Revista digital
TRIBUNA
octubre 2013

El absentismo y la motivación laboral

Armando Guerra García,
director comercial de MHP Servicios de Control

 
Armando Guerra GarcíaEspaña es uno de los países con mayor índice de absentismo laboral en Europa, lo que se traduce en un aumento de costes, desajustes de plantilla
La definición más comúnmente aceptada en la actualidad define el absentismo laboral como “el incumplimiento por parte del trabajador de la jornada laboral, bien por retrasar su incorporación o adelantar su salida diaria, bien por no acudir al trabajo en una jornada completa o en varias”.

Recientemente se están incorporando algunas definiciones con otra interpretación, ya no en sí como la ausencia en el puesto de trabajo sino como la no realización por parte del empleado de la contraprestación de servicio a cambio de un salario; es decir, que no realiza una labor productiva para el empleador. También como ausencia de rendimiento, teniendo en cuenta que el absentismo hace referencia también al hecho que no se está físicamente en el lugar de trabajo. España es uno de los países con mayor índice de absentismo laboral en Europa, lo que se traduce en un aumento de costes, desajustes de plantilla y producción y carga de trabajo para mandos operativos y responsables de Recursos Humanos.

Según el muestreo estadístico realizado por el INE 2012, el absentismo laboral en España es de un 4.3 %, siendo Canarias la segunda comunidad con menor tasa registrada. El absentismo en el sector público se situó en el último trimestre del año pasado en el 2.16%, algo superior al registrado en el sector privado con un 1.86%. Tras el único trimestre en la serie histórica en el que el absentismo se situó por debajo del registrado en las empresas privadas, en los últimos tres meses del año pasado se volvió a la situación anterior, en el que las ausencias al trabajo en la Administración Pública por enfermedad, accidente o incapacidad temporal superaron el sector privado. Sin embargo, la actual coyuntura económica y el miedo a perder el empleo está provocando un descenso del absentismo laboral y, a su vez, un incremento del llamado ”presentismo”; es decir, mayor presencia en el puesto de trabajo aunque no se produzca un aumento de la productividad, estar físicamente sin rendir, con la filosofía simplemente de sumar más horas a nuestras jornadas laborales. Se trata de una disfunción de dos variantes: motivación y productividad.

Hoy en día se considera que existe una relación entre la motivación y el absentismo / presentismo laboral, no sólo porque entre los empleados con un alto grado de motivación no se producen apenas faltas injustificadas sino que además existe un menor número de ausencias por enfermedad. El presentismo parece estar ganando relevancia en los últimos años camuflado en hábitos tan extendidos como la lectura del periódico, cafés o las constantes escapadas para fumar, muestra más de esa “presencia ausente del trabajador”, pero no por ello debe ser omitido del conjunto de actitudes a detectar y corregir. ¿ Pero qué es lo que lleva al empleado a esta situación? Esta situación de crisis económica como la que estamos viviendo junto a la necesidad de conservar nuestro puesto supone que nos veamos obligados a no quejarnos, ya que, al menos, tenemos trabajo, pero se entiende que además de mantenerlo, deberíamos sentirnos agradecidos e implicados, promoviendo nuestra resiliencia.

Deberíamos trabajar sin temor a ser despedidos pensando en conseguir una mayor productividad y resultados que proporcionen a nuestra organización la capacidad necesaria que garantice su continuidad, lo que nos hace pensar que cuanto más felices seamos en nuestro puesto de trabajo, mayor será nuestro rendimiento y mejores nuestros resultados obtenidos y, en definitiva, más productivos seremos. La productividad es un factor clave para cualquier empresa, cada una de las tareas que realizamos tienen que ser optimizadas. De lo que no cabe duda es que la permanencia física en el puesto de trabajo no es suficiente para justificar el trabajo y el salario, se deben exigir resultados al margen de las horas que se está físicamente en el cargo. ¿Qué medidas toman los empresarios para reducir el absentismo de sus empleados? Sanciones, mejora de las relaciones personales, mejor clima organizacional, actuaciones de control y sistemas de gestión de jornadas y horarios del personal, facilitando estas últimas enormemente la tabulación de datos, análisis de indicadores, así como el establecimiento de estándares.

Los factores de competitividad organizativa son, en su mayor parte, elementos vinculados a los Recursos Humanos, por lo que es normal que el interés por parte de las organizaciones en la gestión de esta área haya crecido y que cada vez más se requieran auténticos especialistas en este sector, de ahí que se empiece a vislumbrar una conciencia más clara por parte del empresario acerca de cómo enfrentarse a este problema, se comienzan a utilizar medidas de motivación y compromiso e incluso la conciliación de la vida laboral y personal para intentar combatir esta situación.

El absentismo laboral no es un tema exclusivo de RRHH, para que las acciones dirigidas a reducirlo sean eficaces es imprescindible que la Dirección perciba la importancia en términos económicos. Es necesario hablar de absentismo en términos de costes. En definitiva, el objetivo es conseguir que se comprenda claramente que vale la pena la inversión que hay que hacer para reducir el absentismo laboral en las organizaciones. “Donde hay una empresa de éxito alguien tomó alguna vez una decisión valiente” Peter Drucker.
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