Revista digital
TRIBUNA
marzo 2019

Jóvenes y Empleabilidad

Jaime Batlle,
Co-Dir. Académico - Posgrado Desarrollo Directivo de Fundación FOE. Universidad Pompeu Fabra-BSM

 
Jaime BatlleLa empleabilidad de nuestros jóvenes depende de varios factores, algunos, ajenos a ellos mismos.
  • Entorno Económico - Legal (referido a mercado laboral y empresa).
    Este es el más importante que condiciona al resto de factores.
    La maquinaria economico - competitiva - empresarial, arroja un paro juvenil en España superior al 40%, sólo superado por Grecia en el ámbito de la UE.
    Si a esto sumamos la escasa competitividad de la empresa española, origen de salarios bajos, una legislación laboral permisiva en cuanto al control, favorecedora de contratos a tiempo parcial y que el 90% de nuestro tejido empresarial son PYMES, la realidad es que, en este escenario paradigma, nuestros jóvenes lo tienen bastante mal, a priori.

  • Otro factor importante es el que llamaría Escenario Universitario.
    Las universidades españolas están desconectadas del tejido empresarial y no existe una formación profesional dual eficaz, que conecte a los estudiantes con las empresas y por tanto con su empleabilidad desde la óptica del impulso.
    Esto daría para un amplisimo debate y se antoja más la solución desde una cuestion de voluntad, esfuerzo y activar iniciativas que en la dificultad de llevarlas a cabo.

  • El tercer factor es cultural y se enmarcaria en el ámbito social. Nuestros jóvenes estadísticamente son más reacios a aceptar la movilidad geográfica, más fácil en otras culturas como, por ejemplo, la anglosajona.


Ante este panorama muchos de nuestros jóvenes se encuentran atrapados en lo que podríamos denominar el triangulo dramático; ayuda familiar, entorno que ofrece salarios bajos + contratos precarios, así como fijación al ambito geográfico.

Muchos de nuestros jóvenes, ante este panorama optan por la hiperinflacion respecto a su formación, lo cual a mí juicio añade un peldaño en la escalera de la frustración, al comprobar que esa formación no tiene un retorno adecuado para el joven, porque el sistema productivo español no da más de sí, salvo excepciones que aunque escasas, las hay.

Las mal llamadas prácticas empresariales, hacen el resto con funciones y remuneración económica, Inaceptables, a lo que habría que añadir la ausencia de políticas públicas e iniciativa privada reales y de verdad, para el emprendimiento.

Ante semejante escenario y teniendo en cuenta que nuestros jóvenes, como cualquier mortal puede aprovechar el viento pero no crearlo, la tasa de empleabilidad, si fuera un valor empírico medible, acaba siendo mayor o menor, en funcion de lo que cada uno de nuestros jóvenes decida por si mismo al respecto, porque el entorno, admitámoslo, no invita al optimismo.

Ahora bien, que dependa de uno mismo o que el entorno país no sea óptimo, no significa que la batalla esté pérdida y ni mucho menos, antes al contrario, que no haya oportunidades. De hecho vivimos en un escenario global, repleto de ellas. Lo malo es que no están a la vuelta de la esquina.

Vivimos en un mundo globalizado en el que nunca fue tan fácil el acceso a tantas personas a la distancia de un click de ratón.
El mundo ha cambiado, lo que significa que también han cambiado las habilidades que se necesitan para aumentar la empleabilidad y no todas se enseñan en las Universidades y escuelas de negocio.

Si tuviera que empezar de nuevo en este escenario, trataría de aprender haciendo. Perseguiria competencias en lugar de títulos, la movilidad geográfica sería una constante real hasta encontrar el lugar donde convergen los equilibrios y trataría de desarrollarme profesionalmente en Liderazgo, Oratoria y Comunicación Personal, Negociación y Técnicas de Venta.

El dominio del Inglés, prioritario y fundamental, así como leer mucho y de todo. Nunca como ahora ha sido tan accesible y fácil llegar a tantos contenidos.

Pensamiento disruptivo para mejorar la realidad, en lugar de adaptarme, junto a grandes dosis de conocimiento del entorno para ganar altura y visión.

No se fíen de los cantos de sirena que se cuentan sobre la visión. Para cada centímetro de altura en visión se necesitan 1.000 horas de lectura y reflexión.
Actitud de aprendizaje constante, alto nivel de especialización y capacidad de emprendimiento para entornos difíciles, porque para los sencillos, con ingresar en una empresa es suficiente, aunque ese modelo escasea cada vez más y su ciclo de maduración tiende a acortarse.

El modelo que sirvió y siguieron nuestros padres ya no existe. Las cosas ahora son distintas y quizá más aceleradas y difíciles. Menos estables, más volátiles e inciertas, pero igual de apasionantes o más si cabe, porque la tecnología ha ensanchado el campo de acción.

De "joven“a joven... No pierdan la curiosidad, corran ahora que pueden, pero elijan bien hacia donde. Escojan adecuadamente sus modelos de referencia, rompan las zonas de confort y rechacen las que se les ofrezcan....Y rigor! Encuentren su vocación y sean rigurosos con lo que hagan. Una profesión sin vocación no merece la pena.

Hay algo que permanece inalterable, pese al buenísmo imperante; lo que realmente tiene valor y merece la pena, nunca fue fácil, pero si, enormemente satisfactorio y pleno.
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