro vientos los valores dentro de una organización empresarial es una actividad en auge e, independientemente de si estos se corresponden con la realidad, cada vez es más complicado encontrar una página web de una organización que se precie que no contenga la pestaña "nuestros valores" en un lugar privilegiado. Esta acción, casi siempre más dirigida a los ajenos que a los propios, se ha convertido en una potente herramienta marketiniana que pretende, seguramente con éxito, generar una amable imagen de firma que permita atraer a nuevos talentos y sobre todo a nuevos clientes. Pero, ¿son siempre los valores un reflejo de la realidad interna de la compañía, o subyace en ellos un deseo de lo que a uno le gustaría que su compañía alcanzase a ser en un futuro?

Las empresas saben que un porcentaje cada vez mayor de clientes compra productos y servicios de determinadas compañías porque los valores de estas encajan con los suyos, y por tanto se utilizan estos principios como herramientas de venta en sí mismos. Pero, aunque consigamos transmitir unos "falsos" valores a través de una buena campaña de comunicación, de nuestra imagen de marca, o incluso del mismo embalaje de nuestro producto, si estos no son reales y así lo perciben nuestros trabajadores, caeremos en contradicción y nunca conseguiremos que ellos sean la punta de lanza de nuestro negocio, que se sientan comprometidos y que por tanto den de manera natural un excelente servicio al cliente que permita que este tenga una buena experiencia de compra que le empuje a repetir. Muchas empresas ponen supuestamente el foco en el bienestar del trabajador, pero no permiten que estos concilien, no apuestan por la formación continua o no invierten en motivación para los empleados. Otras se definen como ecologistas, pero no utilizan materiales reciclables o recuperables, y no cuidan el medio ambiente en ninguna de las fases de la producción. También nos encontramos a menudo con empresas innovadoras que no innovan, o las honestas que resultan ser deshonestas y se ven envueltas en fraudes pequeños o millonarios como hemos visto en España durante los últimos años.

Leí recientemente en un blog que "los valores, son la personalidad de nuestra empresa y no son fácilmente transformables ni pueden convertirse en una expresión de deseos de los dirigentes, sino que tienen que plasmar la realidad". A partir de aquí, si la realidad no nos gusta, tendremos que intentar cambiarla, pero no engañarnos a nosotros mismos, porque unos valores mal definidos, de manera consciente o inconsciente, nos permitirán atraer talento y clientes a partes iguales en el corto plazo, pero nos impedirán fidelizarlos más adelante. ¿Y qué factores intervienen en el proceso de formación de valores de empresa? Sin duda se trata de un asunto complejo donde entra en juego la cultura de la sociedad en la que la compañía esté implantada, las creencias y valores de los fundadores, las de los dirigentes y empleados, y las reglas de mercado en las que cada organización se mueva. La cultura de empresa suele ser más fuerte en las compañías pequeñas, aunque al mismo tiempo, también es habitual encontrar en estas culturas de pensamiento único impuestas por el fundador.

Una vez localizados y definidos los valores, tenemos que empezar a difundirlos entre los que sin duda son nuestros clientes más importantes, nuestros empleados. El marketing interno o endomarketing es una herramienta que nos ayudará a hacerlo y a través de la cual podremos mostrar que nos sentimos orgullosos de nuestros principios y que realmente nos sirven de guía en nuestro día a día. Claro está que no servirá de nada si no lo hacemos desde el convencimiento de que el empleado es nuestro activo más importante, pero una vez logrado esto conseguiremos aumentar la productividad, la competitividad, y alcanzaremos uno de los objetivos más deseados por todos los empresarios: que todos los trabajadores se sientan partícipes de los éxitos de la empresa. El bienestar de nuestra plantilla suele estar proporcionalmente relacionado a la satisfacción de nuestros clientes, y pasar del trabajador cautivo al empleado cautivado es vital en un mercado laboral tan competitivo y cambiante como el del siglo XXI.



entrevistas  |  reportajes  |  almuerzos  |  tribunas  |  noticias  |  proveedores  |  nombramientos  |  estudios  |  agenda  |  libros  |  el equipo  |  enlaces  |  mapa web

© 2007 CUSTOMMEDIA S.L. edita EQUIPOS Y TALENTO  |  Equipo de redacción  |  Contacto  |  Política de privacidad

Av. Diagonal, 463 bis 5ª planta, Barcelona 08036  Tel. 93 4195152  Fax. 93 4101755