Revista digital
TRIBUNA
febrero 2018

Lagom, la filosofía del equilibrio, también en la empresa

Carlos del Rio Cortazar,
director de Relaciones Institucionales de DCH

 
Carlos del Rio CortazarHace unas semanas leía una noticia en la que se hablaba de una nueva moda en cuanto a alimentación se refiere en empresas de renombre ubicadas en Silicon Valley. Trata sobre la incipiente práctica de sustituir las comidas y la tradicional forma de alimentarnos por la rápida ingesta de batidos que contienen, en teoría, todos los nutrientes necesarios para nuestro correcto funcionamiento vital. Sus adeptos prodigan a los cuatro vientos que los beneficios de este nuevo estilo de alimentación van desde una salud más fuerte, un mejor rendimiento a nivel deportivo y una sensación de energía y vitalidad mayor que con la alimentación tradicional.
A este curioso estilo de vida se han apuntado personas que buscan la dieta definitiva, deportistas y seguidores del lifehacking, el estilo de vida de aquellos estresados empleados que buscan minimizar cualquier actividad del día a día que reste productividad a sus obligaciones. Sin duda alguna, con esta polémica práctica consiguen ahorrar tiempo y dinero, pero ¿hablamos realmente de un hábito saludable?, ¿se convierten en empleados más productivos?, ¿deben las empresas respaldar y fomentar este tipo de hábitos?

Del mismo modo, llamó mi atención un artículo en el que una empresa anunciaba a bombo y platillo cómo había dedicado una planta entera de su sede, un rascacielos, a colocar hamacas donde todos sus empleados podían dormir la siesta y donde habían ubicado columpios en los que estos podrían también relajarse. En la entrevista realizada a un empleado, este afirmaba que su rendimiento vespertino había aumentado gracias a que todos los días después de las comidas dormía siestas de hasta una hora. Me impactó leer tal afirmación y pensé que quizás nos estábamos dejando llevar por la exageración en determinadas prácticas que tienen lugar a día de hoy en las empresas.

Considero clave implementar iniciativas saludables que estén orientadas a aumentar la productividad de los empleados y mejoren la calidad de vida de los mismos, pero no debemos olvidar que el sentido común es el principal criterio que debe gobernar los hábitos de un empleado responsable y las prácticas de una empresa coherente. Cada vez más, la sociedad tiende a polarizarse y esto también sucede en los entornos laborales, como ejemplifica la imagen del empleado que solo se alimenta de batidos para no perder ni un segundo de productividad en su puesto de trabajo o la del trabajador que duerme siestas remuneradas de una hora a diario.

Llevamos décadas viendo cómo el sedentarismo, la mala alimentación, la falta de tiempo para organizarnos, el estrés y el resto de hábitos nocivos están presentes en las oficinas. Este estilo de vida poco saludable acarrea consecuencias negativas que ya de sobra son conocidas. Me gustaría contar brevemente cómo un viaje de trabajo que realicé a Estocolmo (Suecia) fue una experiencia vital que cambió mi percepción sobre muchos aspectos cotidianos de la vida. Desde el primer momento y durante el tiempo que pasé allí, sentía cómo las personas se comportaban de una forma totalmente equilibrada y moderada, desde la alimentación, el trabajo, la vida social... Todo reflejaba unos valores tácitos que impulsaban la armonía, la moderación y ensalzaban la equidad y el equilibrio.

Aprendí que lo que yo respiraba en el ambiente es lo que los suecos denominan Lagom, una filosofía de vida que entienden como factor previo al estado de felicidad y que significa algo más que vivir de forma equilibrada, significa encontrar el equilibrio perfecto para ti.

El enfoque sueco del trabajo da prioridad a la lógica sobre la emoción, a lo práctico respecto a lo visionario y a los hechos sobre las promesas. El mejor negocio es aquel en el que ganan todas las partes implicadas y las decisiones se toman por consenso y por lo tanto la palabra equipo en estas situaciones adquiere todo su significado.

Este tipo de filosofías son las que, desde mi punto de vista, debemos aplicar los responsables de Recursos Humanos en las empresas, que junto al sentido común, será lo que redunde de forma exitosa en las dos variables que más nos importan: unos empleados felices y productivos y unos magníficos resultados de negocio.
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