El poder del lenguaje positivo
Consol Iranzo,
directora general de Karisma
El tema sobre el que en esta ocasión quiero escribir es, bajo mi punto de vista, muy relevante y crítico, pues trata de la importancia de aprender a utilizar el lenguaje positivo, lo que nos permitirá poder comprobar cómo un uso adecuado del mismo influye directamente sobre la forma y actitud que podemos tomar para afrontar las experiencias del día a día y, por tanto, sobre cómo podemos vivir mucho más felices.
Puede que alguien esté pensando que el hecho de cuidar el uso del lenguaje es simplemente puro eufemismo. Aunque puede ser cierto que en algunos ámbitos se pueda utilizar esta práctica como medio de manipulación y poder así distorsionar la realidad, lo cierto es que la ciencia nos dice que podemos entrenar nuestro lenguaje y de esta manera, cambiar nuestra mente. Por ello, debemos tener un convencimiento firme de que existe magia en las palabras.
Luis Castellanos, doctor en Ética y licenciado en Filosofía y Letras y con estudios de Psicología, considerado como uno de los mayores expertos en lenguaje positivo y pionero en la investigación del lenguaje positivo, aplica los descubrimientos de la neurociencia en la vida cotidiana. Como principal herramienta utiliza los resultados clínicos obtenidos a través de resonancias magnéticas y electroencefalografías. A través de estas pruebas ha observado cómo se comportan las conexiones sinápticas del cerebro a partir del uso de palabras positivas y negativas y ha demostrado la influencia de utilizar el lenguaje positivo en la vida cotidiana y cómo esto permite a las personas crear estrategias innovadoras, herramientas y soluciones prácticas que producen un cambio extraordinario en la vida de las personas.
Utilizar un lenguaje positivo puede transformar la vida de las personas, ya que ayuda a mejorar la forma de comunicarnos y relacionarnos, tanto con nosotros mismos como con los demás, e influye directamente en la forma en que podemos percibir y tener una visión del mundo que nos rodea.
A diario podemos tener situaciones que hacen que observemos lo que nos sucede de forma negativa. Entramos en la queja y no nos hacemos responsables de lo que sucede, sino que culpamos al entorno y enfocamos toda nuestra energía en lo negativo y en la utilización de un lenguaje negativo e incluso victimista, lo que nos impide hacer frente a la situación y utilizar la energía de forma positiva para afrontar y cambiar lo que no nos gusta o bien gestionarlo de forma constructiva.
Por el contrario, cuando utilizamos un lenguaje positivo, este afecta positivamente a nuestro cerebro y nos permite observar lo que nos sucede de forma diferente, abriendo posibilidades a nuestro alrededor. Nuestro nivel de autoconfianza incrementa y, por ello, nos sentimos capaces de afrontar de forma positiva lo que nos sucede, asumiendo el liderazgo de nuestra vida y valorando las experiencias de forma constructiva, lo que hace que nuestras probabilidades de tener una vida mejor se incrementen. “No es importante lo que nos pasa, sino que lo importante es cómo lo observamos y, en consecuencia, cómo lo gestionamos.”
Las palabras repercuten directamente en nuestra vida. Hay palabras con carga positiva y otras con carga negativa. Es, de hecho, un espejo de lo que cada uno es, por lo que si queremos realizar un cambio personal, podemos hacerlo a través de las palabras. Ser conscientes de cuál es el lenguaje que utilizamos y cómo este nos beneficia o no, es el primer paso para decidir realizar los cambios que consideremos necesarios. Una vez que asumamos la total responsabilidad de convertir en positivas nuestras palabras, nos podremos dar cuenta de cómo ese cambio en el lenguaje es capaz de modelar nuestro cerebro y, en consecuencia, nos permite construir para nosotros una nueva realidad.
Utilizar un lenguaje positivo saca lo mejor de nosotros mismos. Las palabras tienen un enorme poder. Son capaces de lograr un efecto inmediato en nuestro estado de ánimo. Tener un discurso optimista puede animarnos en un momento dado. Entrenar e incorporar en nuestra rutina la utilización del lenguaje positivo incide directamente en nuestra forma de percibir el mundo.
Como expresa Luis Castellanos en su discurso: “Todos merecemos la oportunidad de tener una buena historia, una buena vida. Por eso, debemos cuidar nuestro lenguaje, ya que él cuidará de nosotros. Las palabras son una de las mejores inversiones que podemos hacer para tener un buen futuro y una buena salud emocional.”