Revista digital
TRIBUNA
abril 2019

La tecnología... ¿Está destruyendo... o simplemente generando empleos diferentes a los que había?

Santiago Casanueva Cruzate,
Head-Hunter & Socio de Transformación Digital de GT Linkers

 
Santiago Casanueva CruzateMe remonto a cuando realicé unas prácticas en una oficina bancaria en mi preciosa Salamanca al terminar la carrera en el 2004…Vale, no era el corazón de Wall Street, ni eran las oficinas centrales…pero aprendí muchísimo de unos compañeros extraordinarios. Grandes personas y buenos profesionales. Quince años y unas 6.500 entrevistas de trabajo después, me atrevo a decir que la mayoría no tendrían ese trabajo actualmente. Que me perdonen por lo crudo que suena, pero la labor de toda aquella gente hoy la harán a lo sumo 3 personas…y con un perfil muy diferente.
¿Significa eso que se esté destruyendo empleo? La tecnología y la automatización de procesos, mediante sus eficiencias y su reducción de costes, ha minimizado y minimizará más aún la demanda de determinados roles profesionales y ha transformado mucho el perfil requerido en general…pero lejos de un discurso negativo, creo que ha nacido y se ha evolucionado hacia otra Banca y otros servicios que requieren de gran cantidad de talentosos profesionales. En aquel entonces puedo asegurar que no había Ingenieros de Big Data, ni había un Responsable de Aplicaciones. Tampoco había muchos Analistas que tradujeran requerimientos del negocio o del usuario a los equipos de Tecnología. Los perfiles puramente técnicos eran muy pocos…así que era ciencia ficción pensar en perfiles híbridos con conocimientos funcionales y con carácter cuantitativo, con sensibilidad por el diseño o con nociones de programación, en expertos en Blockchain para poner en valor la globalidad y presencia en diferentes geografías, Analytics Translators para generar casos de uso basados en los datos, Agile Coaches, o especialistas trabajando en soluciones ágiles basadas en Inteligencia Artificial...

Así que podemos decir que la demanda de profesionales del sector ha evolucionado impulsado por la tecnología y la orientación al cliente, para adaptar la experiencia de ese usuario a la nueva realidad que vivimos. En un sector regulado, con unos sistemas a veces anticuados pero que no se pueden o se pueden reemplazar (el famoso legacy, que no debemos olvidar que aun emplea a muchísimos trabajadores), con la obligación de cumplimiento de normativas tan estrictas (y tan necesarias), los pasos se han tenido que dar mucho más lentos que en otros sectores…Pero aquella velocidad de crucero se ha sustituido por la vorágine de un sector necesitado de adaptarse para ofrecer una mucha mayor comodidad y accesibilidad inmediata para el usuario final.

Llevo tiempo entrevistando a profesionales del ámbito tecnológico o el área digital y hasta hace nada, la respuesta casi automática cuando preguntaba por sus intereses a nivel sectorial era desoladora para los que pensábamos lo mucho que tenía que recortar la Banca en la digitalización de sus servicios. Hoy esta situación está cambiando porque el sector financiero está absorbiendo gente muy talentosa. Así que la adopción de tecnologías vanguardistas ya no está cerrada a la Banca. Aquella rigidez quedó sepultada hace tiempo por el potencial de desarrollo que se vislumbra a nivel tecnológico en el sector. Ha cambiado el panorama porque hay una nueva banca, proliferan las fintechs, existen nuevos métodos de pago (que nunca hubieran imaginado mis compañeros de oficina cuando, además de enseñarme, me invitaban al café),… y ante eso, los grandes bancos llevan tiempo reaccionando. Si esta reacción ha llegado tarde o no, da para otra discusión, pero ya hay Bancos que incluso, acertadamente, cambian el discurso y se auto-denominan empresas tecnológicas.

Y aquí es cuando la lucha por el talento estalla en una gran competencia en la que chocan frontalmente las políticas de captación con las de retención. Se han dado pasos extraordinarios en estas últimas, pero…¿es suficiente? El profesional tecnológico-digital se mueve fundamentalmente por retos y el hecho de trabajar en proyectos de vanguardia, con tecnologías disruptivas es casi una auto-exigencia. Así que atraer estos profesionales dependerá del tipo de proyecto, el alcance del rol, la influencia o proyección, la posibilidad de trabajar con las tecnologías actual o próximamente demandadas, las metodologías que se adopten, la posibilidad de trabajar con equipos globales, talentosos, en entornos muy colaborativos, la flexibilidad (en horario y en presencia) y en último lugar, el resto de condiciones que antiguamente invertían este orden: la seguridad, la estabilidad, las condiciones salariales, la reputación del empleador…

Así, ya no basta con ser uno de los grandes del mercado ni fichar a golpe de talonario. Todo parte de una nueva cultura organizativa que tiene que venir impulsada desde una estrategia y un modelo de liderazgo muy diferentes a la banca tradicional, virando hacia un modelo más horizontal que fomenta la visibilidad y reconoce a los empleados de éxito. Todo refrendado por una apuesta innegociable desde Dirección, que permita atraer a esas mentes inquietas capaces de impulsar el cambio, de innovar, de aportar aire fresco a esta nueva Banca que hoy, sigue demandando un gran número de profesionales pero quizá sentados en sillas diferentes a las que yo ocupé una vez en aquella agradable oficina de barrio.
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