Revista digital
TRIBUNA
septiembre 2022

El Capital Humano, las virtudes que permitirán extender tu vida laboral muchos años

Bárbara Rey,
colaboradora del Instituto Santalucía y Fundadora de Longevity Initiatives

 
Bárbara ReyDel talento sénior se habla mucho, pero en el fondo, se hace poco. Si tienes más de cuarenta años, seguramente has escuchado muchas veces ese término, y es muy posible que hayas sentido como si una luz roja de alarma se encendiera. Se habla del talento sénior como un activo de valor extraordinario; “la experiencia hace al maestro”, ¿no? Pero he aquí la paradoja, que son estas personas las más susceptibles de perder su puesto de trabajo.
Si bien hay diferencias según la industria, el sector o el tipo de labor, la raíz del problema viene dada por las características que se atribuyen al colectivo sénior. “Obsoleto”, “caro”, “lento”, son las excusas injustas que justifican las empresas para optimizar sus cuentas de resultados a corto plazo, ya que la inexperiencia es joven y barata. Tendemos a poner la mirada en el trabajo realizado por las personas, cuando la clave para el sostenimiento y éxito de cualquier empresa reside en las capacidades de aquellos que la componen; su nivel de educación; los conocimientos, destrezas y experiencias acumuladas; en gran medida, la competitividad de un trabajador en función de generar mayor productividad y desarrollo económico. Esto es el Capital Humano.

El Capital Humano puede marcar la diferencia en el éxito de un proyecto y permite extender la vida laboral del individuo muchos años, pues basa su valor en la experiencia y el conocimiento, no en la bravura de lo novel.

Se compone, en primer lugar, de la salud, un factor importantísimo para las empresas, condicionadas por las viejas creencias de que la edad es sinónimo de enfermedad, bajas laborales, o dificultad para realizar determinadas tareas. La realidad es bien distinta, ya que la mayor parte de las personas gozan de buena salud tanto física como mental, incluso hasta pasada la edad de jubilación. Además, los avances tecnológicos permiten apoyar aquellos trabajos que requieren de un mayor esfuerzo físico.

Adoptar una filosofía y cultura de autocuidado, basada en hábitos saludables centrados en una correcta alimentación, ejercicio físico frecuente y, muy importante, un correcto descanso, evita el desarrollo de enfermedades (sobre todo crónicas) y se mantiene un estado de vitalidad y energía que contribuirá a un buen desempeño y rendimiento laboral.

El segundo componente es el conocimiento. Los recortes presupuestarios han reducido el número de cursos de formación interna que imparten las empresas, y aquí es donde entra en juego la filosofía de “LifeLongLearning”, o formación a lo largo de toda la vida. Existen numerosas ofertas formativas que permiten a las personas especializarse o profundizar conocimientos y conocer las últimas tendencias. Los MOOC (Masive Open Online Courses) son una buena opción, gratuita en muchos casos o con bajo coste. Existen numerosas plataformas online de conocimiento y grupos de networking orientados a formar a personas adultas que trabajan adaptándose a sus limitaciones de tiempo. Tener conocimientos actualizados permite aportar valor a la empresa y mejorar la competitividad.

El tercer factor es posiblemente el que más se asocia con el talento sénior: la experiencia. Las personas que llevan varias décadas trabajando cuentan con esta ventaja competitiva única frente a las personas más jóvenes y la clave está en saber poner en valor toda esta experiencia para aplicarla en la realidad actual.

Para que la experiencia sea una ventaja competitiva y no un factor que juegue en contra se recomienda asociarla a las habilidades cognitivas y socio conductuales más demandadas por las empresas. Las habilidades cognitivas más relevantes son: conocimiento tecnológico, resolución compleja de problemas basados en la experiencia y pensamiento crítico. Las habilidades socio conductuales más demandadas son: perseverancia, colaboración, empatía y manejo de emociones.

Si tienes más de cuarenta años, enfocarte en los diferentes componentes del Capital Humano, y potenciar el valor de tu propuesta como activo, ayudarán a extender tu vida laboral, y dar sentido al concepto de “Talento Sénior”.
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