Revista digital
TRIBUNA
octubre 2018

Siete formas en las que los prejuicios inconscientes afectan a las interacciones diarias en el trabajo

Declan Mulkeen,
director global de Marketing de Learnlight

 
Declan MulkeenTomamos cientos de decisiones al día, y no siempre son las correctas. Como humanos, nuestro proceso de toma de decisiones se ve intensamente afectado por nuestros prejuicios innatos y primarios, que actúan en un mundo paralelo al del pensamiento lógico y racional. Los prejuicios inconscientes abundan en un entorno laboral en el que afectan directamente a todas las decisiones que tomamos.
Hay estudios recientes que demuestran que los prejuicios inconscientes están presentes en todos los aspectos del mundo laboral actual: en la selección, contratación y retención de personal, en la gestión del rendimiento, en los ascensos, en las relaciones con el cliente, y en la adjudicación de funciones. Saber cómo nos afectan los prejuicios inconscientes en el trabajo y conocer estrategias y tácticas para superar este problema es una de las responsabilidades de la alta dirección. De hecho, generar conciencia de los prejuicios inconscientes se considera hoy un nuevo tipo de formación para la diversidad.

Desde el punto de vista empresarial, los prejuicios inconscientes son relevantes para la globalización y el éxito en la economía global, ya que las empresas que entiendan el poder de la diversidad saldrán ganando en términos de productividad y rentabilidad. Por este motivo, debemos tomar conciencia de los prejuicios inconscientes, ya que tienen un efecto real y profundo sobre la cultura y el entorno laboral, sobre las interacciones entre empleados y sobre las relaciones con el cliente. Pueden ser un factor oculto relevante si:

  • El puesto se lo lleva el mejor candidato.

  • Se asigna la responsabilidad de un proyecto importante al empleado más adecuado.

  • El sueldo y el bonus están en línea con las evaluaciones de desempeño.

  • Los ascensos se conceden por méritos o favoritismo.

  • Los clientes creen que han recibido un buen servicio.


Al tomar conciencia de este tipo de prejuicios, podemos superarlos, conocernos mejor a nosotros mismos y reforzar nuestra capacidad de tomar decisiones más justas y mejor informadas.

1. Sesgo de afinidad
Esto hace referencia a nuestra preferencia inconsciente por aquellos con cualidades parecidas a las nuestras. Sucede porque nuestro cerebro los ve como alguien cercano y reconocible, y a todos nos gusta estar con gente con quien consideramos que tenemos cosas en común. Sin embargo, esto nos puede nublar el juicio a la hora de discernir qué personas son mejores para la empresa y puede dar como resultado menor diversidad entre los empleados, lo que significa menos creatividad en las perspectivas y planteamientos laborales.

2. Sesgo de atribución
Esto se aplica en general a cómo juzgamos a los demás; tiene que ver, por ejemplo, con nuestra percepción de nuestras propias acciones frente a las de otros.
Normalmente atribuimos nuestros logros a nuestras habilidades, y nuestros fracasos a factores externos. Esta percepción, sin embargo, suele ser la contraria cuando se trata de los demás. Cuando tienen éxito, a menudo lo atribuimos a la suerte, y sus errores nos parecen fruto de su falta de habilidad o sus deficiencias personales.

3. Sesgo de apariencia
Con este prejuicio tendemos a creer que la persona más atractiva es la que más éxito va a tener. Sin embargo, es posible que, de manera inconsciente, juzguemos a los demás injustamente en función de sus atributos físicos. Esto puede tener origen en una imagen subconsciente y estereotípica del aspecto que debe tener una persona de éxito.

4. Sesgo de confirmación
Se refiere a cómo buscamos evidencia que sustente nuestras propias opiniones, en vez de intentar analizar la situación completa. Esto puede tener como consecuencia la observación selectiva, que significa que ignoramos la información que no nos interesa y nos centramos en lo que encaja con nuestro punto de vista.

5. Prejuicios de género
Consiste sencillamente en la preferencia de un género sobre el otro, y a menudo proviene de creencias muy arraigadas sobre roles y estereotipos de género. Esto nos puede llevar a inclinarnos inconscientemente hacia una persona por su género y las cualidades que asociamos a él.

6. Efecto halo
Sucede cuando nos centramos en una cualidad especialmente impresionante de una persona. De ahí en adelante, vemos todo lo relativo a esa persona bajo la luz positiva de su “halo”, lo que nos hace pensar que es “aún más perfecta” de lo que es en realidad.

7. Efecto diablo
Es lo opuesto al efecto halo: nos centramos en una cualidad especialmente negativa de una persona, y esto nos nubla el juicio a la hora de valorar sus otras cualidades. Es importante recordar que un error o defecto no representan a la persona en su conjunto.

Prevenir los prejuicios inconscientes en el trabajo es fundamental, ya que puede llevar a juicios injustos o erróneos, a pasar por alto el talento o, incluso, a la discriminación. El primer paso es sencillo: “Ser conscientes de lo inconsciente”. Los prejuicios en sí no son malos, simplemente forman parte de la naturaleza humana. Si tomamos conciencia de los distintos tipos de prejuicios inconscientes que todos tenemos, podemos empezar a abordarlos y solucionarlos.
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