Revista digital
TRIBUNA
octubre 2021

La ocupación es la base de los edificios saludables

Alberto Vales,
Dir. Ud. Neg. de Control, Fuego & Seguridad y HVAC de Johnson Controls

 
Alberto ValesEn el último año, nos hemos dado cuenta de que pasamos la mayor parte de nuestra vida en interiores, y que los edificios donde pasamos nuestro tiempo tienen un gran impacto en nosotros. La pandemia ha arrojado luz sobre nuestra salud y bienestar, por lo que garantizar que nuestros edificios sean lugares saludables se ha vuelto fundamental.
La forma en que trabajamos ha cambiado para siempre y las empresas deben decidir ahora si seguir adelante con modelos de trabajo remotos, flexibles e híbridos; o volver a situaciones anteriores a la pandemia.

Para que los edificios saludables sean una realidad, hay un área clave en la que los gestores y propietarios de edificios deben centrarse: la ocupación del edificio. Atrás quedaron los días en que los empleados se sentaban en mesas fijas, 5 días a la semana. Ahora, será necesario cambiar el tamaño de los puestos de trabajo y revisar el espacio de las salas y los sistemas de reservas, sin mencionar la forma en que accedemos, experimentamos y nos beneficiamos de nuestros lugares de trabajo. Pero esto es solo el principio.


Todo comienza con un problema

Para proporcionar espacios saludables y colaborativos donde trabajen los empleados, las empresas deben primeramente abordar el problema por completo, para encontrar así la mejor manera de resolverlo. Ahora lo "suficientemente bueno" ha dejado de ser suficiente.

Para crear edificios más saludables, primero debemos comprender el impacto de los edificios insalubres: la Organización Mundial de la Salud ha estimado que hay 12,6 millones de muertes en todo el mundo cada año atribuibles a entornos insalubres, lo que demuestra que el ambiente que nos rodea tiene un gran impacto en nuestra salud.

Hay nueve factores clave que pueden afectar la salud y la productividad en los edificios: la luz, el ruido, la seguridad, el agua, la humedad, el polvo y las plagas, la calidad del aire y la salud térmica. Si bien las empresas siempre están buscando formas de aumentar el rendimiento y la comodidad de los ocupantes, y ahora también mitigar el riesgo de infecciones, estas decisiones deben ir más allá del impacto en nuestra productividad y felicidad en el trabajo. También deben tener en cuenta cuestiones más amplias como las emisiones de carbono y la contaminación del aire. No abordar estos problemas creará otros nuevos en el futuro que pueden ser extremadamente perjudiciales para nuestra salud.


Buscando una solución

Para romper este ciclo y ayudar a mejorar la salud del edificio, los gestores de los mismos deben centrarse principalmente en la ocupación. ¿Quién usa sus edificios y cómo los usa? ¿Dónde entra la cuestión de la ocupación cuando necesitamos mejorar problemas como la calidad del aire, la salud térmica, el ruido, la iluminación, la seguridad, el agua, la humedad y el polvo y las plagas? Para mejorar, debemos monitorizar continuamente e incluso predecir los niveles de ocupación del edificio. Para ello, es necesario calcular los niveles óptimos de ocupación de un área, teniendo en cuenta la ventilación del aire y los ratios de cambio de aire.

Para los que ya están en los edificios, los gestores deben disponer de los datos y las tecnologías necesarias para conocer las salas y los diseños dentro de sus instalaciones, sobre todo porque esto ha cambiado a raíz de la pandemia. A continuación, pueden asignar espacios en función de la tasa de cambio de aire, decidiendo quién trabaja y dónde en función del lugar o espacio más saludable para ellos. Esto asegura que la calidad del aire interior sea óptima dependiendo de la ocupación de la sala, lo que mejora la experiencia de los empleados en el trabajo. Los edificios tienen el efecto más significativo en los trabajadores con mayor exigencia mental y unos sistemas adecuados pueden aumentar la productividad e incluso el coeficiente intelectual de los empleados, beneficiando tanto a las empresas como a su personal.

Para los integradores, el uso del edificio debe desarrollarse y planificarse desde el principio. La climatización variable debe implementarse e incorporarse en el diseño del aire acondicionado, ya que esto proporciona variabilidad según la ocupación de una sala. En lugar de diseñar edificios en torno a niveles mínimos de ocupación, como es la norma actual, los diseñadores deberán comprender y atender la ocupación máxima de un edificio. Este pequeño cambio podría salvar vidas, mejorando la calidad del aire para todos. Una vez hecho esto, se deben instalar sensores para variar el aire según la ocupación, lo que significa que la calidad del aire estará en niveles óptimos sin importar la cantidad de personas en la habitación o edificio.


Un panorama más amplio

Está muy bien priorizar las tecnologías que permitirán que los edificios sean más saludables para las personas, pero esto no puede ir en detrimento de la salud del planeta. Tanto la humedad como la temperatura influyen en la salud y el confort, pero no recomendamos que el aire acondicionado esté encendido en todo momento, ya que esto obstaculizará los esfuerzos de sostenibilidad y eficiencia. Debe haber un equilibrio.

Al centrarse en la ocupación en lugar de priorizar la sostenibilidad o la experiencia de los empleados, las organizaciones pueden cumplir con los objetivos de eficiencia y ESG (Environmental, Social and corporate Governance) y, al mismo tiempo, sacar el máximo partido a sus trabajadores. Aquí, los sensores y otras tecnologías que miden y predicen los niveles de ocupación, pueden hacer el trabajo por nosotros.

Sin embargo, para sacarle el máximo partido a los edificios, los datos que provienen de estos sensores y las decisiones que toman deben medirse y entenderse correctamente. Utilizar los indicadores de rendimiento de los edificios y cotejarlos con los datos del personal puede resultar útil, por ejemplo, para controlar los días de enfermedad del personal en comparación con los datos de salud del edificio, para obtener una mejor imagen global del impacto de los edificios en el personal. De este modo, si algo va mal, se puede arreglar, dando prioridad a la salud de los empleados sin costes indebidos.

Ahora que las empresas están reabriendo oficinas, la necesidad de comprender y priorizar la ocupación es primordial. Las empresas deben reevaluar cómo utilizarán ahora sus edificios, qué ha cambiado y qué medidas se van a implementar para garantizar la salud y la seguridad de los empleados. Después de un año en nuestros hogares y en el exterior, ahora es el momento de tomarnos en serio los edificios en los que trabajamos. Si una empresa valora a su fuerza laboral, la ocupación de sus edificios debe ser una prioridad principal.
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