Cómo el equilibrio emocional favorece el desempeño en el trabajo
Dionne Beltrao,
Socia Directora de Nui People
Tengo dos buenas noticias que darte: una es que eres un ser humano y la otra es que estás vivo.
Sentir es parte de nuestra humanidad… pero ¿crees que hay espacio para las emociones en las empresas? La verdad es que por mucho que lo intentes, es muy difícil apagar el interruptor emocional en cuanto entras en la oficina o te conectas a una reunión online. Considero que hay un mito generalizado de que las emociones no pertenecen al trabajo, que esto es de gente “débil” o que no se sabe controlar. Además, a menudo nos lleva a equiparar erróneamente la profesionalidad con ser fríos y duros.
Pero la investigación muestra que en los momentos en los que nuestros compañeros y jefes abandonan su brillante postura profesional y muestran lo que sienten, en realidad somos mucho más propensos a creer lo que nos están diciendo. Eso es, creemos más en aquellas personas que muestran su emocionalidad. Cuando expresamos lo que sentimos, estamos más conectados con las personas que nos rodean. Nos esforzamos más, tenemos mejor desempeño y, en general, somos más amables. Así que ya es hora de que aprendamos a abrazar la emoción en el trabajo.
Por otro lado, esto no significa que debamos permitir cualquier expresión emocional en cualquier momento y con cualquier persona. Somos responsables de la manera en la que manifestamos nuestras emociones. De hecho, los estados de ánimo son contagiosos, incluso si no estás vocalizando lo que sientes, lo más probable es que tu lenguaje corporal esté dando la información de cómo te encuentras. Así que, si estás inquieto o irascible, tus compañeros se van a dar cuenta. Y si no dices nada, podrían preocuparse pensando que se trata de ellos. Por lo tanto, si está reaccionando a algo que no está relacionado con el trabajo, simplemente dilo sin entrar en detalles. Esto permitirá una mayor empatía con el otro y la posibilidad de evitar malos entendidos.
En todos los casos, la gestion emocional empieza por entender y reconocer nuestras emociones. El primer paso para poder hacerlo es conectar con nuestro cuerpo. Las emociones son muy corporales y nos avisan que hay algo que atender para que podamos canalizarlo de la manera más sabia posible. Supone también preguntarnos: ¿Qué necesita mi emoción en este momento? ¿qué me quiere decir?
Cuanto más nos conozcamos y mejor sepamos regular nuestras respuestas a lo que sentimos, mayor equilibrio emocional tendremos. Evidentemente, este es un proceso de aprendizaje y de crecimiento donde nos permitimos sentir y entender las claves que nos nutren emocionalmente.
En este sentido, es de gran ayuda tener presente: ¿Qué es lo que me da alegría? ¿Cómo me siento cuando conecto con mis motivaciones? ¿Qué me aporta ser amable contigo mismo y con los demás?
Por todo ello, te animo a que utilices la sabiduría de las emociones para poder conectar con los demás, tener un mayor bienestar y trabajar de una manera más satisfactoria.