Revista digital
TRIBUNA
noviembre 2018

El papel de las empresas como agentes de cambio contra la violencia machista

Alexandra Maratchi,
CEO de Homuork

 
Alexandra MaratchiHoy, una mujer en España tendrá que dejar su trabajo por sufrir violencia de género. Mañana la historia se repetirá y dentro de 48 horas también. Así fue cada día en 2017, año en el que se efectuaron 384 contratos de sustitución a mujeres maltratadas en España, según datos del CSIF (Centro Sindical Independiente y de Funcionarios). En 2018 la situación no ha mejorado: hasta septiembre se contabilizaron 232 casos
Acostumbrad_s como estamos a estas cifras de la vergüenza, como el hecho de que en nuestro país una de cada diez mujeres sea maltratada a lo largo de su vida, estos datos nos sitúan ante una nueva dimensión del problema. Me refiero a la vulnerabilidad y dificultades añadidas que soportan las víctimas al verse obligadas a abandonar parcial o totalmente sus puestos de trabajo.

Es precisamente el momento en el que interrumpen su desempeño laboral cuando muchas víctimas incrementan un daño invisible del maltrato: el aislamiento. Así, además de las dificultades económicas que pueden conllevar el abandono de su puesto de trabajo y por lo tanto el incremento de la dependencia económica en pro de sus abusadores, la víctima se encuentra todavía más sola y desprotegida para romper las cadenas del maltrato.

Ahora que se acerca el Día Internacional contra la Violencia de Género (25 de noviembre) conviene recordar el importante papel que tenemos las empresas en la prevención y actuación ante este mal de nuestra sociedad. En primer lugar, porque los centros de trabajo es el sitio donde las víctimas pasan buena parte de su día. En segundo, porque pese a la estigmatización del maltrato, este se da en todo tipo de puestos y sectores.


El riesgo de aislamiento de las víctimas

Médicas, dependientas, profesoras, ingenieras, directivas o conductoras, todas nosotras estamos expuestas a esta violencia que solo se atreven a denunciar el 27% de las víctimas en España. Romper el silencio es muy difícil, especialmente cuando no se es capaz de detectar que se está viviendo en primera persona una situación de este tipo. De ahí la importancia de que las compañías promovamos formaciones en las que trabajadores y trabajadoras conozcan las señales de alarma de situaciones abusivas que pueden derivar en maltrato, alcen la voz cuando observan comportamientos potencialmente alarmantes y tiendan una mano a personas en situación de riesgo por maltrato.

Además de ayudar directamente a las potenciales víctimas, estas formaciones dan herramientas a todas las personas de la organización para identificar las señales de maltrato en compañeros y compañeras de trabajo. Si somos capaces de combinar esta capacitación con protocolos claros de actuación, con campañas de comunicación de amplio espectro, estaremos construyendo empresas que impactarán de forma muy positiva en las personas que la constituyen y por lo tanto en la sociedad. A día de hoy, empresas como Boehringer Ingelheim, IKEA, Damm o Sephora ya han decidido ofrecer esta formación - tanto en formato presencial como online - a sus miles de trabajador_s - y confiamos en que seáis muchas más.


La reinserción laboral de las supervivientes

Además de promoviendo medidas de prevención, las empresas tienen un importante papel cuando la violencia de género ha pasado y la superviviente busca rehacer su vida. Así, algunas compañías ejemplares facilitan el cambio de lugar de trabajo más allá del tiempo establecido por la ley. Si la mujer está rehaciendo su vida lejos de su maltratador, ¿por qué obligarla a volver a un lugar de origen vinculado a una terrible experiencia? Estas compañías creen que no hay ninguna necesidad de ello.

Por último, otro área de actuación en el que las empresas podemos impactar de forma decisiva es contratando a mujeres supervivientes del maltrato, rompiendo el estigma que mencionaba antes. Como señalan acertadamente desde la Fundación Ana Bella de ayuda a mujeres maltratadas y madres separadas, estas mujeres son fuertes, tolerantes, saben trabajar bajo presión, toleran la frustración, no se rinden fácilmente y son muy buenas interpretando el lenguaje corporal. Todas estas habilidades, además de las competencias que ya hubieran adquirido antes del maltrato, las confirman excelentes embajadoras de marca y profesionales muy valiosas en el área de las Ventas.

Como vemos, las organizaciones tenemos muchas formas de combatir esta lacra desde nuestra posición, de ser agentes de cambio. Podemos hacerlo desde la formación, con planes de actuación, con medidas para mujeres maltratadas de nuestras plantilla o promoviendo la contratación de otras, favoreciendo su reinserción plena.

Porque como organizaciones somos agentes de cambio, en nuestras manos está construir una sociedad en la que no haya un solo día en que una persona deje su trabajo por culpa de la violencia machista.

Conoce aquí el curso Prevención de la Violencia de Género que Homuork ha producido junto a la Fundación Ana Bella. Promoverás una sociedad libre de maltrato formando a tus equipos en su detección y en las medidas a tomar frente a él.
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