Revista digital
TRIBUNA
marzo 2007

La promoción del peón pasado. Lecciones de management desde el ajedrez

Iñaki Pérez Molero,
director de Grupo Actua

 
Iñaki Pérez MoleroExiste una situación posicional en ajedrez que guarda muchas similitudes con la gestión de personas en la empresa. Se trata del “peón pasado”. Como bien saben, al llegar el final de la partida de ajedrez, cuando quedan pocas piezas sobre el tablero, el objetivo estratégico de los jugadores consiste en llevar un peón a la 8.a fila y “coronarlo”, es decir, convertirlo en otra pieza, habitualmente en dama, la pieza más poderosa del tablero. A este hecho se le llama “promocionar el peón”. Un peón tiene más facilidad y probabilidades de llegar a la 8.a fila si a lo largo de su trayectoria no existen obstáculos, es decir, piezas enemigas –especialmente peones–, que suponen el obstáculo más difícil de superar tanto si es en la propia columna, bloqueándole directamente el paso, como si es en las columnas adyacentes, cuando el peón adversario “controla” o amenaza una de las casillas por las que tiene que pasar nuestro peón.
Un peón que no tiene enfrente ni en su columna ni en las adyacentes peones enemigos se denomina “peón pasado”. Tener un peón pasado supone un punto fuerte en la propia posición y, por tanto, una amenaza considerable para el adversario, hasta el punto de que en muchas partidas la generación y posterior coronación de un peón pasado se convierte en el leitmotiv de la estrategia.

Si lo pensamos con un poco de detenimiento, el concepto de “peón pasado” de ajedrez es muy similar al de “alto potencial” en una empresa. En ambos casos dicho elemento tiene una trayectoria por delante, al final de la cual se “promociona”; ambos tienen más posibilidades que el resto de elementos (peones o compañeros) de coronar con éxito dicha trayectoria; en ambos casos la llegada a la 8.a fila supone alcanzar una importante ventaja en el tablero o en el mercado; además, en ambos casos se dan circunstancias que pueden favorecer o que pueden dificultar el éxito; y, por último, también en las dos situaciones, el jugador o la empresa tiene que pensar y llevar a cabo un plan para conseguir el objetivo.

Las similitudes no terminan aquí. Es más, las claves estratégicas que se siguen en una partida de ajedrez para promocionar un peón pasado pueden darnos ideas acerca de cómo llevar a cabo una gestión eficaz de “altos potenciales”. Por ejemplo, la situación más fuerte en la que se puede encontrar un peón pasado es aquélla en la que está “protegido” por un peón propio, es decir, otro peón propio le está apoyando desde la columna adyacente, de modo que la pieza enemiga que “coma” al peón será eliminada del tablero por el compañero. Es una posición invulnerable y desde la cual la base de la estrategia es “madurar” la posición, es decir, esperar el momento más apropiado para poder avanzar y comenzar la “carrera” hacia la octava fila. Un avance prematuro puede hacer que corra peligro el peón, por lo que no hay que correr riesgos inútiles. No hay que precipitarse. Hay que saber elegir el momento.

Lo mismo sucede cuando un alto potencial se encuentra acompañado, protegido y cuidado por sus propios compañeros de trabajo. Si nos precipitamos en un ascenso prematuro, haciéndole perder el apoyo del “compañero”, lo que estamos haciendo es exponerlo al fracaso, a que se equivoque y, en definitiva, al ataque de las piezas enemigas. Hay que tener en cuenta que cuando tenemos un alto potencial apoyado por sus compañeros nos encontramos ante un tesoro. Podemos dedicar tiempo y esfuerzo a incrementar, desarrollar y consolidar su potencial, de modo que cuando finalmente avance y promocione su trayectoria sea excepcional y su aportación al valor de la compañía, notable.

Lamentablemente, en las partidas reales la situación más frecuente, sin embargo, suele ser la del peón pasado que no tiene compañeros en las columnas adyacentes, por lo que la protección del mismo debe quedar encomendada a las piezas. De manera similar, un potencial que no está sólidamente sustentado en la opinión e imagen que genera a sus compañeros necesita un apoyo decidido por parte de otras instancias de la organización para poder llegar a buen puerto.

¿Cuáles son las ideas estratégicas para llevar un peón pasado a la 8.a fila cuando éste se encuentra sin apoyo de otros peones? El primer apoyo y más importante es situar una torre detrás del peón pasado para protegerle (es decir, que la pieza que le capture será a su vez capturada por nuestra torre). Este formato es clásico, la torre no sólo protege sino que parece que le “empuja” desde atrás.

En nuestro paralelismo podríamos decir que la torre es una metáfora del área de Recursos Humanos. Empuja desde atrás, a veces desde muy lejos, a lo largo de todo el tablero. No marca el camino, simplemente garantiza que el peón está seguro mientras lo recorre. Por otro lado, supone el apoyo sólido, el de base, el estratégico, y es independiente de los avatares que se produzcan en las casillas aledañas al peón; es independiente de los problemas operativos y coyunturales que pueda encontrarse nuestro potencial en su camino y mantiene una visión global a lo largo de todas las casillas que deberá recorrer.

Además del apoyo de base que proporciona Recursos Humanos, un peón pasado requiere apoyos puntuales en cada una de las casillas que va a ocupar. Esta necesidad de apoyo es variable de casilla a casilla y depende de la situación concreta. Por ejemplo, si la casilla siguiente está amenazada por una pieza contraria, habrá que destinar una pieza propia para reforzar el apoyo. Este apoyo puntual o coyuntural normalmente lo aportan las piezas ligeras (alfiles o caballos), que en nuestro paralelismo pueden ser asimiladas a las figuras tan de actualidad como coach, tutor, mentor y, como no, el propio jefe directo cuando actúa como tal. De esta forma, las dificultades coyunturales (el acceso protegido a determinada casilla) son solventadas con la ayuda, unas veces, de una figura (tutor) y, otras veces, de otra (jefe inmediato).

Lo realmente importante y definitivo es que dicha pieza ligera esté preparada y acuda cuando sea preciso. Es decir, hay que tener las piezas ligeras formadas, desarrolladas y preparadas para que puedan llevar a cabo su función de coach tan pronto sea necesario. Las piezas tienen que compartir su responsabilidad en el resto del tablero con la promoción del peón pasado, y éste es un elemento más estratégico cuanto más nos acercamos al final de partida (la madurez del mercado).

Podemos sintetizar lo anterior diciendo que si el peón pasado está apoyado por otros peones (el alto potencial es apoyado por sus compañeros), la estrategia debe ser “madurar” la posición en espera del momento más adecuado; si no tiene dicho apoyo, hay que correr riesgos y precipitar el avance. En este caso, la torre empuja desde lejos con solidez y visión de futuro (planes de desarrollo y de carrera de RRHH) con independencia del dominio de las casillas inmediatas al peón (sin distraerse en los pasos operativos específicos) y cada avance concreto del peón requiere, además, el apoyo puntual de una pieza (coach, tutor o superior), que variará dependiendo de la posición concreta. Este modo de entender la posición de peón pasado ilustra metafóricamente la posición de un alto potencial y nos permite ilustrar de manera gráfica las normas a seguir, para que nuestro alto potencial pueda promocionar y nos ayude a ganar la partida, aportando mayor valor añadido.
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