Revista digital
TRIBUNA
octubre 2016

Aprendiendo a ser un Talent-Mobilizer…

Iria Vázquez-Palacios,
directora de Servicio y Calidad de Grupo Adecco

 
Iria Vázquez-PalaciosLas organizaciones deben ser expertas en trazar planes de futuro, establecer supuestos y actuar rápido cuando queda una vacante que, además, pueden cubrir con personal interno
De un tiempo a esta parte, cada vez más empresas se están dando cuenta de la importancia capital que tiene saber captar, retener y fidelizar el mejor talento. Pero, desafortunadamente, muchas de ellas todavía no son conscientes de la verdadera importancia que este tiene. Lo habitual hoy en día es que el responsable de Recursos Humanos de cada compañía se preocupe de atraer y mover el talento en su organización (casi) únicamente cuando se ha quedado libre una vacante. Un enfoque que da pie a que no se aproveche al máximo el talento que tenemos en nuestra sociedad, pues solo se actúa para cubrir ciertas necesidades que van surgiendo en el día a día.

Según se extrae del Libro Blanco sobre las Mejores prácticas de la Movilidad del Talento, que edita la consultora de Adecco –Lee Hecht Harrison–, la gran mayoría de empresas españolas son talent- hunters. Lo que viene a decir que, en muchos casos, son empresas que no son capaces de identificar las necesidades futuras en materia de recursos humanos y que basan sus estrategias en las necesidades del día a día, por lo que poseen unas reservas de talento muy débiles.

Sin embargo, las organizaciones que sí son proactivas en este campo son expertas en trazar planes de futuro, establecer supuestos, son capaces de actuar de forma inmediata cuando queda libre un puesto de trabajo y, además, lo cubren en muchas ocasiones con personal interno. Y lo que es más importante: saben reforzar el talento conjunto de toda la empresa potenciando la experiencia de sus empleados de cara al futuro. Estos son los llamados Talent-Mobilizers.

Yendo un paso más allá, tal y como se recoge en el Informe Adecco sobre el Futuro del Trabajo en España, en unos años, las formas de trabajar y los entornos laborales habrán evolucionado tanto que no serán las empresas quienes busquen cubrir vacantes y posiciones concretas; sino que estas contratarán TALENTO y será la persona quien vaya creando su puesto dentro de la organización.

Adelantándonos a ese momento; para poder ser un buen Talent-Mobilizer lo mejor que puede hacer una empresa es identificar su grado de compromiso con la movilidad del talento para después decidir las medidas que se deben tomar para cambiar la situación de reactiva a proactiva. Hay tres fases imprescindibles por las que debe pasar cualquier empresa: identificar el talento de sus empleados y comunicarles cualquier oportunidad profesional; desarrollar el talento de los trabajadores, otorgándoles responsabilidades en las que puedan desarrollarse y aumentar sus conocimientos y habilidades, y, por último, desplegar ese talento por la organización asegurando el matching perfecto entre el mejor talento y las posiciones clave.

Apostar por el talento no solo supone el beneficio de contar con trabajadores satisfechos en su empleo, sino que este compromiso de la empresa con sus empleados hace que estos se comprometan con la empresa, adquiriendo un alto nivel de engagement. Hace que las personas den más de sí por su empresa, que sean más productivas y sepan afrontar mejor situaciones de estrés con una mayor resiliencia y tolerancia a la frustración. Además, no podemos cerrar los ojos a la realidad que ya está aquí. Por ejemplo, la globalización, que nos obliga cada día a ser mucho más internacionales, como empresas, pero también como individuos, ampliando el concepto de movilidad de talento. O la irrupción –con muchísima fuerza– de las nuevas generaciones, lo que nos va a obligar a adaptarnos más que nunca a nuevas formas de trabajar porque los jóvenes están cambiando la forma de interactuar con las empresas. En definitiva, porque la capacidad de entablar lazos con el mejor talento posible por parte de las compañías está cambiando para no volver a ser lo mismo nunca.

En definitiva, las empresas deben hacerse conscientes de la importancia de la movilidad del talento, que no solo trae consigo una mayor rentabilidad económica, sino que ayuda a mejorar la productividad, la eficacia, la motivación y el talento de los empleados.
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