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TRIBUNA
abril 2021
La ciencia le dice SÍ al coaching
Enrique Jurado,
CEO de Darte Human and Business School
A pesar de los más de 40 años que el coaching lleva estudiándose y ejerciendo en el mundo, así como los más de 25 que se profesionalizó su práctica, los que nos dedicamos a ello tenemos que seguir luchando cada día por demostrar que el coaching es algo que funciona y que es una profesión tan respetable como cualquier otra. Podemos decir que existen dos razones claras por las que al coaching, en muchos casos, no se le da la consideración que merece.
Una de ellos es la proliferación de falsos coaches, más bien gurús, que han aprovechado la ola y el anonimato digital para ofrecer un pseudo-coaching que no es tal y que solo ha servido para confundir más a la gente sobre la verdadera labor del coaching, así como para emponzoñar la profesión.
Por suerte, el trabajo de asociaciones nacionales como ASESCO, o de organizaciones internacionales como la ICF están consiguiendo regularizar la práctica del coaching y, aunque no colegiar, sí otorgar certificados que acrediten a los profesionales reales que sí se han formado concienzudamente para ello y ejercen el coaching bajo una praxis determinada y siguiendo un código ético.
La otra razón que ha impedido impulsar el reconocimiento del coaching es la falta de estudios científicos que avalen la transformación que esta disciplina genera. Sin embargo, en este punto, la realidad está cambiando a pasos agigantados y cada vez más la ciencia le está diciendo SÍ al coaching.
¿Por qué ahora?
El hecho de que en los últimos años hayan proliferado más estudios científicos relacionados con los efectos de la práctica de la coaching es tan sencillo como que ahora es cuando ya está madurando el coaching.
Si nos paramos a pensar, se trata de una disciplina joven de apenas 40 años que, al beber de distintas ramas, desde la antropología, la sociología hasta el management, ha tenido que ir modelando su carácter propio y auténtico. Y no fue hasta mediados de los 90, con el nacimiento de la ICF y el inicio de la verdadera profesionalización del coaching, cuando se sentaron sus verdaderas bases.
Por todo ello, ha sido en la última década, tras unos años de rodadura, cuando se han ido comenzando a hacer poco a poco estudios en distintas áreas para poder medir el potencial de la práctica del coaching.
Institute of Coaching
El acercamiento oficial del coaching a la ciencia se ha hecho de la mano nada más y nada menos que de la Facultad de Medicina de Harvard con la creación del Instituto del Coaching, un organismo nacido, como ellos mismos explican, para generar un impacto positivo en el terreno del coaching a nivel mundial.
A través de este instituto se busca impulsar el conocimiento del coaching mediante seminarios, eventos y la creación de una biblioteca sobre esta disciplina como nunca antes había existido. Además, y aquí está el punto que nos interesa con respecto al binomio coaching-ciencia, ofrece becas para apoyar las investigaciones sobre coaching.
Es tal la creencia que este instituto pone en la posibilidad de demostrar científicamente lo que se consigue con la aplicación del coaching que tiene una fundación específica dedicada a “la traducción de la ciencia en la práctica del coaching” puesto que esa quieren que sea “la fuerza vital del Instituto de Coaching”.
Con esta fundación dentro del Instituto del Coaching se están, por fin, sentando unas bases científicas profundas en torno al coaching puesto que promueve, impulsa y publica investigaciones y teorías y modelos aplicados que apoyan e informan de las prácticas del coaching.
Para todos aquellos amantes del coaching y, especialmente para los escépticos que no creen en su capacidad transformadora, les invitamos a visitar esa sección científica del Institute of Coaching porque en él están detalladas distintas teorías y modelos científicos que distintos coaches han implementado; están publicadas infinidad de investigaciones sobre coaching; y se pueden consultar multitud de materiales (artículos, vídeos, etc.) sobre coaching y rendimiento, coaching y neurociencia y coaching y salud física y mental.
El coaching y la ciencia en España
El hecho de que una universidad norteamericana sea la que haya dado el paso de reconocer científicamente el valor del coaching se debe a que es en el mercado anglosajón donde el coaching está más desarrollado y, por ende, donde mejor se pueden hacer ya investigaciones.
Aunque en el mercado hispanoparlante el coaching ya es una realidad con raíces asentadas, siempre va unos pasos por detrás del anglosajón, por lo que han sido en este caso en los últimos 5 años cuando han comenzado a verse tímidamente iniciativas y trabajos científicos sobre los efectos que la implementación del coaching tiene en distintas áreas; estudios que, sin duda, viendo el crecimiento exponencial del interés hacia el coaching, irán a más en los próximos años.
De los tipos de coaching que existen, el coaching ejecutivo es el que más bagage tiene en España y es por eso que por esa parte es donde hemos visto ya un claro acercamiento entre coaching y ciencia.
Así, AECOP, la Asociación de Coaching Ejecutivo y Organizativo, ha dado el primer paso en este terreno y desde 2016 está realizando anualmente el Foro Científico Coaching Ejecutivo junto con la Universidad de Valencia y la Universidad Rovira i Virgili, con el fin de generar no solo networking entre investigadores y profesionales, sino también promover estudios científicos que avalen la importancia de la práctica del coaching.
En definitiva, aunque muchos sigan cuestionando la verdadera utilidad del coaching, poco a poco los coaches vamos encontrando en ese apoyo de la ciencia y sus investigaciones la mejor arma para demostrar de forma racional y constatada que el coaching funciona. Pero también la parte científica del coaching sirve para desmontar las malas prácticas y las falsas creencias que existen en torno a la profesión.
