Revista digital
TRIBUNA
junio 2004

Los Recursos Humanos en el siglo XXI

Emilio Gómez Rojo y Gema Botana García,
jefe de RRHH/dir. del Máster en Dir. de RRHH de Grupo OHL/Univ. Europea de Madrid

 
Emilio Gómez Rojo y Gema Botana GarcíaEs difícil que volvamos a tener un siglo tan proclive e interesante en lo referente a corrientes de pensamiento y acontecimientos económicos y políticos como el pasado siglo XX. El comunismo, el nazismo, el capitalismo y, a las postrimerías del siglo, el movimiento verde, han salpicado a estos cien años de ideologías y avatares, difíciles de imaginar en sus comienzos.
Amén de ello se pueden destacar cuatro grandes apartados en los que dividir los principales acontecimientos que más influyeron en estos cien años.

En el primer apartado nos encontraríamos con todo lo referente a la salud, las aportaciones de numerosos vacunas, el descubrimiento de la penicilina y la importancia del psicoanálisis, así como la aparición de la píldora y su aportación al mundo de las libertades de la mujer y los fenómenos de los transplantes, inimaginables hasta ese momento.

En el segundo gran apartado deberíamos considerar la conquista del espacio, donde se consiguió no sólo poner a un ser humano en órbita sino llegar a pisar la luna, con todo el desarrollo técnico que ello conlleva y los efectos colaterales para otras industrias auxiliares.

En el tercer apartado estaría la energía nuclear que ha sido uno de los acontecimientos que más ha marcado la impronta de este pasado siglo, aunque con menos fortuna ya que no podemos pasar por alto hechos tan desafortunados como la bomba atómica o el desastre de Chernobyl.

Y por último, en el cuarto apartado, deberíamos situar las telecomunicaciones y las comunicaciones. El tren, el automóvil y el avión han contribuido a empequeñecer el mundo, mientras que el teléfono la radio, la televisión e Internet han cambiado la forma de comunicarse en este planeta.

Del análisis de estas cuatro grandes divisiones podemos afirmar que el siglo XX ha sido, sobre todo, un siglo donde la tecnología se ha impuesto en el entorno de lo que conocemos como mundo industrializado.

¿Pero que será lo que nos deparará el siglo XXI? Para algunos autores el siglo que acabamos de empezar será el siglo en el que se produzca el llamado choque de civilizaciones. Y así parece que, lamentablemente, hemos comenzado con acontecimientos como el 11 de septiembre o la guerra de Irak. Para otros analistas más idealistas, en el siglo XXI la humanidad está avocada a entenderse y cada vez se desarrollarán más ideas de unidad y asociacionismo, a través de organizaciones como la Unión Europea y conceptos medioambientales y sociales, como el desarrollo sostenido.

Lo que parece cierto es que mientras el pasado siglo se distinguía por el tecnicismo, este siglo será el del humanismo. Y en este sentido las empresas occidentales están protagonizando un nuevo estilo de desarrollo social, donde cada vez tiene mayor importancia el carácter social, impensable en otro tiempos, aunque se evidencie que en algunos casos aún impera solamente el márketing asociado. Sin embargo, las grandes compañías han comenzado a profundizar en temas de Responsabilidad Social Corporativa, y así se comienza a cuidar la necesidad de que los productos o servicios no estén realizados por menos, o no se realicen en condiciones de precariedad o explotación.

La tecnología, creada en el siglo anterior y desarrollada en éste, está permitiendo que cada vez se pueda liberar más personas de los trabajos rutinarios, siendo realmente el ser humano el centro sobre el que gira el trabajo y no al revés.

La función de los RRHH adquiere gran protagonismo ya que, en contra de lo que pasaba en el siglo pasado en el que era necesario disponer de una gran fortuna para adquirir grandes maquinarias, se ha pasado a triunfar gracias a tener un solo bien: talento. Las personas constituyen una beta inagotable de capacidades que pueden desarrollar y que los líderes de las compañías deben descubrir y desarrollar. Estos yacimientos de talento deben ser descubiertos, cuidados y explotados debidamente, ya que nadie pondrá a trabajar lo mejor de él en un proyecto donde no esté comprometido.

Las prestaciones de trabajo han cambiado y los directores de RRHH deben adelantarse a lo nuevos retos que ya están aquí. El antiguo concepto del centro de trabajo se ha modificado y ya no es algo ligado necesariamente a la ubicación geográfica. A los buenos profesionales se les paga por hacer y no por estar. La flexibilidad laboral se está imponiendo en muchos países de la Unión Europea, permitiendo el acceso al mercado de trabajo a mujeres que prestan sus servicios unas horas al día. No sólo el salario, como factor higiénico debe ser el apropiado, también la posibilidad de participar, el sentirse parte integrante de la sociedad, compartir las estrategias y objetivos de las empresas son acciones que deben considerarse en este nuevo orden social.
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