Crear una cultura de aprendizaje para ganar la 'guerra por el talento'
Nouri Zouaghi,
director de desarrollo de negocio de MobieTrain
El mercado laboral vive un momento especialmente convulso en el que el concepto “guerra por el talento” cobra más sentido que nunca. A nivel global, pero también local.
Según la ‘Guía del Mercado Laboral 2022’ de Hays, el 68% de los trabajadores está en búsqueda activa de trabajo, el porcentaje más alto de los últimos tres años, y el 24% planea cambiar de empresa en los próximos seis meses. Aunque el salario sigue siendo la principal razón, le sigue la falta de oportunidades de futuro ofrecidas por la compañía.
Brindar oportunidades de aprendizaje y desarrollo (L&D) se ha convertido en un arma importante para que las empresas incrementen su capacidad de atraer y retener talento. Como hemos visto, la posibilidad de desarrollarse dentro de la organización ocupa un lugar destacado en la agenda de candidatos y empleados. Sin embargo, en la práctica, estas herramientas siguen sin utilizarse de forma estratégica.
¿Y qué sucede con la incorporación? ¿Cuántas veces te habrás encontrado con que, como nuevo empleado, has llegado a tu puesto de trabajo el primer día sin saber qué hacer? Sin duda, una oportunidad perdida. Cuidar el proceso, dar una bienvenida cálida, enseñar los fundamentos del puesto desde el primer momento son, sin duda, aspectos fundamentales para mejorar el employer branding y contar con las herramientas de L&D adecuadas marca la diferencia.
Y más allá de la gestión de las personas, en un entorno VUCA (de su acrónimo en inglés que significa: Volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) como el actual, las organizaciones deben ser capaces de responder a unas circunstancias que cambian en cuestión de minutos. Si su plantilla se forma y se capacita de forma constante, la compañía ganará en agilidad. Un aspecto clave para estar preparada para el futuro.
Una de las herramientas de L&D que puede resultar de gran ayuda para las empresas es el microaprendizaje móvil, ya que permite a los empleados absorber la información en cualquier lugar e, incluso, antes de incorporarse a un nuevo trabajo. Esta herramienta no es una tendencia, sino la consecuencia lógica de un mundo que avanza hacia la movilidad.
Sus ventajas son numerosas: la retención, es decir, lo bien que se recuerda lo expuesto, suele ser un 50% mayor que con los sistemas tradicionales de gestión del aprendizaje (LMS). Además, los empleados completan los programas de formación con mucha más frecuencia. Y, al final, si los usuarios demuestran que prefieren consumir contenidos más cortos en su tiempo libre – prueba de ello son TikTok, Instagram o YouTube Shorts - ¿por qué debería ser distinto con la formación que reciben en su trabajo? En definitiva, este tipo de soluciones permiten a las empresas compartir información práctica con toda su plantilla en poco tiempo.
No hay que olvidar el contexto. Vivimos en una cultura del smartphone. Según un informe elaborado por Hootsuite y We are Social, en España, cerca de 44 millones de personas son usuarias de Internet y pasan más de 6 horas al día navegando para buscar información (75%), mantenerse informado (64,6%) y, punto interesante, buscar tutoriales (63,4%). Además, el 92,3% accede a la red a través de sus teléfonos móviles. Las organizaciones han tardado demasiado en darse cuenta de que tiene todo el sentido del mundo formar a sus empleados utilizando un dispositivo móvil. Si el uso de estos dispositivos es un hecho, ¿por qué siguen apostando por la formación presencial o por módulos excesivamente largos que no están adaptados a las herramientas de nuestro día a día?
Es cierto que algunas empresas tienen una política de prohibición del uso de teléfonos móviles en el trabajo. Encontramos muchos ejemplos en el sector del retail. En la industria, a menudo, ni siquiera se permite llevarlos en el bolsillo. Aunque estas medidas pueden ser acertadas, las organizaciones no deben caer en el error de pensar que ofreciendo microaprendizaje móvil están incitando a que su personal utilice los dispositivos en sus puestos de trabajo. En absoluto. Los empleados pueden aprender en la cafetería, en los cinco minutos que tardan en llegar a un sitio, en el tren… en definitiva, en aquellos momentos en los que habitualmente utilizan su teléfono.
Lo importante es que, fomentando este tipo de herramientas, están estimulando un hábito muy importante: el aprendizaje continuo. Tanto si se trata de habilidades duras (procesos, conocimiento de los productos, seguridad…), como de habilidades blandas (coaching) o de filosofía corporativa, como empleado nunca terminas de aprender y con estas soluciones las empresas pueden ofrecer a su plantilla una sesión de aprendizaje de cinco minutos al día y crear la cultura que Stephen Covey describe en su bestseller "Los siete hábitos de la gente altamente efectiva": una cultura de confianza. En esta línea, Stephen afirma que, sin confianza, “no puede haber una cultura corporativa ganadora” ya que esta fomenta la sensación de incomodidad que afecta directamente a organizaciones, equipos, relaciones sociales y a nosotros mismos como líderes
El séptimo hábito descrito por este autor es “afilar la sierra”. Las personas deben leer y aprender continuamente para crear una espiral ascendente de conocimiento. En caso contrario, acaban trabajando con una “sierra sin filo” que les obliga a esforzarse mucho más. Las personas formadas van por la vida “afiladas”, lo que conduce a un nivel de exigencia mayor y a un personal mucho más motivado y comprometido con la empresa.
Con herramientas como el microaprendizaje, lo que estamos haciendo es cambiar la dinámica de nuestras vidas profesionales, ahora fluimos entre trabajar a aprender de forma más ágil y acortado, y aprender a trabajar más motivados y comprometidos. Y eso, en última instancia, es lo que todo empresario quiere, para sus empleados y para sí mismo.