Esperemos que dentro de muy poco tiempo podamos contar en España con un organismo de la envergadura del Institute of Coaching de la Harvard Medical School. Tengo el presentimiento de que será una realidad que no tardará en llegar porque los que nos dedicamos a esto somos conscientes de ese potencial que tiene el coaching y estamos deseosos de que en nuestras fronteras, por fin, la ciencia nos respalde demostrando algo que nosotros vemos con nuestros propios ojos a diario.
Una de ellos es la proliferación de falsos coaches, más bien gurús, que han aprovechado la ola y el anonimato digital para ofrecer un pseudo-coaching que no es tal y que solo ha servido para confundir más a la gente sobre la verdadera labor del coaching, así como para emponzoñar la profesión.
Por suerte, el trabajo de asociaciones nacionales como ASESCO, o de organizaciones internacionales como la ICF están consiguiendo regularizar la práctica del coaching y, aunque no colegiar, sí otorgar certificados que acrediten a los profesionales reales que sí se han formado concienzudamente para ello y ejercen el coaching bajo una praxis determinada y siguiendo un código ético.
La otra razón que ha impedido impulsar el reconocimiento del coaching es la falta de estudios científicos que avalen la transformación que esta disciplina genera. Sin embargo, en este punto, la realidad está cambiando a pasos agigantados y cada vez más la ciencia le está diciendo SÍ al coaching.
¿Por qué ahora?
El hecho de que en los últimos años hayan proliferado más estudios científicos relacionados con los efectos de la práctica de la coaching es tan sencillo como que ahora es cuando ya está madurando el coaching.
Si nos paramos a pensar, se trata de una disciplina joven de apenas 40 años que, al beber de distintas ramas, desde la antropología, la sociología hasta el management, ha tenido que ir modelando su carácter propio y auténtico. Y no fue hasta mediados de los 90, con el nacimiento de la ICF y el inicio de la verdadera profesionalización del coaching, cuando se sentaron sus verdaderas bases.
Por todo ello, ha sido en la última década, tras unos años de rodadura, cuando se han ido comenzando a hacer poco a poco estudios en distintas áreas para poder medir el potencial de la práctica del coaching.
Institute of Coaching
El acercamiento oficial del coaching a la ciencia se ha hecho de la mano nada más y nada menos que de la Facultad de Medicina de Harvard con la creación del Instituto del Coaching, un organismo nacido, como ellos mismos explican, para generar un impacto positivo en el terreno del coaching a nivel mundial.
A través de este instituto se busca impulsar el conocimiento del coaching mediante seminarios, eventos y la creación de una biblioteca sobre esta disciplina como nunca antes había existido. Además, y aquí está el punto que nos interesa con respecto al binomio coaching-ciencia, ofrece becas para apoyar las investigaciones sobre coaching.
Es tal la creencia que este instituto pone en la posibilidad de demostrar científicamente lo que se consigue con la aplicación del coaching que tiene una fundación específica dedicada a “la traducción de la ciencia en la práctica del coaching” puesto que esa quieren que sea “la fuerza vital del Instituto de Coaching”.
Con esta fundación dentro del Instituto del Coaching se están, por fin, sentando unas bases científicas profundas en torno al coaching puesto que promueve, impulsa y publica investigaciones y teorías y modelos aplicados que apoyan e informan de las prácticas del coaching.
Para todos aquellos amantes del coaching y, especialmente para los escépticos que no creen en su capacidad transformadora, les invitamos a visitar esa sección científica del Institute of Coaching porque en él están detalladas distintas teorías y modelos científicos que distintos coaches han implementado; están publicadas infinidad de investigaciones sobre coaching; y se pueden consultar multitud de materiales (artículos, vídeos, etc.) sobre coaching y rendimiento, coaching y neurociencia y coaching y salud física y mental.
El coaching y la ciencia en España
El hecho de que una universidad norteamericana sea la que haya dado el paso de reconocer científicamente el valor del coaching se debe a que es en el mercado anglosajón donde el coaching está más desarrollado y, por ende, donde mejor se pueden hacer ya investigaciones.
Aunque en el mercado hispanoparlante el coaching ya es una realidad con raíces asentadas, siempre va unos pasos por detrás del anglosajón, por lo que han sido en este caso en los últimos 5 años cuando han comenzado a verse tímidamente iniciativas y trabajos científicos sobre los efectos que la implementación del coaching tiene en distintas áreas; estudios que, sin duda, viendo el crecimiento exponencial del interés hacia el coaching, irán a más en los próximos años.
De los tipos de coaching que existen, el coaching ejecutivo es el que más bagage tiene en España y es por eso que por esa parte es donde hemos visto ya un claro acercamiento entre coaching y ciencia.
Así, AECOP, la Asociación de Coaching Ejecutivo y Organizativo, ha dado el primer paso en este terreno y desde 2016 está realizando anualmente el Foro Científico Coaching Ejecutivo junto con la Universidad de Valencia y la Universidad Rovira i Virgili, con el fin de generar no solo networking entre investigadores y profesionales, sino también promover estudios científicos que avalen la importancia de la práctica del coaching.
En definitiva, aunque muchos sigan cuestionando la verdadera utilidad del coaching, poco a poco los coaches vamos encontrando en ese apoyo de la ciencia y sus investigaciones la mejor arma para demostrar de forma racional y constatada que el coaching funciona. Pero también la parte científica del coaching sirve para desmontar las malas prácticas y las falsas creencias que existen en torno a la profesión.
Esperemos que dentro de muy poco tiempo podamos contar en España con un organismo de la envergadura del Institute of Coaching de la Harvard Medical School. Tengo el presentimiento de que será una realidad que no tardará en llegar porque los que nos dedicamos a esto somos conscientes de ese potencial que tiene el coaching y estamos deseosos de que en nuestras fronteras, por fin, la ciencia nos respalde demostrando algo que nosotros vemos con nuestros propios ojos a diario.
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