Revista digital
TRIBUNA
octubre 2013

¿Tengo yo la culpa de mi falta de tiempo?

Luis Adrián Hardy,
socio director de Dynamic Sinergy

 
Luis Adrián Hardy¡Cuando uno toma conciencia de sus limitaciones tiene la oportunidad de intentar mejorar!
¿Nos hemos parado a pensar hasta qué punto las decisiones que tomamos o no tomamos influyen en la gestión de nuestro tiempo?

Cuando hablamos de la gestión de nuestro tiempo, tenemos la tendencia, tanto a nivel personal como a nivel profesional, de culpar a factores externos de la falta del mismo: mis compañeros me interrumpen constantemente y no tengo tiempo para realizar mis tareas, mi jefe o mi jefa reordenan mis prioridades permanentemente y no consigo sacar adelante lo mío, mis clientes descuadran totalmente la agenda que he preparado...

Es cierto que hay muchos factores externos que influyen en la utilización que hacemos de nuestro tiempo. De hecho, esa influencia es determinante en muchas ocasiones. Pero ¿hasta qué punto está en nuestras manos gestionarlo de otra forma?

Tras hacernos esta pregunta, llega el momento en que debemos reflexionar sobre el factor interno que repercute de manera decisiva en la gestión de nuestro tiempo y del que tenemos tendencia a olvidarnos: nosotros mismos y las decisiones que tomamos o no tomamos.

Volviendo a los ejemplos mencionados anteriormente, debemos de tomar conciencia de que frente a todas esas interrupciones de mis compañeros o frente a los cambios de rumbo de nuestros/as responsables o frente a la rotura de nuestra planificación por parte de nuestros clientes, por mencionar varios ejemplos, en muchas ocasiones está en nuestras manos y no en las de los factores externos poner fin a estas situaciones.

Por ejemplo, si no somos capaces de definirles a nuestros compañeros en qué momento podemos atender sus peticiones en función de la importancia de lo que estemos haciendo en un momento determinado, probablemente acudirán a nosotros en cualquier instante provocando el consecuente trastorno en nuestro tiempo. En este caso, lo fácil sería pensar o decir que son mis compañeros y sus interrupciones los que no me permiten concluir las tareas que tengo planificadas, cuando en realidad el culpable de dicha situación es mi incapacidad de decir que no en un momento determinado o de decidir en qué momento trataré con mi compañero su petición en función de la importancia de lo que tengo que hacer.

Puede haber muchos motivos por los cuales no me atreva a hacerlo: por quedar bien, por tener miedo a las consecuencias, porque creo que tengo una gran capacidad para sacarlo todo para adelante....Lo que es cierto es que si no hago algo, no cambiaré nunca dicha situación. Si tras reflexionar sobre ello, la conclusión es que no voy a ser capaz de decirle que no o que tratamos ese asunto más tarde a mi compañero o a mi jefe o a mi cliente, lo que debo asumir es que gran parte de la culpa es mía por dicha incapacidad.

El siguiente paso sería el de asumir dicha incapacidad. Una vez que asumo que, por las razones que sean, no soy capaz de parar ciertas situaciones seré por lo menos más consecuente conmigo mismo y podré ser más feliz. Tendré la opción de cambiar mi situación actual o de dejar que las cosas sigan igual. Dejaré de culpar permanentemente a mi entorno de mi falta de tiempo y asumiré que soy de una manera determinada y que ello influye tanto en los aspectos de mi vida personal como de mi vida profesional.

¡Cuando uno toma conciencia de sus limitaciones tiene la oportunidad de intentar mejorar!

Si finalmente elegimos la opción de intentar cambiar aquellas situaciones que repercuten negativamente en nuestro tiempo y no tuviéramos éxito, bien porque me creo problemas con mis compañeros o con mi jefe o con mis clientes, por lo menos podré vivir más tranquilo conmigo mismo ya que habré hecho todo lo que está en mis manos para intentar cambiar dichas situaciones. Con toda seguridad, podré conciliar el sueño con más facilidad. Lo complicado es conciliar el sueño frente a una situación negativa cuando en el fondo sabemos que la totalidad o parte del remedio a dicha situación está en nuestras manos. Recuerdo que uno no puede engañarse a sí mismo por mucho que lo intente.

Quisiera concluir recordando dos frases que han tenido mucho impacto en mi vida y en la gestión de mi tiempo:
  • "Si siempre actúas de la misma manera, siempre obtendrás los mismos resultados"
  • "Lo que no hiciste ayer, nunca podrás volver a hacerlo ayer"
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