Revista digital
TRIBUNA
octubre 2019

Juntas somos más fuertes

Lucía Solís,
Corporate Health Director de Capital Health

 
Lucía SolísDesde Capital Health nos queremos unir a todas las luchadoras que se levantan cada día con toda la fuerza para plantearle cara cada día a la enfermedad.

Capital Health está formada por personas en las que predomina la energía femenina y con un objetivo único: poner en valor el valor de la salud. De manera que, queremos aportar nuestro grano de arena en la prevención del cáncer de mama. Para ello, es importante abordar al ser humano desde un punto holístico ya que los estudios demuestran que nuestra salud es el resultado de un 20% de nuestra genética y un 80% de nuestro estilo de vida. De manera que, teniendo en cuenta lo anterior hemos de atender a dos conceptos:



  • La alimentación primaria: todo aquello que hace referencia a cómo vivimos nuestra vida: si disfrutamos en el trabajo, tenemos relaciones que nos suman, vivimos la vida que queremos, nuestras finanzas están en orden, ejercitamos nuestro cuerpo....
    La inflamación crónica en nuestro cuerpo debilita nuestro sistema inmune y nos predispone a la enfermedad.
    Recordemos que no vivir la vida que queremos, genera estrés y éste, mantenido en el tiempo, nos enferma.
    La prevención en esta área está tener hábitos que nos ayuden a tener un sistema hormonal equilibrado:
    • Vivir una vida acorde a nuestros valores.

    • Descansar 7-9 horas cada día.

    • Respetar nuestros ritmos acorde a nuestro ciclo hormonal.

    • Disfrutar de nuestras relaciones.

    • Pasear en la naturaleza.

    • Sonreír.

    • Incorporar una práctica espiritual a nuestra rutina.


  • La alimentación secundaria: todo aquello que ingerimos se convierte en nuestro plasma sanguíneo y éste alimenta a nuestras células. Consumir alimentos de mala calidad, sostenido en tiempo y conjugado con el estrés, nos predispone, de nuevo, a la enfermedad.
    Alimentos que nos ayudan a prevenir la enfermedad:
    • Consumir productos orgánicos que no lleven pesticidas ni hormonas ya que estos alteran nuestro cuerpo tal cual lo hacen con el alimento al que se le aplica.
      El ajo y la cebolla previenen la aparición del cáncer de mama hasta en un 67%.

    • Olvidarnos de todos los productos envasados y ultraprocesados.

    • Mantener a ralla el azúcar.

    • Reducir el consumo de grasa. Las mujeres que habían seguido una dieta baja en grasas tenían un 15 por ciento menos de riesgo de muerte por cualquier causa, tras un diagnóstico de cáncer de mama, y un 21 por ciento de riesgo de fallecimiento por la enfermedad.
      La reducción de grasa no se refiere a aquella denominada como buena como son el aguacate y los frutos secos.

    • Por último y no menos importante, ser consciente de los ingredientes de los productos que aplicamos en nuestra piel ya que van directamente al torrente sanguíneo.


Cada persona y cada mujer somos únicas y, por ello, estas recomendaciones han de ser adaptadas al estilo de vida que cada una de nosotras quiera vivir.

Si la enfermedad la tomamos como un aviso que nos viene a decir que algo no funciona en nuestra vida, no la demonicemos y escuchemos lo que nos viene a decir para cambiarla y salir fortalecidas de ella. ¡Fuerza y luz para todas!
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