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TRIBUNA
octubre 2013
Es el momento del elearning
Javier Garcia Manzanedo,
director para España y Latinoamérica de CrossKnowledge Ltd
El elearning es la solución ideal para desarrollar nuevos comportamientosSegún su punto de vista, ¿el elearning se usa demasiado o no lo suficiente?
Se le echa la culpa de todo (ineficaz, demasiado complicado, etc.), señal de que cuestiona ciertos prejuicios que, no obstante, empiezan a tambalearse. Son tantos los beneficios del elearning que, se ha vuelto indispensable. No se trata de ventajas teóricas, sino aplicables a empresas que quieren reforzar la eficacia de sus dispositivos de formación y optimizar los costes a largo plazo.
No obstante, ni el elearning ni el blended learning ocupan aún la posición que deberían por sus múltiples cualidades.
¿El elearning no es eficaz?
El elearning no es eficaz. Con esta frase, los detractores de la formación a distancia parece que disponen de un argumento infalible para cerrar el debate, pero hay que mencionar que, en lo que a eficacia se refiere, a menudo se espera más del elearning que de la formación presencial.
No se puede negar que las primeras tentativas resultaron, a veces, decepcionantes para los pioneros del elearning, con resultados muy por debajo de las expectativas y de la inversión realizada por los departamentos de Formación. ¿Vendrá de ahí la persistente fama de ineficacia?
Eficacia pedagógica
El éxito que este sistema de formación logra con los alumnos en todo lo relativo a desarrollo personal y a comunicación nos demuestra lo contrario. El elearning es la solución ideal para desarrollar nuevos comportamientos.
Con respecto a la transmisión de conocimientos: ¿alguien se preocupa de evaluar la formación presencial al acabar? Así, mientras el elearning ofrece cuestionarios muy completos y permite calibrar de manera fiable los conocimientos adquiridos, la formación presencial se limita a analizar superficialmente el grado de satisfacción de los participantes. Estas evaluaciones en línea, qué se llevan a cabo en caliente y en frío, representan una excelente oportunidad para comprender hasta qué punto se han asimilado los conocimientos.
Y no sólo eso…
Las diferentes modalidades de formación no bastan para alcanzar una eficacia óptima. Lo más importante es el dispositivo en su conjunto, que ha visto su potencia multiplicada gracias a las nuevas tecnologías de aprendizaje que permiten alternar formación y aplicación, enseñanza formal e informal (Cf: el modelo 70 : 20 : 10). Las modalidades y objetivos pedagógicos están estrechamente ligados en este sistema que opta más por el just in time que por el just in case. Se trata de un dispositivo de formación que impulsa tanto la eficacia colectiva como el desarrollo individual y que sitúa siempre al alumno en el centro del proceso de aprendizaje.
Las posibilidades que ofrece el elearning cuando una persona debe viajar también suman puntos a favor de una formación “donde quiero” y “cuando quiero”, muy en la línea de la nueva ATA WAD (Any Time, Any Where, Any Device) y garantizan una libertad sin parangón a la hora de elegir el momento de formarse.
Con la formación presencial, está bien claro: el empleado no vendrá a trabajar mientras dure el curso. Es mucho tiempo ¡pero al final nos apañamos! Cuando se trata de formación en línea, las cosas se complican. “Si estoy haciendo un curso delante del ordenador ¿estoy en formación o en el trabajo? ¡A ver cómo le explico al jefe que no me puedo ocupar de una urgencia si me está viendo conectado al ordenador!”
La solución, una vez más, es organizarse e informar. La formación a distancia, en mucha mayor medida que la presencial, requiere una organización sólida. Planificar significa comprometerse personalmente: “Este período de tiempo se lo voy a dedicar a mi formación”. Así, es una buena oportunidad para hablar de la formación con su superior jerárquico.
Al final, el reto al que se enfrenta el responsable no es tanto elegir el tipo de formación, sino ajustarla a la situación del empleado para que se adapte a sus principales motivaciones y le ayude a mejorar su eficiencia.
¿No tiene calidad?
En honor a la verdad ¡la calidad brillaba por su ausencia en las primeras versiones de elearning! Ahora que las cosas han cambiado tanto, se puede confesar abiertamente.
No se puede negar que, tanto en contenidos generales como específicos, los niveles de calidad que se han alcanzado hoy en día pueden satisfacer a las empresas y empleados más exigentes. Y cuando no sea el caso, los creadores de contenidos ya no tienen excusa: las herramientas y el saber hacer están disponibles desde hace mucho. Los proveedores deben tener claro que hay que cuidar la calidad pedagógica que exigen los departamentos de Formación y éstos demandar esta calidad y saber discriminar entre la oferta que se ofrece en el mercado.
Se le echa la culpa de todo (ineficaz, demasiado complicado, etc.), señal de que cuestiona ciertos prejuicios que, no obstante, empiezan a tambalearse. Son tantos los beneficios del elearning que, se ha vuelto indispensable. No se trata de ventajas teóricas, sino aplicables a empresas que quieren reforzar la eficacia de sus dispositivos de formación y optimizar los costes a largo plazo.
No obstante, ni el elearning ni el blended learning ocupan aún la posición que deberían por sus múltiples cualidades.
¿El elearning no es eficaz?
El elearning no es eficaz. Con esta frase, los detractores de la formación a distancia parece que disponen de un argumento infalible para cerrar el debate, pero hay que mencionar que, en lo que a eficacia se refiere, a menudo se espera más del elearning que de la formación presencial.
No se puede negar que las primeras tentativas resultaron, a veces, decepcionantes para los pioneros del elearning, con resultados muy por debajo de las expectativas y de la inversión realizada por los departamentos de Formación. ¿Vendrá de ahí la persistente fama de ineficacia?
Eficacia pedagógica
El éxito que este sistema de formación logra con los alumnos en todo lo relativo a desarrollo personal y a comunicación nos demuestra lo contrario. El elearning es la solución ideal para desarrollar nuevos comportamientos.
Con respecto a la transmisión de conocimientos: ¿alguien se preocupa de evaluar la formación presencial al acabar? Así, mientras el elearning ofrece cuestionarios muy completos y permite calibrar de manera fiable los conocimientos adquiridos, la formación presencial se limita a analizar superficialmente el grado de satisfacción de los participantes. Estas evaluaciones en línea, qué se llevan a cabo en caliente y en frío, representan una excelente oportunidad para comprender hasta qué punto se han asimilado los conocimientos.
Y no sólo eso…
Las diferentes modalidades de formación no bastan para alcanzar una eficacia óptima. Lo más importante es el dispositivo en su conjunto, que ha visto su potencia multiplicada gracias a las nuevas tecnologías de aprendizaje que permiten alternar formación y aplicación, enseñanza formal e informal (Cf: el modelo 70 : 20 : 10). Las modalidades y objetivos pedagógicos están estrechamente ligados en este sistema que opta más por el just in time que por el just in case. Se trata de un dispositivo de formación que impulsa tanto la eficacia colectiva como el desarrollo individual y que sitúa siempre al alumno en el centro del proceso de aprendizaje.
Las posibilidades que ofrece el elearning cuando una persona debe viajar también suman puntos a favor de una formación “donde quiero” y “cuando quiero”, muy en la línea de la nueva ATA WAD (Any Time, Any Where, Any Device) y garantizan una libertad sin parangón a la hora de elegir el momento de formarse.
Con la formación presencial, está bien claro: el empleado no vendrá a trabajar mientras dure el curso. Es mucho tiempo ¡pero al final nos apañamos! Cuando se trata de formación en línea, las cosas se complican. “Si estoy haciendo un curso delante del ordenador ¿estoy en formación o en el trabajo? ¡A ver cómo le explico al jefe que no me puedo ocupar de una urgencia si me está viendo conectado al ordenador!”
La solución, una vez más, es organizarse e informar. La formación a distancia, en mucha mayor medida que la presencial, requiere una organización sólida. Planificar significa comprometerse personalmente: “Este período de tiempo se lo voy a dedicar a mi formación”. Así, es una buena oportunidad para hablar de la formación con su superior jerárquico.
Al final, el reto al que se enfrenta el responsable no es tanto elegir el tipo de formación, sino ajustarla a la situación del empleado para que se adapte a sus principales motivaciones y le ayude a mejorar su eficiencia.
¿No tiene calidad?
En honor a la verdad ¡la calidad brillaba por su ausencia en las primeras versiones de elearning! Ahora que las cosas han cambiado tanto, se puede confesar abiertamente.
No se puede negar que, tanto en contenidos generales como específicos, los niveles de calidad que se han alcanzado hoy en día pueden satisfacer a las empresas y empleados más exigentes. Y cuando no sea el caso, los creadores de contenidos ya no tienen excusa: las herramientas y el saber hacer están disponibles desde hace mucho. Los proveedores deben tener claro que hay que cuidar la calidad pedagógica que exigen los departamentos de Formación y éstos demandar esta calidad y saber discriminar entre la oferta que se ofrece en el mercado.
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